La pandemia ha acelerado los procesos de digitalización en prácticamente todos los sectores empresariales.
Fuente: Interempresas
Según datos de KPMG, un 80% de los CEOs asegura que la transformación de su modelo operativo se ha acelerado a raíz de la crisis sanitaria. Otro informe realizado por la compañía tecnológica Salesforce apunta a que 7 de cada 10 empresas en España se han digitalizado como respuesta al COVID-19.
Sin embargo, el sector de la arquitectura, ingeniería y construcción (AEC) parte de unos niveles más bajos en cuanto a transformación digital. Tradicionalmente ha sido uno de los menos activos en la adopción de nuevas tecnologías y la inversión en I+D ha sido menor en comparación con otras industrias. No obstante, el mundo post-pandémico dibuja nuevos retos y en este contexto económico y social que se avecina, la digitalización será fundamental para mantener la competitividad de una actividad que aporta, hoy, el 5% del PIB en nuestro país.
La inversión en innovación y talento digital, así como la adopción de nuevas tecnologías y formas de trabajar, serán los factores de tracción claves para la mejora de la productividad, eficiencia y la profesionalización de empresas y trabajadores de esta industria. Una de las metodologías que aporta más valor en este sentido es BIM (Modelado con Información para la Construcción), que se convertirá en una necesidad para permitir la supervivencia de las organizaciones del sector.
No existen ya dudas de que BIM se está imponiendo como el estándar de la industria en todo el mundo, sin embargo, en España, su nivel de madurez es considerablemente menor, si nos comparamos con otros países de nuestro entorno. Bien es cierto que tampoco hay que negar un avance paulatino en la adopción del modelo y sus tecnologías asociadas en los últimos años. Y, efectivamente, aunque el ritmo de implementación es más pausado, su crecimiento se ha mantenido de forma sostenida. De hecho, desde 2017 la inversión en esta metodología ha superado los 2.000 millones de euros. En el sector público, el importe total de licitaciones BIM llega ya a los 752 millones de euros en 2020, un 14% de incremento respecto a 2019, a pesar de la pandemia. En el ámbito privado, la lista de organizaciones que requieren BIM de manera contractual también crece año tras año, siendo los sectores de residencial, alimentación, distribución, logística, deportivo o de prefabricación industrial los principales motores.
La metodología BIM supone, por tanto, una auténtica revolución en la medida en que viene a cambiar los métodos de trabajo y transformar la cadena de producción y gestión de la edificación y las infraestructuras. Hay que destacar que su avance no se debe únicamente a las exigencias normativas y obligatoriedad para la adjudicación de proyectos de construcción, sino a las ventajas competitivas que aporta a todas las empresas y agentes involucrados en los proyectos de construcción. Los beneficios que aporta son múltiples y van desde el ahorro de tiempo y la optimización y estandarización de procesos, a la reducción de errores y costes, así como de los riesgos en materia de seguridad y salud, además de la mejora de la eficacia, calidad y competitividad de los proyectos.
El BIM abarca todas las fases del ciclo de vida del edificio o infraestructura, permite llevar a cabo la construcción virtual a través del modelado 3D ayudando a visualizar el edificio, para así detectar posibles errores y resolver problemas complejos en la fase de diseño. Otra de sus características más interesantes es que favorece la cooperación y la comunicación e introduce un modelo de trabajo colaborativo entre todos los agentes implicados en el proceso constructivo, mejorando los flujos de trabajo. En definitiva, permite a todas las partes interesadas planificar, construir y gestionar de forma más eficiente un edificio y su infraestructura. Todo ello redunda, a su vez, en una mayor rentabilidad.
No debemos olvidar la vertiente de la sostenibilidad. BIM es una herramienta útil para promover la construcción sostenible, ya que permite predecir y minimizar la huella de carbono del proyecto y el rendimiento energético del edificio. Un modelo BIM proporciona los datos necesarios para realizar cálculos de energía y así seleccionar los mejores materiales. Asimismo, en el caso de las tuberías de agua, ayuda a calcular los recorridos más cortos con curvas y uniones mínimas, lo que repercute en el ahorro de materiales y la mejora del flujo del agua, minimizando posibles fugas. Por tanto, los fabricantes que ya cuentan con objetos BIM contarán con una ventaja competitiva ayudando a cumplir con los cada vez más exigentes requerimientos normativos en cuanto sostenibilidad.
La metodología BIM es una oportunidad para afrontar con éxito el futuro digital. Ha dejado de ser tendencia para convertirse en revolución. España no debe perder el tren, si quiere estar a la vanguardia del sector de la edificación, no solo a nivel nacional sino internacional. Es necesario, además de un apoyo institucional, una mayor financiación desde la Administración Pública. Desde el ámbito privado, los fabricantes debemos seguir impulsando su implementación y convertirnos en socios relevantes para lograr maneras de construir más seguras, sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Debemos actualizar nuestros recursos, apostar por la gestión del cambio, capacitar al talento y redoblar los esfuerzos para adaptarnos a los flujos de trabajo digitales.
Todos debemos contribuir a lograr la ansiada digitalización para crear un entorno competitivo más dinámico, e impulsar así el crecimiento del sector de la construcción y de la economía tras la pandemia. Las crisis abren siempre nuevas oportunidades. El camino es largo, pero, sin duda, merecerá la pena.