Diversos sectores del servicio público, academia, industria y ciudadanía, entre otros, liderados por el Ministerio del Medio Ambiente, están en la etapa de recolección de antecedentes y elaboración del anteproyecto de la Norma Primaria de Calidad Ambiental para Ruido, en un proceso que comenzó hace tres años. Esta norma apunta a proteger la salud de las personas frente a este contaminante, cuya presencia se hace evidente en las crecientes denuncias ciudadanas, cuya fiscalización recae en la Superintendencia del Medio Ambiente en lo que respecta a fuentes fijas, y donde también las municipalidades juegan un rol esencial a través de sus ordenanzas. Para ahondar en el tema, País Circular conversó con el Dr. Enrique Suárez, decano de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería de la UACh; Nelson Rojas, jefe del Departamento de Contaminación Acústica de la Municipalidad de Santiago; Priscilla Parra, presidenta de la Junta de Vecinos “Parque Residencial Valle Dorado”, de Estación Central; la Dra. Paz Emparanza, médico otorrinolaringóloga de la U. de Chile; y Domingo Pacini, ingeniero en sonido y socio fundador de Ruido Ambiental SpA.

Fuente: País Circular

Más del 50% de las denuncias que llegan a la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA) se asocian a infracciones a normas de ruidos; hoy, un problema medioambiental y de salud pública que está lejos de resolverse. Por ello es que, con el objetivo de proteger la salud de las personas,  se encuentra actualmente en elaboración una Norma Primaria de Calidad Ambiental para Ruido, bajo la responsabilidad del Ministerio de Medio Ambiente (MMA).

Las Normas Primarias de Calidad Ambiental se refieren a elementos cuya presencia o carencia en el ambiente pueden constituir un riesgo para la vida o salud de la población. Y en el caso de una Norma Primaria de Calidad Ambiental para Ruido, permitirá regular los niveles de ruido ambiental que se generan de la emisión conjunta de las distintas fuentes de ruido presentes en un territorio; generará la posibilidad de declarar zonas latentes y saturadas; y, sobre esa base, contar con Planes de Prevención y/o Descontaminación (PPDA) para diseñar e implementar medidas de control y/o mitigación para reducir la exposición de la población al ruido.

“Para ruido tenemos normas de emisión para fuentes fijas y normas de emisión para fuentes móviles, pero no tenemos una norma que permita establecer un valor de calidad en el medio. Es decir, que mida el conjunto de las fuentes que generan el ruido ambiental, por ejemplo, en una ciudad. Y esas mediciones se hacen con redes de monitoreo que están certificadas”, explica Enrique Suárez, decano de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad Austral de Chile (UACh) y académico del Instituto de Acústica de dicha casa de estudios.

“Para llegar a la elaboración de esta Norma Primaria de Calidad Ambiental para Ruido se ha desarrollado una serie de estudios de diagnóstico en las ciudades, a través de la realización de mapas de ruido, que son cartografías acústicas que representan la distribución del ruido en un lugar (…) En los mapas de ruido se identifican las zonas que tienen mayores y menores niveles de ruido y son el diagnóstico que ha permitido tener información ambiental para identificar, primero, la necesidad de tener una regulación tipo Norma Primaria de Calidad y, segundo, los datos que son la base para trabajar cuáles van a ser los futuros límites que va a tener esta norma”, detalla el docente de la UACh.

“Para llegar a la elaboración de esta Norma Primaria de Calidad Ambiental para Ruido se ha desarrollado una serie de estudios de diagnóstico en las ciudades, a través de la realización de mapas de ruido, que son cartografías acústicas que representan la distribución del ruido en un lugar”.

Enrique Suárez, decano de Ingeniería y académico del Instituto de Acústica de la UACh.

Con respecto al proceso de elaboración de una Norma Primaria de Calidad Ambiental, existe un procedimiento regulado y que debe sortear varias etapas. “Hay un período donde se reúnen los antecedentes y se trabaja un anteproyecto de norma, que después es publicado. A esto le sigue una etapa de participación ciudadana para emitir observaciones y, posterior a ello, se elabora el proyecto definitivo de norma, para que después sea tramitado como un decreto supremo”, aclara Suárez.

“Actualmente estamos en la etapa de reunir antecedentes y se está trabajando en el anteproyecto. Hay una instancia, que es el Comité Operativo, donde participan de la discusión todos los servicios públicos que tienen competencia en el área que se va a regular y, por otro lado, el Comité Operativo Ampliado, del que participan universidades, empresas, laboratorios y ONG, entre otros actores de la sociedad”, añade el Decano de Ingeniería de la UACh.

En cuanto a los plazos, Suárez afirma que “sería una buena noticia que el anteproyecto de norma esté de aquí a fines de año o principios del próximo. Pero que la norma sea publicada, lo más seguro es que tome más de un año. De todas maneras, hablar de uno o dos años para los procesos normativos es una fecha que es muy cercana”.

Enrique Suárez se ha involucrado directamente en el elaboración de esta normativa, que surge del trabajo colaborativo entre el MMA y la Universidad Austral, que ha participado de forma activa, no solo a través de mapas de ruido desarrollados en su Instituto de Acústica, sino también con presencia en instancias como el Comité Operativo Ampliado.

“Además, ejecutamos un estudio, que es un proyecto FONDEF (Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico), donde analizamos mediciones de ruido ambiental con Inteligencia Artificial. Esto, con la idea de que las estaciones de monitoreo que están asociadas a la futura Norma Primaria de Calidad Ambiental, tengan un apoyo de análisis de la información, ocupando tecnología que está muy en boga”, afirma el académico sobre este proyecto en colaboración con el MMA y empresas privadas.

“A nivel latinoamericano, comparando el desarrollo normativo de acústica ambiental con otros países, en Chile tenemos pocas normas, pero muy efectivas. Son reconocidas a nivel internacional y, por lo mismo, esta Norma Primaria de Calidad Ambiental para Ruido llega cuando ya tenemos información necesaria, que fue difícil de levantar y que implicó años de esfuerzo”, relata el académico.

Esta opinión es compartida por el ingeniero en sonido y magíster en Medio Ambiente de la USACH, Domingo Pacini: “Para la realidad de América Latina, Chile lidera en la materia, porque aborda el ruido de manera muy estratégica durante los procesos de tramitación ambiental. Todos los proyectos que se instalan tienen que asegurar cumplir con la normativa”.

“[Las principales fuentes de reclamos recibidos corresponden a] faenas de construcción, trabajos, restaurantes, pubs o similares, alarmas, lugares de culto religioso y motores de extracción de aire. Si bien se fiscaliza tanto en horario diurno como nocturno, resulta imperativo el control nocturno”.

Nelson Rojas, jefe del Departamento de Contaminación Acústica de la Municipalidad de Santiago.
Dr. Enrique Suárez, decano de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería de la UACh; ; Dra. Paz Emparanza, médico otorrinolaringóloga de la U. de Chile.

Experiencia municipal

La Norma Primaria de Calidad Ambiental para Ruido se elabora en un momento en que las denuncias ciudadanas por esta problemática van en un aumento. Además, se suma a las modificaciones a la Norma de Emisión de Ruidos Generados por Fuentes que Indica (fuentes fijas), correspondiente al Decreto Supremo Nº38/2011, del Ministerio del Medio Ambiente, aprobadas en marzo de este año por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático.

Según datos reportados por la SMA en abril, solo en 2024 -hasta esa fecha-, habían ingresado más de mil denuncias por ruido a nivel nacional, con Santiago como la comuna con más quejas. Y ahí es donde también los municipios juegan un rol clave, ya que están facultados para regular, por medio de ordenanzas, ruidos molestos producidos dentro de su territorio.

Nelson Rojas, jefe del Departamento de Contaminación Acústica de la Municipalidad de Santiago, explica cómo opera la Ordenanza N°116 sobre Actividades Ruidosas y Fuentes Emisoras de Ruido en la comuna.

“El municipio de Santiago cuenta con el Departamento de Control de Contaminación Acústica, que atiende los reclamos ingresados por los vecinos o solicitudes del Municipio a través de los canales disponibles; es decir, el fono Aló Santiago, correo electrónico, información remitida de otras Direcciones Municipales y solicitudes de organismos del Gobierno Central o Ministerio del Medio Ambiente, por ejemplo”.

“Al lugar acude un equipo de inspectores premunidos con un sonómetro integrador,  debidamente calibrado y certificado, que cumple con las exigencias establecidas en el Decreto Supremo N°38/2011 del MMA. Esta fiscalización, certificada por Norma ISO9001:2015 de Calidad, se efectúa para determinar si las emisiones denunciadas al domicilio de la persona que ingresó el reclamo o solicitud, cumplen con los niveles máximos permitidos en la Ordenanza N°116. Cuando los rangos medidos son sobrepasados en la normativa legal vigente, en correlación con el Plan Regulador Comunal, se concurre a donde el responsable y se cursa una Denuncia al Juzgado de Policía Local correspondiente”, explica Rojas.

Además, el jefe del Departamento de Contaminación Acústica de Santiago indica que las principales fuentes de reclamos recibidos corresponden a “faenas de construcción, trabajos, restaurantes, pubs o similares, alarmas, lugares de culto religioso y motores de extracción de aire. Si bien se fiscaliza tanto en horario diurno como nocturno, resulta imperativo el control nocturno”.

“Alrededor del 58% de las denuncias en Estación Central tiene que ver con ruidos molestos, principalmente ligadas al rubro inmobiliario. Y es que en menos de 10 años la comuna vivió una cantidad indiscriminada de construcciones y la comuna se llenó de edificios enormes”.

Priscilla Parra, presidenta de la Junta de Vecinos “Parque Residencial Valle Dorado”, de Estación Central.
Priscilla Parra, presidenta de la Junta de Vecinos “Parque Residencial Valle Dorado”, de Estación Central; Domingo Pacini, ingeniero en sonido y socio fundador de Ruido Ambiental SpA.; Nelson Rojas, Jefe del Departamento de Contaminación Acústica de la Municipalidad de Santiago.

Domingo Pacini, en tanto, destaca una dificultad respecto a la fiscalización ya que, “a diferencia de otros contaminantes, en ruido se detiene la fuente, se detiene la actividad y no tienes cómo saber si se sobrepasó o no la norma. Por eso es más complejo, porque se tiene que fiscalizar en el momento y lugar en que se produce el reclamo”.

Otra comuna en la región Metropolitana que registra altos niveles de ruido es Estación Central, producto de la nutrida actividad comercial, la presencia de terminales de buses y estación de ferrocarriles, y la gran cantidad de edificios construidos el último tiempo, entre otros factores.

La dirigenta vecinal de esa comuna Priscilla Parra, presidenta de la Junta de Vecinos “Parque Residencial Valle Dorado”, de Estación Central, comenta que en 2022 se aprobó la ordenanza sobre Prevención y Control de Ruidos Molestos que, entre otras medidas, lanzó un Fono Único para denuncias, que funciona las 24 horas. La fiscalización recae en Inspectores Municipales y en Carabineros de Chile.

“Alrededor del 58% de las denuncias en Estación Central tiene que ver con ruidos molestos, principalmente ligadas al rubro inmobiliario. Y es que en menos de 10 años la comuna vivió una cantidad indiscriminada de construcciones y la comuna se llenó de edificios enormes”, señala Parra y añade que esos mega edificios, conocidos como “guetos verticales”, representan la principal fuente de contaminación acústica en Estación Central.

“Esto vino a interrumpir la vida de barrio que tenían ciertos sectores en la comuna, ya que hoy tenemos problemas de sobrepoblación y problemas graves de ruido. Por lo tanto, el municipio tuvo que hacer frente a esta realidad con una ordenanza. Por otro lado, ya no se otorgarán más permisos de edificación para nuevas construcciones, dado que por primera vez la municipalidad inició el proceso para su plan regulador”, indica la presidenta de la Junta de Vecinos “Parque Residencial Valle Dorado”.

“La contaminación acústica puede producir un daño irreversible en el sistema auditivo de las personas. De hecho, existe la presbiacusia, que es el envejecimiento fisiológico del sistema sensorial, y la socioacusia, que es el deterioro de dicho sistema, producidos por la contaminación acústica ambiental”.

Dra. Paz Emparanza, otorrinolaringóloga, directora médica de Centro médico Otomed.

Impactos en la salud y calidad de vida

La urgencia por regular la contaminación acústica radica en los severos efectos que provoca sobre la salud. Y es que además de molestia, alteración del sueño y estrés, la exposición a ruidos excesivos puede desencadenar enfermedades cardiovasculares, como la cardiopatía isquémica.

Asimismo, según afirma la médico otorrinolaringóloga Paz Emparanza, “la contaminación acústica puede producir un daño irreversible en el sistema auditivo de las personas. De hecho, existe la presbiacusia, que es el envejecimiento fisiológico del sistema sensorial, y la socioacusia, que es el deterioro de dicho sistema, producidos por la contaminación acústica ambiental. Las personas que viven en zonas rurales, donde hay menos contaminación acústica tienen mejor audición a lo largo del tiempo que las que vivimos en las grandes ciudades”.

“El oído humano tolera hasta 70 decibeles (dB). De 85 dB hacia arriba pueden causar daño a la audición dependiendo del tiempo de exposición. Si el tono del ruido es muy alto, la audición se puede dañar instantáneamente, aunque el tiempo de exposición sea muy poco. Por ejemplo, una explosión a pocos metros de la persona. Por tanto, el daño auditivo va a depender del tiempo de exposición al ruido ambiental y la magnitud del tono”, subraya la directora médica de Centro médico Otomed.

Con respecto a las fuentes de ruido más peligrosas, Emparanza destaca que una proviene del rubro de la construcción, y enfatiza en el daño al que también están expuestos los trabajadores. “Como el ruido que producen las construcciones es alto y mantenido en el tiempo, se le indica por norma a los trabajadores que el uso de protectores auditivos es obligatorio. Pero generalmente, como la contaminación acústica no produce un dolor físico, las personas no tienen conciencia del gran daño auditivo, aunque lo notarán a futuro”, asegura la profesional, quien apunta que el daño auditivo por ruido es 100% prevenible.

Respecto a cómo avanzar, la doctora subraya en la necesidad de contar con la Norma Primaria de Calidad de Aire para Ruidos que permita “desarrollar Planes de Prevención y Descontaminación, pero también muy importante es la educación a la población y crear conciencia al respecto”.

Domingo Pacini, en tanto, pone énfasis en la afectación sobre la calidad de vida de las personas, lo que tiene que ver principalmente con la molestia. “Ahí entramos en un ámbito que es mucho más complejo, porque la molestia no es un parámetro objetivo. Es subjetivo. Depende hasta el estado de ánimo de las personas”.

“Uno puede estar expuesto a un nivel de ruido durante el día y si no está haciendo una actividad que requiere una concentración particular, quizás no le da importancia. Recuerdo hace un par de años, frente a una construcción “X”, los reclamos se concentraban entre las dos y las tres de la tarde, lo que resultaba súper llamativo. Era porque muchas de las personas que vivían ahí, que eran de edad avanzada, veían teleseries a esa hora, y no se podían concentrar en su actividad”, expresa el Ingeniero en sonido.

“También hemos tenido reclamos de personas que dicen que de noche no pueden dormir. Y aunque uno nota que los niveles de ruido son bajos, en torno a 35 decibeles, es un ruido que por su naturaleza es molesto, por ejemplo la gotera de una llave. Por tanto, la molestia no está dada en la cantidad de decibeles, sino que simplemente en el hecho de que se pueda percibir”, sentencia el experto.

“A diferencia de otros contaminantes, en ruido se detiene la fuente, se detiene la actividad y no tienes cómo saber si se sobrepasó o no la norma. Por eso es más complejo, porque se tiene que fiscalizar en el momento y lugar en que se produce el reclamo”.

Domingo Pacini, ingeniero en sonido y socio fundador de Ruido Ambiental SpA.
Medición de ruido (foto: UACh).

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