En la pequeña localidad de San Pedro Comitancillo, en el estado mexicano de Oaxaca, el estudio de arquitectura AIDIA Studio llevó a cabo un interesante proyecto que reemplazó a un antiguo edificio, que funcionaba como centro comunitario. Para ello, el estudio ejecutó un nuevo edificio de hormigón pigmentado con distintas texturas, cuya fachada en forma de rejilla permite generar un interesante juego de luces y sombras, además de responder al desafío que presenta el clima del sector.

Fuente: Hormigón al Día

La pequeña localidad de San Pedro Comitancillo se encuentra en el municipio del mismo nombre, que es uno de los 570 ayuntamientos en los que se divide el estado de Oaxaca. Ubicado en la región del Istmo de Tehuentepec, al sur del estado de Oaxaca, San Pedro de Comitancillo tiene una población que, al año 2020, informó de 4.333 habitantes, lo que se traduce en una actividad económica centrada en la prestación de servicios profesionales, especialmente fuera de la ciudad.

Pese a su tamaño y distancia de la capital del estado de Oaxaca (unos 300 kilómetros separan al pequeño municipio de Oaxaca de Juárez), San Pedro Comitancillo tiene una agitada vida cultural, la que se traduce en la realización de fiestas populares y religiosas como las velas y las labradas de cera. Esta última, se celebra dos veces al año (marzo y abril), mientras que las velas se llevan a cabo cuatro veces al año, con la realización de bailes en honor a distintos santos.

Dado que se trata de una localidad pequeña tanto en población como en superficie (algo más de 45 mil kilómetros cuadrados), es que la vida comunitaria es de suma relevancia dentro del quehacer de San Pedro Comitancillo. Por lo mismo, el estudio de arquitectura AIDIA Studio -con base en Ciudad de México y Londres- recibió el encargo por parte de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) de dotar a este ayuntamiento de un nuevo centro comunitario que dialogue con la impronta arquitectónica del lugar y que responda a los desafíos que impone el clima del sector, que se caracteriza por su calor y humedad.

Un nuevo centro en un espacio reducido

El nuevo centro comunitario, bautizado como Centro DIF San Pedro Comitancillo, reemplaza a una edificación antigua que se utilizaba para estos fines, la que se encontraba seriamente deteriorada. “El antiguo centro era un edificio de un solo nivel, sin calidad espacial y con espacios exteriores muy limitados”, explicaron los arquitectos en la descripción del proyecto.

Para llevar a cabo el proyecto, el estudio tuvo que sortear varios desafíos. El primero, cómo adecuar el nuevo centro al plan donde se ubicaría el nuevo centro, cuya extensión es de 212 m2. Para ello, los arquitectos definieron un edificio con forma de L y “se trasladó parte del programa al segundo nivel, lo que permitió definir un patio al aire libre y un área para eventos con sombra dentro de este mismo estrecho plan”, comentaron desde el estudio.

En este nuevo diseño, el centro -que se ubica en la principal avenida de San Pedro Comitancillo- se dividió en cinco secciones, cada una de ellas coronada con una bóveda poco profunda de tres metros de ancho. “El edificio logra una simple sensación de belleza al jugar con las distintas texturas y patrones, y maximizando los movimientos de luces y sombras”, destacó la confundadora de AIDIA Studio, Natalia Wrzask, al portal Dezeen.

Hormigón pigmentado y su aporte en diseño y confort

Para acomodar las secciones, el plano se dividió en cinco hileras de 3 metros de ancho que, a se vez, definieron una cuadrícula estructural la que, como se menciona antes, se coronó con una bóveda poco profunda fabricada con hormigón. Asimismo, todo el ancho de la fachada frontal se revistió con una celosía también de hormigón, la que “oculta” las actividades que se realizan en el complejo.

“Las fachadas se cubrieron con rejillas de hormigón pigmentado de aperturas variables, permitiendo así filtrar la luz, reducir la ganancia térmica y entregar privacidad a las oficinas y salas de consulta”, explican desde el estudio en la descripción del proyecto. En ese mismo sentido, se colocó un sistema de puertas correderas detrás de las rejillas de hormigón para permitir la ventilación natural de todos los espacios.

“El proyecto juega con diferentes texturas en el hormigón, aunque con una tonalidad terrosa similar. Por ejemplo, un acabado semipulido define las partes curvas del edificio, como las escaleras y las bóvedas, mientras que las superficies ortogonales tienen una terminación acanalada horizontal, que se realizó in situ”, agregaron desde el estudio.

Para responder al desafío que presenta el clima de Oaxaca, la altura de las oficinas del centro (3,4 metros) favorecen la ventilación. Asimismo, los arquitectos diseñaron a medida una celosía de hormigón que bloquea la ventana, que minimiza las ganancias térmicas. Este elemento cuenta con distintos tamaños de apertura, generando un interesante juego de luces y sombras a medida que el sol se mueve por el cielo.

“En su conjunto, el edificio busca formar un juego de texturas y patrones geométricos que maximicen, precisamente, ese juego entre luz y sombra. A medida que el sol avanza, su luz genera intrincadas sombras que se proyectan en las diferentes superficies del nuevo edificio”, destacaron los arquitectos.

Conoce más de este proyecto en el siguiente video

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