Desde 2012, Chile cuenta con la Calificación Energética de Viviendas (CEV) para proporcionar información objetiva sobre la eficiencia energética de las viviendas y fomentar el uso racional de la energía. En este contexto, la madera destaca como un material que ofrece múltiples beneficios al servicio de la sostenibilidad ambiental y la reducción de la huella de carbono.

Fuente: Madera21

Con la finalidad de proporcionar información objetiva y estandarizada sobre la eficiencia energética de las viviendas y promover el uso eficiente de la energía, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) y el Ministerio de Energía introdujeron en 2012, la Calificación Energética de Viviendas (CEV). Un instrumento voluntario, que permite tomar decisiones informadas al momento de adquirir una propiedad.

La CEV es un sistema de etiquetado energético, similar al utilizado para electrodomésticos y vehículos, que evalúa la eficiencia energética de una vivienda en su etapa de uso. Esta evaluación considera varios aspectos, incluyendo los requerimientos de calefacción, enfriamiento, iluminación y agua caliente sanitaria.

Las viviendas calificadas reciben una etiqueta que clasifica su eficiencia energética con letras y colores, desde A+ (la más eficiente) hasta G (la menos eficiente), siendo la letra E el estándar actual de construcción según el artículo 4.1.10 de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC).

El proceso de calificación energética incluye una evaluación detallada del proyecto de vivienda según los planos y especificaciones técnicas finales. Una vez que la obra está terminada y ha recibido la aprobación del director de Obras Municipales, se emite la calificación energética definitiva. Esta calificación tiene una vigencia de 10 años, a menos que se realicen modificaciones que alteren los parámetros originales evaluados.

Al fomentar la construcción de viviendas más eficientes y concienciar a los consumidores sobre la importancia del uso racional de la energía, se espera que esta herramienta contribuya a la sostenibilidad ambiental y a la reducción de la huella de carbono del país, bajo el compromiso de lograr la carbono neutralidad en 2050.

Eficiencia energética y el uso de la madera

En creciente preocupación mundial por el combate al cambio climático, la madera se convierte en la protagonista ideal en la construcción de viviendas, por ser un recurso renovable y porque los bosques contribuyen a la absorción y almacenamiento del carbono. Pero eso no es todo, también requiere menos energía para su transformación en material de construcción en comparación con el acero o el hormigón. Por ejemplo, producir una viga de madera laminada consume sólo una sexta parte de la energía necesaria para fabricar una de acero de resistencia comparable. Esto hace que la madera sea una opción significativamente más sostenible desde el punto de vista energético.

En el contexto de la eficiencia energética, la madera ofrece múltiples beneficios, por ejemplo, la energía que se necesita para fabricar una viga de madera laminada es una sexta parte de la requerida para elaborar una de acero de rigidez equiparable.

Las viviendas construidas con madera presentan un comportamiento térmico superior a las levantadas en otros materiales. Un muro de madera de 100 mm de espesor puede resistir el calor 3,6 veces más que un muro de ladrillo de 140 mm, y 5,7 veces más que un muro de hormigón de 200 mm.

La eficiencia energética de las viviendas construidas en madera también se traduce en un mayor confort térmico. La capacidad de la madera para regular la humedad relativa y la temperatura del entorno crea ambientes más templados, tanto en invierno como en verano. Las propiedades higroscópicas de la madera (que atrapan las moléculas de agua presentes en el aire, por su capacidad de absorción), ayudan a alcanzar y mantener un rango óptimo de temperatura interior, que fluctúa entre los 17 y 24°C. De hecho, se estima que un muro de madera cuenta con una aislación térmica 16 veces mayor que una pared de hormigón.

El uso de madera en la construcción de viviendas contribuye significativamente a la reducción del consumo energético. En Chile, del total de viviendas construidas anualmente, se estima que sólo el 15% utiliza estructuras de madera. Sin embargo, este pequeño porcentaje ya permite un ahorro anual de 710,4 teracalorías, equivalente a dejar de consumir 87,8 millones de litros de parafina o 61,8 millones de kilos de gas licuado. Esto hace que las viviendas de madera sean más económicas, ya que quienes habiten las edificaciones invertirán menos combustible para calefaccionar sus hogares.

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