A pocos días de que comience el invierno, época en que empeora la calidad del aire en muchas ciudades del país, especialmente en la zona centro-sur, ya se han debido decretar medidas de restricción para reducir los niveles de material particulado. Si bien este es un tema relevante en la agenda nacional, los índices de contaminación atmosférica se mantienen altos, pese a los distintos programas impulsados de acuerdo a los requerimientos específicos de cada región. Para ahondar en esta problemática y sus posibles soluciones, País Circular conversó con Sonia Reyes, Seremi del Medio Ambiente de la Región Metropolitana; Luis Díaz-Robles, Doctor en Ingeniería Ambiental; Estela Blanco, Epidemióloga del Centro de Investigación en Sociedad y Salud de la Universidad Mayor; y Carlos Manzano, Director de Escuela de Ciencias Ambientales y Biotecnología de la Universidad de Chile.

Fuente: País Circular

En marzo de este año, la empresa suiza IQAir publicó un informe que posicionó a Chile como el cuarto país con peor calidad del aire en Latinoamérica durante 2023, destacando a Coyhaique como la ciudad más contaminada. Y según los pronósticos de especialistas, este 2024 el escenario no será muy diferente. De hecho, desde mayo se han tenido que decretar alertas y preemergencias ambientales en diversas regiones del país, como Ñuble, Biobío, O’Higgins, Maule, La Araucanía y la Región Metropolitana, por mencionar algunas. De ahí la importancia de actuar con medidas efectivas, especialmente en la temporada de Gestión que Episodios Críticos (GEC), en la que se activan Planes de Prevención y/o Descontaminación Atmosférica.

En la Región Metropolitana, este periodo se inició el 1 de mayo y se extenderá hasta el 31 de agosto. En mayo hubo 3 alertas ambientales, mientras que en los 10 primeros días de junio ya van 6 alertas y 2 preemergencias ambientales. Al respecto, la Seremi del Medio Ambiente de la Región Metropolitana, Sonia Reyes, señala que “la semana pasada estuvimos con estabilidad atmosférica en la cuenca, lo que favoreció la acumulación de contaminantes provenientes de la actividad humana, transporte, uso de leña, industria y maquinaria, entre otros. Hay que recordar que la Región Metropolitana tiene más de 7 millones de habitantes, cuyas actividades generan un impacto en las concentraciones de contaminantes en la atmósfera”.

Sin embargo, añade, “con las últimas precipitaciones mejoraron las condiciones de ventilación y, con ello, aumentó la dispersión de los contaminantes, lo que ayudó a evitar que el fin de semana pasado tuviéramos niveles elevados de contaminantes”. A la fecha, señala la Seremi, hemos declarado 9 alertas y 2 preemergencias en la Región Metropolitana. Sin embargo, dice, “solo se han constatado 8 alertas y ninguna preemergencia. Esta diferencia se debe a que la declaración de un episodio crítico (alerta o preemergencia) se realiza con espíritu preventivo, para evitar que las personas estén expuestas a esos niveles de contaminación”.

“Al momento de hacer un pronóstico siempre se espera no llegar a dicho nivel y, para ello, se aplican las medidas correspondientes como restricción vehicular, prohibición de uso de leña y pellet en zonas rurales de la región, entre otras. En cambio, un episodio constatado ocurre cuando efectivamente se registran altos niveles de contaminación en las estaciones de monitoreo de calidad del aire”, explica la Seremi.

Asimismo, añade que es necesario considerar otro elemento: la cantidad de horas con niveles altos de contaminación, es decir, cuánto tiempo estuvo expuesta la población a ese nivel de contaminación atmosférica. “En lo que va de 2024 hemos tenido 79 horas por alerta por MP 2,5. A igual fecha el año 2015, por ejemplo, se habían registrado 245 horas de alerta ambiental y 14 horas en preemergencia. Esto es una buena noticia, porque significa una menor exposición a los contaminantes”.

El Doctor en Ingeniería Ambiental Luis Díaz-Robles, en tanto, señala que las recientes alertas y preemergencias subrayan la necesidad de fortalecer las medidas preventivas, “mejorando la eficacia y fiscalización de la restricción vehicular, la prohibición y fiscalización de calefactores residenciales de leña o pellets, y promoviendo el uso de tecnologías más limpias, especialmente en el sector industrial, y cocinas en restaurantes y casinos de comida”.

“Es relevante además considerar la prohibición a las cocinerías callejeras o informales y a las motos ‘zancudo’ o ‘mosquito’, que usan una mezcla de combustible prohibido para las fuentes móviles en un motor ineficiente y no tiene sistemas de control o abatimiento de contaminantes atmosféricos”, detalla el Ingeniero Civil Químico.

“Vemos la persistencia del uso de la leña en gran parte de la región y eso es algo que tenemos que disminuir, porque genera altas concentraciones de material particulado grueso. Si bien en el área rural de la región están permitidos los calefactores, es ideal empezar a cambiar esa forma de calefacción”.

Sonia Reyes, Seremi del Medio Ambiente de la Región Metropolitana.
Sonia Reyes, Seremi del Medio Ambiente de la Región Metropolitana; Carlos Manzano, Director de la Escuela de Ciencias Ambientales y Biotecnología de la Universidad de Chile.

Valoración de las medidas

Precisamente, en cuanto a acciones implementadas en la Región Metropolitana, la Seremi del Medio Ambiente hace un balance positivo. “Con la aplicación de Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica (PPDA) las medidas han sido muy eficaces en el tiempo, porque tanto el material particulado grueso (MP 10) como el fino (MP 2,5), han ido bajando sus concentraciones sistemáticamente”, afirma Reyes, destacando que este PPDA está en constante proceso de actualización.

“Por ejemplo, la restricción vehicular funciona, porque permite no solo disminuir la cantidad de vehículos circulando, sino porque agiliza las velocidades de circulación. Los motores tienden a emitir más contaminantes en velocidades bajas que en regulares. Entonces, eso también está asociado a la disminución de la congestión que implica la restricción vehicular. A esto se suma el mejoramiento de las bencinas y la tecnología de los automóviles en general”, comenta la autoridad metropolitana.

Eso sí, en lo que respecta a la quema de leña, la Seremi es más cautelosa en su análisis, haciendo un llamado a la voluntad y colaboración de la ciudadanía: “Vemos la persistencia del uso de la leña en gran parte de la región y eso es algo que tenemos que disminuir, porque genera altas concentraciones de material particulado grueso. Si bien en el área rural de la región están permitidos los calefactores, es ideal empezar a cambiar esa forma de calefacción”.

“Hay sectores acomodados que usan leña de forma recreacional, como en segundas viviendas y en ese caso es más factible recurrir a alternativas de calefacción de menor emisión. Pero hay sectores en que se utiliza leña por los costos más bajos, aunque eso también está asociado a una venta ilegal, a leña no certificada y que tiene otros impactos sanitarios, no solo ambientales”, expone la Seremi.

“Entonces, por una parte es una conciencia personal de colaborar y, por otro, una responsabilidad que tenemos como servicios públicos de ir señalando con mucha claridad que es necesario hacer ese cambio dentro de la región”, puntualiza.

Al respecto, una medida que sí considera exitosa Sonia Reyes, es el programa de recambio de calefactores, con el fin de reducir las emisiones de contaminantes a nivel residencial: “A la fecha se han cambiado más de 10.000 calefactores y eso ha permitido retirar muchas toneladas de carbón o de material particulado de la atmósfera. Solo el año pasado pudimos cambiar 1.177 calefactores, así que es un programa que funciona”.

Carlos Manzano, Director de la Escuela de Ciencias Ambientales y Biotecnología de la Universidad de Chile, es más critico respecto a la efectividad de las medidas. “Resultan eficientes al controlar una o algunas variables, pero lastimosamente existen más factores que determinan la calidad del aire. Además, implementar estas medidas siempre tiene las complicaciones propias de la gestión ambiental: poca fiscalización, a veces normativa poco clara y tiempos de ejecución que se pueden demorar, como en el caso del reemplazo de calefactores. Por lo tanto, son medidas que apuntan hacia el objetivo correcto, pero que han demostrado ser complejas de implementar”.

Esta opinión es compartida por Luis Díaz-Robles: “La restricción vehicular y la prohibición de calefactores a leña han mostrado eficiencia limitada, pues falta más fiscalización y compromiso de la ciudadanía. Estas medidas reducen parcialmente las emisiones, pero su efectividad depende de la implementación estricta, y del apoyo con alternativas tecnológicas y energéticas. Cabe destacar que es imprescindible actualizar, al menos cada tres años, los inventarios de emisiones de contaminantes atmosféricos, especialmente para incluir aquellas fuentes emergentes”, asegura el Doctor en Ingeniería Ambiental.

“Implementar estas medidas siempre tiene las complicaciones propias de la gestión ambiental: poca fiscalización, a veces normativa poco clara y tiempos de ejecución que se pueden demorar, como en el caso del reemplazo de calefactores. Por lo tanto, son medidas que apuntan hacia el objetivo correcto, pero que han demostrado ser complejas de implementar”.

Carlos Manzano, Director de la Escuela de Ciencias Ambientales y Biotecnología de la U. de Chile.

Situación en el sur de Chile

La Región de La Araucanía, en su centro urbano, es una de las más afectadas por contaminación atmosférica, especialmente Temuco y Padre Las Casas, donde ha centrado sus estudios Estela Blanco, Epidemióloga del Centro de Investigación en Sociedad y Salud de la Universidad Mayor.

“La región tiene una historia larga con la contaminación por quema de leña. Y una historia larga de intervenciones o posibles mitigaciones a través del Plan de Descontaminación (PDA). En sí, siento que el PDA es un buen plan, pero la evidencia muestra que si bien se aprecia una reducción año a año, en los últimos 10 años por ejemplo, en el fondo los niveles de contaminación siguen siendo súper altos. Porque es un problema enorme el de Temuco, Padre Las Casas, Coyhaique, Osorno y, en general, de todas las ciudades del sur, menos Punta Arenas”, señala la Doctora en Salud Pública de la Universidad de Chile.

“Aunque las medidas de mitigación son buenas, como el recambio de calefactores o la insulación (aislación de espacios) de casas, que tiene que ver con un cambio de infraestructura de una vivienda particular, mucha gente siente que son programas sumamente burocráticos y difíciles de acceder. Por eso es importante bajar las barreras para que el pueblo participe de estos planes que en sí son buenos”, plantea Blanco.

Es un hecho que la calidad del aire empeora en las comunas del sur de Chile, precisamente por la quema de leña. Sin embargo, indica la experta, “no se puede culpar a una persona en Temuco o Padre Las Casas de usar leña, porque hay toda una tradición de quema de leña para calefaccionar las casas. Además, como fuente de calefacción, es de cuatro a siete veces más económica que otra fuente”.

“Por lo tanto, considerando que La Araucanía es la región más pobre de Chile, tampoco se puede prohibir. Al menos, no mientras no haya un subsidio, por ejemplo, al gas o la electricidad, como hay en Punta Arenas, donde gracias a esto no existen niveles altos de contaminación atmosférica”, aclara Blanco.

Luis Díaz-Robles, Gerente General de PARTICULAS SpA y MIMASOFT, coincide con lo anterior: “En ciudades críticas se requieren subsidios para la transición a energías más limpias y la modernización de sistemas de calefacción, acompañados de campañas de concienciación. También es importante revisar las normas relacionadas con pellets de madera, especialmente para velar por la calidad y fiscalización de este combustible para una mejor combustión en estufas adecuadas”.

Es también lo que sugiere el académico Carlos Manzano. “Implementar medidas que reduzcan la necesidad de usar tanta leña para calefacción está relacionado con un concepto que se ha desarrollado recientemente, que es la pobreza energética. Es decir, las barreras y limitantes que tienen ciertos grupos humanos de obtener la energía que necesitan para proporcionar ambientes confortables para vivir. Por ejemplo, asegurar un buen aislamiento de las viviendas”.

“Entregando ayudas a las familias que están en situación más compleja, para que puedan alcanzar ciertos estándares de confort, pone al centro el bienestar de la población y, al mismo tiempo, permite reducir la cantidad de contaminantes en la atmósfera local”, subraya el Director de Escuela de Ciencias Ambientales y Biotecnología de la U. de Chile.

“Aunque las medidas de mitigación son buenas, como el recambio de calefactores o la insulación (aislación de espacios) de casas, que tiene que ver con un cambio de infraestructura de una vivienda particular, mucha gente siente que son programas sumamente burocráticos y difíciles de acceder”.

Estela Blanco, Epidemióloga del Centro de Investigación en Sociedad y Salud de la U. Mayor.
Estela Blanco, Epidemióloga del Centro de Investigación en Sociedad y Salud de la U. Mayor; Luis Díaz-Robles, Doctor en Ingeniería Ambiental, Gerente General de PARTICULAS SpA y MIMASOFT.

Temas pendientes

Aunque son distintas las aristas las que se deben abordar para minimizar el problema de la mala calidad del aire en Chile, hay varios temas pendientes por resolver, tal como indican los especialistas.

“Uno es evaluar más las emisiones, por ejemplo de todo lo que se llama emisiones fuera de ruta, que son maquinarias que operan a petróleo o que tienen generadores eléctricos a petróleo, que generan material particulado”, explica la Seremi del Medio Ambiente de Santiago, Sonia Reyes.

“Esas emisiones no están reguladas como establecimiento industrial, ni tampoco se asocian a las medidas que afectan al transporte, porque son motores que están cumpliendo funciones fijas. Por lo mismo, encargamos un estudio para evaluar cuánto contribuyen a la contaminación. Porque si es un monto significativo, entonces nos veremos en la obligación de diseñar medidas para fiscalizar y regular también ese uso. Si es un monto menor, quizás las medidas pueden ser más simples, pero sospechamos que la maquinaria fuera de ruta está contribuyendo de una manera importante”, advierte la autoridad.

Carlos Manzano plantea que “se debería considerar la composición de la contaminación ambiental, y no solo mediciones generales, como las de cantidad de material particulado presente. Además y, sobre todo en el caso de las zonas que tienen mucha quema de leña, se debería mirar un poco más hacia los ambientes intradomiciliarios, porque es ahí donde se pueden registrar las concentraciones más altas y es donde las personas pasan la mayor parte de su día. Sobre todo, población de riesgo”.

En este sentido, Estela Blanco sugiere expandir la mirada frente a los posibles efectos en la salud que puede provocar una alta exposición a la contaminación: “Algo que yo relevo mucho, porque vengo de la salud pública, es que junto a los adultos mayores y personas con enfermedades subyacentes, otra población vulnerable es la de gestantes y recién nacidos. Esto ha pasado un poco bajo el radar, pero que la exposición a mala calidad de aire esté asociada a efectos adversos en el embarazo y en el recién nacido, es así. Sin embargo, hay poca conciencia”, expresa la epidemióloga, quien detalla que estos efectos pueden provocar partos prematuros o bajo peso al nacer.

De manera general, respecto a los problemas a la salud derivados de la contaminación atmosférica, Carlos Manzano recalca que van “desde procesos inflamatorios, hasta problemas más serios que pueden desembocar en tipos de cáncer. Hay mucha evidencia de estas conexiones y es por eso que la contaminación atmosférica ha sido recientemente catalogada como cancerígena”.

“La fiscalización en materia de contaminación ambiental es dispareja. Requiere coordinación y recursos suficientes para ser efectiva a nivel nacional, involucrando a todos los actores relevantes, incluyendo gobiernos locales y sector privado. También se deben aprovechar las nuevas tecnologías, especialmente la inteligencia artificial para complementar las fiscalizaciones, haciéndolas durante la noche, feriados y fines de semana”.

Luis Díaz-Robles, Doctor en Ingeniería Ambiental.

Discrepancias sobre la fiscalización

La Seremi Sonia Reyes destaca que un “trabajo colaborativo y coordinado” con los distintos servicios involucrados y con los recursos que se disponen, permite fiscalizar con eficacia en toda la Región Metropolitana.

“La Seremi de Salud fiscaliza la emisión de humo en los hogares por uso de leña. La Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) fiscaliza a los grandes establecimientos industriales. Todo lo que son quemas agrícolas y la fiscalización de la calidad de la leña en los puntos de venta autorizados lo realiza la Seremi de Agricultura con CONAF (Corporación Nacional Forestal) y el SAG (Servicio Agrícola y Ganadero). De la gestión del tránsito y restricción vehicular se encarga la Seremi de Transporte junto con Carabineros. El control de la calidad de los combustibles lo fiscaliza la SEC (Superintendencia de Electricidad y Combustibles). Y las medidas de modificación o disminución de la actividad física en los colegios o actividades deportivas en general, lo realiza la Seremi de Educación”, puntualiza la autoridad, quien valora mucho este trabajo en conjunto.

Aún así, para Carlos Manzano, de la U. de Chile, la fiscalización se podría mejorar: “Entiendo que los organismos hacen lo que está a su alcance con sus instrumentos y presupuesto, pero se necesita optimizar este trabajo. Una opción podría ser delegar responsabilidades en el sector privado para que puedan, por ejemplo, mantener un inventario de emisiones actualizado, con sus recursos, y que las entidades del Estado hagan revisiones periódicas a esos reportes”.

Luis Díaz-Robles coincide en este planteamiento y propone sumar nuevos elementos, señalando que “la fiscalización en materia de contaminación ambiental es dispareja. Requiere coordinación y recursos suficientes para ser efectiva a nivel nacional, involucrando a todos los actores relevantes, incluyendo gobiernos locales y sector privado. También se deben aprovechar las nuevas tecnologías, especialmente la inteligencia artificial para complementar las fiscalizaciones, haciéndolas durante la noche, feriados y fines de semana”.

Estela Blanco, investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), sugiere exigir normas de calidad de aire más estrictas, pues considera que estas normas “en Chile son más permisivas de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud y que en otros países, como en toda la Unión Europea. Algo positivo sería que las autoridades se plantearan metas para mejorar en este aspecto”.

En Temuco, una de las causas de la contaminación es el uso de leña para calefacción.

Pronóstico para el invierno 2024

En relación a lo que espera para este invierno en cuanto a calidad del aire, los especialistas difieren en sus apreciaciones.

“Lo que tenemos es el pronóstico meteorológico que nos dice que hasta junio, más o menos, podríamos tener lluvias y frío. A contar de julio habría una tendencia a subir la temperatura y disminuir las precipitaciones, lo que no nos favorece, porque las precipitaciones siempre contribuyen a disminuir el material particulado”, indica la Seremi del Medio Ambiente Sonia Reyes.

Carlos Manzano argumenta que “el hecho de estar aún en un periodo de fenómeno de El Niño, nos hace pensar que puede ser un invierno con más precipitaciones, lo que ayudará en la remoción de contaminantes de la atmósfera, por lo que la carga de contaminantes podría ser menor. Sin embargo, el cambio a fenómeno de La Niña, que se pronostica para la segunda mitad de este año, puede alterar estos pronósticos”.

Luis Díaz-Robles afirma que “con los datos actuales, se pronostica un invierno complicado en términos de calidad del aire, con posibles episodios críticos si no se implementan medidas preventivas robustas y eficaces, especialmente donde haya condiciones meteorológicas adversas, como mala ventilación y falta de lluvia en ciertas zonas. Por eso, resulta crucial aumentar la difusión sobre la calidad del aire y sus impactos, a través de campañas educativas y la participación comunitaria”.

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