Orientada por principios de economía circular, esta startup de Concepción confecciona estos productos para construcción con propiedades de aislación térmica, acústica y contra el fuego. Ad portas de salir a la venta, en junio próximo, Aislacor se propone fabricar hasta un millón de metros cuadrados de paneles, lo que equivale al 4% del mercado de la aislación en Chile. Una de sus plantas funciona en el histórico edificio de la fábrica Bellavista Oveja Tomé.

Fuente: País Circular

Cinco o seis camiones diarios de corteza de eucaliptus quedaban arrumbados en el trabajo que realiza la empresa Forestal Collicura, que pertenece al Grupo Esquerré, una familia de origen francés que lleva más de un siglo en la zona de Concepción con una gran diversificación en distintos rubros. En algún minuto, dentro de Forestal Collicura surgió la necesidad de qué hacer con estos cerros de residuos acumulados. En la faena común, Collicura le vende chips de eucaliptus a grandes compañías de celulosa y dentro de ese proceso siempre sobraban grandes cantidades de residuos de corteza de eucaliptus.

Comúnmente lo que se hace con esa corteza es quemarla como biomasa, y en otros países la empresa logró corroborar que incluso la entierran y la llenan de cal. En Collicura, sin embargo, tenían la idea de volverla un producto sustentable, circular, que cobrara una segunda vida. Esa fue la semilla de la empresa Aislacor, hoy a punto de salir al mercado, y cuya propuesta consiste en fabricar paneles sustentables hechos a partir de esa corteza de eucaliptus acumulada en grandes volúmenes.

“Esta innovación surge de nuestra área forestal y buscamos una solución sobre qué hacer con esa corteza. Hoy en día el 99 por ciento de los materiales de aislación son de fuentes fósiles: plumavit, lana de vidrio o lana de roca. Ha habido muy poca innovación en este tema”, diagnostica Jacques Esquerré, gerente de Aislacor.

En total, quince años de investigación dieron los frutos que la startup Aislacor hoy está disfrutando, a un paso de salir a escala industrial. El año 2008 el Grupo Esquerré decidió hacer investigación con la Universidad de Groningen, en Países Bajos, para probar qué se podría hacer con el material. Se hicieron tableros, planchas para viviendas, entre otros productos, pero con ninguno se llegó a un buen puerto. Se siguió intentanto hasta que en 2017 se halla la fórmula adecuada: aislantes térmicos en base a corteza de eucaliptus.

“Se hicieron varias pruebas con la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) de la Universidad de Concepción, y con el respaldo de fondos Crea y Valida de CORFO, conseguimos ir a Europa para buscar la tecnología para este producto. En 2022 se realizaron pruebas en Francia, Italia, y ese mismo año nace Aislacor como empresa”, explica Jacques Esquerré. Luego vino la etapa de confirmar las propiedades del producto: las evaluaciones térmicas, acústicas e ignífugas (contra el fuego), y en 2024 se piden las máquinas a Italia, que fueron fabricadas a la medida del producto.

“Esta es la primera planta en el mundo en cuanto a aislación que realiza esto. Es una innovación patentada por la Universidad de Concepción y licenciada por nosotros por 20 años”, complementa el gerente de Aislacor, para quien ha habido “dificultades en el proceso mismo, pero de a poco hemos ido avanzando, con la asesoría de las personas de las máquinas en Italia”.

Aislacor cuenta con dos plantas de producción: una en Santa Juana y la otra en la histórica Bellavista Oveja Tomé.

“Esta es la primera planta en el mundo en cuanto a aislación que realiza esto. Es una innovación patentada por la Universidad de Concepción y licenciada por nosotros por 20 años”.

Jacques Esquerré, gerente de Aislacor.

Una producción del 4% del mercado

Según Esquerré, el mercado de la aislación construye alrededor de 35 millones de metros cuadrados de paneles al año. “En términos de contaminación, no son sustentables, por provenir de fuentes fósiles”, agrega. El gerente de Aislacor asegura que, al tener mucha materia prima derivada de la corteza de eucaliptus, su empresa será capaz de producir cerca del 4 por ciento del mercado de la aislación, equivalente a entre 600 y 1 millón de metros cuadrados.

Entre las cualidades que visualiza Esquerré acerca de su producto, cita varias: se puede reutiilizar en el caso de una demolición, porque el cliente podría enviar de vuelta las planchas y Aislacor podría procesarlas otra vez; también tiene baja huella de carbono, al permanecer este elemento recapturado en las paredes en vez de quemar estos residuos forestales como se realiza cotidianamente.

Además, el coeficiente lambda, que mide la conductividad térmica de un material, es baja comparada con otros productos similares. Mientras más bajo este coeficiente, mejor será su capacidad de aislación térmica. En tanto, también fueron comprobadas su mejor aislación acústica y sus propiedades ignífugas. “Tiene todo sentido porque la corteza en sí protege al árbol de los insectos y del fuego. Creemos que es esa la propiedad que le ha dado beneficios a este producto, además de que tiene muy buena relación con la humedad”, complementa Jacques Esquerré.

Una vez que salga al mercado este año, Aislacor tendrá la opción de ser utilizados en techos, paredes, pisos, paneles SIP e incluso puertas. “Representa un cambio de paradigma para lo que es la aislación en la construcción. Hay una idea hoy en que la constructora dice: qué importa, si entremedio de las paredes, nadie ve; si pongo plumavit, nadie ve; si pongo lana de vidrio, nadie ve. Por eso la idea nuestra es meternos en eso que nadie ve, y que es sustentable y circular”, comenta el gerente, quien destaca el primer lugar que obtuvo Aislacor en la categoría de Innovación y Start-Ups de Madera21 de CORMA en 2023, consolidando su impacto y proyección positiva dentro de la industria.

La imagen general de Bellavista Oveja Tomé, donde funciona una planta de Aislacor.

“Se hicieron varias pruebas con la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) de la Universidad de Concepción, y con el respaldo de fondos Crea y Valida de CORFO, conseguimos ir a Europa para buscar la tecnología para este producto. En 2022 se realizaron pruebas en Francia, Italia, y ese mismo año nace Aislacor como empresa”.

Jacques Esquerré.

Su instalación en Bellavista Oveja Tomé

En estos momentos, Aislacor cuenta con dos plantas de producción: una, ubicada en la localidad de Santa Juana, donde se fabrican los fardos con las máquinas; y la otra, hasta donde en definitiva van estos fardos y se fabrican los paneles, situada en la histórica fábrica textil Bellavista Oveja Tomé, en la comuna homónima. “En Santa Juana estamos en un galpón de 300 metros cuadrados. No es que yo voy a estar con una prensa haciendo a mano los fardos. Es una producción importante”, aclara Esquerré.

En cuanto a la planta en Bellavista Oveja Tomé, el empresario explica que “ingresamos una consulta de pertinencia preguntando al Consejo de Monumentos Nacionales si podíamos poner una planta industrial y si podíamos hacer algunos cambios. Se nos permitió hacer ciertos cambios, pero obviamente la fachada del edificio está intacta. Es importante eso, porque las máquinas son parecidas a las antiguas máquinas textiles”.

Para junio de este año está programado que Aislacor salga al mercado nacional, y apuntan hacia tres áreas: el mercado del retail, la construcción de viviendas industrializadas y las constructoras. “Todo el mundo está yendo a algo más sustentable y creemos que será bien recibido por la gente”, asegura Esquerré.

Por último, el representante de Aislacor cree que éste es un “proyecto escalable a nivel mundial”, por la impresionante cantidad de corteza residual que hay en muchos países como Australia o Brasil. “En el mundo esta corteza es un problema para todas las empresas que producen chips. Perfectamente se podría hacer una planta de aislación en Australia o Brasil y llevar este proyecto al mercado global. Estamos partiendo en Chile como piloto, pero la idea es hacer un cambio de paradigmas en la aislación a nivel mundial”, concluye.

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