La industria de la construcción es un sector fundamental para el desarrollo económico mundial y local. En Chile, la construcción representa aproximadamente el 7,1% del Producto Interno Bruto (PIB) y genera el 8,5% de los empleos a nivel nacional (CChC, 2017), integrando a más de 30 mil empresas, donde el 98% son pymes, responsables del 81% de los puestos de trabajo y el 34% de la facturación del sector (Construye2025, 2015).
Además de su relevancia económica, la construcción es uno de los mayores consumidores de recursos a nivel mundial, utilizando cerca del 50% de la producción global de acero y más de 3 mil millones de toneladas de materias primas al año (Construye2025, 2019). El hormigón es uno de los materiales más utilizados, compuesto en un 65% a 75% de áridos (Ministerio de Obras Públicas, 2015). Este consumo intensivo de recursos hace que el sector también sea uno de los mayores generadores de residuos. En Chile se genera alrededor de 6,8 millones de toneladas anuales de residuos,
alrededor de 350 kg/hab., de los cuales un 70% son residuos inertes (Estudio Productividad en el Sector Construcción Sostenibilidad en la Industria de la Construcción”. Comisión Nacional de Productividad, 2020). Del total de residuos generados por la construcción, no más de un 6% es valorizado, lo que plantea incertidumbre sobre la efectividad con la que éste utiliza las materias primas y sobre la capacidad de éstas para satisfacer la creciente demanda por su uso.
La contribución económica del sector se basa principalmente en un modelo de economía lineal, en el que los materiales se extraen, transforman, construyen y finalmente se desechan. Sin embargo, ante los desafíos globales de disponibilidad limitada de materias primas, agua y energía, surge una necesidad urgente de avanzar hacia una economía circular en la construcción. Este enfoque no solo permite reducir la dependencia de recursos, sino que también ofrece oportunidades de creación de valor y crecimiento económico al desarrollar el desarrollo de la extracción de recursos naturales renovables y no renovables.
En este contexto, resulta fundamental adoptar estrategias de prevención de residuos desde la fase de diseño. Las decisiones en esta etapa tienen un impacto significativo en la cantidad y tipo de materiales empleados, así como en su potencial de reutilización y reciclaje. De hecho, el World Green Building Council (WGBC) estima que hasta el 80% de los impactos ambientales de un edificio se definen en la fase de diseño, lo que destaca la importancia de una planificación que integre principios de sostenibilidad desde el inicio.
Este documento, titulado “Estrategias de Prevención de Residuos desde el Diseño”, busca destacar la importancia del diseño como una herramienta estratégica para mejorar tanto la productividad como el desempeño ambiental de los proyectos.