A menudo, las relaciones que se establecen entre la arquitectura y el ambiente son complejas.

Fuente: Plataforma Arquitectura

En cada sector del mundo, los antiguos pobladores han ido desarrollando y adaptando sus propias técnicas arquitectónicas en función de las condiciones climáticas únicas que caracterizaron a sus regiones. Sin embargo, en el siglo XXI, la inminente preocupación por el medio y su conservación, provocó la masiva aparición de nuevas tecnologías y técnicas constructivas que trascendieron fronteras, en la búsqueda de soluciones que permitieran brindar un confort térmico interior, pero preservando los recursos naturales. Mientras que algunos optaron por un enfoque futurista con soluciones mecánicas y tecnologías avanzadas, otros decidieron mirar hacia el pasado y retroceder en el tiempo para explorar cómo las civilizaciones que nos precedieron lograban proteger a su gente, a su arquitectura y a su entorno con las herramientas escasas o nulas. En este artículo, veremos cómo las Mashrabiyas, una solución tradicional árabe para refrigerar los interiores y dar una terminación exterior ornamental, han vuelto a aparecer como elemento significativo en la arquitectura contemporánea.

El clima de la región mediterránea se caracteriza por ser caluroso y seco. Esto se debe a que la zona está enmarcada por varias regiones desérticas, teniendo por un lado al desierto del Sáhara en el norte de África y por el otro, al desierto árabe en la Península arábiga. Naturalmente, las estructuras de la antigüedad no estaban equipadas con sistemas de ventilación mecánica, por lo que los diseños se pensaban para poder hacer frente a las condiciones naturales y optimizar el confort térmico interior a través de recursos simples, basados en lógicas físicas y químicas sencillas. La Mashrabiya, también conocida como Musharrabiya, fue introducida por primera vez en la arquitectura en las regiones árabes del Medio oriente y el norte de África. Se cree que su nombre procede de la palabra árabe “sharaba”, que se traduce como “beber”, debido a que el término Mashrabiya se utilizaba para referirse a un lugar fresco y sombreado donde las personas podían beber agua de una vasija de barro. Otros creen que la palabra derivó de “mashrafiya”, que se traduce como “observar”, por lo que a menudo también se lo asociaba con los pequeños balcones de madera que sobresalían en las casas tradicionales.

La Mashrabiya se transformó en un elemento arquitectónico tradicional, utilizado frecuentemente para cubrir las aberturas y vanos de las casas tradicionales, por un lado, por razones térmicas, y por el otro, por razones culturales. Por definición, es una pantalla perforada de madera, arcilla o piedra, que regula la luz, el calor, la ventilación y la humedad, y crea un espacio de privacidad no demasiado oscuro. La privacidad era un factor muy importante, ya que es uno de los principales valores distintivos del Islam. Sus patrones de perforación se derivaron de patrones y motivos islámicos, y cada patrón servía de forma única para un propósito específico; los diseños detallados se utilizaban para espacios que requerían más privacidad, mientras que las formas geométricas grandes se utilizaban para espacios más públicos que necesitaban mayor flujo de aire y luz. La Mashrabiya se convirtió en un ejemplo de cómo la estética y la funcionalidad pueden ir de la mano.

Aunque la Mashrabiya es de origen árabe, fue ampliamente utilizada en Brasil durante los períodos de la colonización portuguesa con el nombre de Muxarabi. Aunque su aplicación ha ido disminuyendo a lo largo de los años por la aparición de nuevos recursos para la filtración solar, aún es posible encontrar proyectos contemporáneos en el país, y en todo el mundo, que utilizan ampliamente este elemento arquitectónico. Las Mashrabiyas, poco a poco, comenzaron a ser reimaginadas para adaptarse a las necesidades actuales (ya que, en su concepción original, se consideran un elemento caro en términos de fabricación y mantenimiento). Además, la privacidad ya no es un factor tan crucial, por un lado, porque las culturas que se han apropiado de este elemento tradicional tienen otras concepciones sobre la misma, y por el otro, porque la propia arquitectura ha desarrollado sus propios elementos para proporcionarla y regularla. En cualquier caso, las Mashrabiyas han evolucionado en cuanto a su forma y materiales, logrando adaptarse a las necesidades arquitectónicas del siglo XXI.

mashrabiya

Como ya se ha dicho, la arquitectura islámica le daba una gran relevancia a la intimidad. En ese entonces, las Mashrabiyas se utilizaban para bloquear la visión de los vecinos o de la gente que caminaba por la calle, evitando que miraran lo que había más allá de los muros perforados. En los países donde las condiciones climáticas eran extremas, las fachadas se construían enteramente como Mashrabiyas para permitir la circulación natural del aire y la difusión de la luz en todos los espacios del edificio, manteniendo la privacidad de los residentes. Los materiales más utilizados eran la arcilla, el ladrillo y la piedra.

Aunque las Mashrabiyas eran consideradas un dispositivo para separar visualmente los espacios privados de los públicos, a menudo la gente deseaba más luz o una mayor apertura en ciertas zonas de sus viviendas, por lo que instalaban pantallas que podían moverse o abrirse para dar al usuario la posibilidad de ajustarse según sus propias necesidades. El material más utilizado para los estas pantallas es la madera, por su ligereza y facilidad de maniobra.

En cuanto a las particiones interiores, las Mashrabiyas se utilizaron como límites de segmentación livianos, ya que no eran demasiado imponentes ni interrumpían en la continuidad del espacio. Además de ser funcionales, estos tabiques también añadían un sentido decorativo al espacio interior. Dependiendo del concepto de diseño, los tabiques interiores podían ser de madera y arcilla, lo que limitaba la cantidad de peso con el que se sobrecargaba el piso.

En el siglo XXI se produjo un aumento en la construcción de torres acristaladas de gran altura. Esto dificultó la incorporación de las tradicionales Mashrabiyas debido a su coste de fabricación y mantenimiento, así como también por su deficiente comportamiento para este tipo de escala y tipología arquitectónica. Sin embargo, estos edificios aún requerían de una solución frugal que evitara los elevados gastos de consumo energético, por lo que los arquitectos decidieron retomar estas técnicas históricas desde una visión contemporánea. La fabricación digital ha permitido a los arquitectos recrear la Mashrabiya tradicional y añadirla como una capa integrada en el sistema de fachada del edificio, aprovechando sus cualidades funcionales y estéticas.

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