Los CAE abren interesantes perspectivas a los operadores energéticos, a los clientes finales (industrias, sector terciario y las comunidades de vecinos) y a las empresas de servicios energéticos.

Fuente: Sostenibilidad

Ahorrar energía se ha convertido más que nunca en una obligación por un doble motivo: reducir la dependencia energética del exterior -especialmente en Europa, como consecuencia de la guerra de Ucrania- y reducir la huella de carbono en el planeta para frenar el calentamiento global.

Hay que consumir menos y consumir mejor. Hablamos de hacer un uso lo más eficiente posible de la energía. En este contexto, los Certificados de Ahorro Energético (CAE), también conocidos como certificados blancos, constituyen una herramienta muy útil para favorecer la inversión en medidas de ahorro y eficiencia energética, principalmente en el ámbito empresarial.

Certificados de Ahorro Energético

Qué son los Certificados de Ahorro Energético

Los Certificados de Ahorro Energético son conocidos y utilizados desde hace años en varios países europeos, como Bélgica, Polonia, Francia, Italia y Reino Unido. Pero estos días son noticia en España, donde están a punto de aprobar una normativa que va a permitir su implantación en el país.

Un certificado de ahorro energético (CAE) es un documento que acredita un ahorro determinado de energía derivado de una actuación de eficiencia energética. ¿A qué nos referimos con una actuación de eficiencia energética? Se trata de todas aquellas intervenciones destinadas a evitar el desperdicio de energía en tecnologías relacionadas con la iluminación, la climatización, los procesos industriales o la gestión inteligente de la demanda energética, entre otras. Como resultado, se obtiene un ahorro medible del consumo energético de una empresa o administración pública.

¿A quién interesan los Certificados de Ahorro Energético?

El Sistema de CAE interesa a aquellas compañías que están obligadas a realizar contribuciones financieras al fondo nacional de eficiencia energética (FNEE), entidades que se denominan sujetos obligados.

Por norma general, los sujetos obligados son comercializadoras de electricidad o gas y los operadores al por mayor de productos petrolíferos o de gases licuados del petróleo.

Los sujetos obligados podrán realizar parte de la aportación a través de los CAE. Es decir, les resultará más barata su aportación al FNEE. Podrán hacerlo promoviendo actuaciones de ahorro energético en sus instalaciones que generen CAE o adquiriendo CAE en el mercado.

Por otro lado, los Certificados de Ahorro Energético interesan también a los clientes finales. Entendiendo clientes finales a todos los niveles, tanto en el sector público como en el sector privado. Cualquier empresa del sector industrial, agrícola, terciario o servicios; cualquier comunidad de vecinos. Si un cliente acomete un proyecto de eficiencia energética, podrá obtener un CAE y, por lo tanto, obtener una remuneración económica adicional por el ahorro obtenido.

De esta forma, los clientes finales conseguirán un ahorro energético y, por tanto, económico que supondrá un ingreso adicional para sus proyectos. De esta forma, tenemos claramente diferenciada las dos partes del sistema:

  • Demanda: sujetos obligados
  • Oferta: clientes finales

Como nexo de unión se encuentran los sujetos delegados, entidades igualmente interesadas y que están explicados en el próximo apartado.

¿Y quién suministra CAE al mercado?

Los encargados de unificar demanda y oferta, de generar y suministrar los CAE al mercado, son los llamados Sujetos Delegados. Podrán ser empresas que, cumpliendo una serie de requisitos, asumen la obtención de estos certificados, además de promover y desarrollar las actuaciones generadoras de ahorro, es decir, los proyectos de eficiencia energética. Las Empresas de Servicios Energéticos (ESE), son empresas especializadas en llevar a cabo proyectos de eficiencia energética para sus clientes, por lo que consiguen ahorros energéticos demostrables, sin duda, serán un claro ejemplo de Sujetos Delegados. Estos ahorros se certificarán por la entidad de certificación competente, llamado Organismo Evaluador de la Conformidad (OEC) que emite un CAE por cada medida de ahorro generada.

Por ejemplo, una ESE puede realizar un proyecto de eficiencia energética en un cliente final, en una industria, y emitir un CAE, a su vez, puede vender este CAE a cualquier empresa que esté obligada a cumplir con las obligaciones impuestas por el Ministerio, es decir, a un Sujeto Obligado.

¿Qué objetivos persigue el Sistema de Certificados de Ahorro Energético?

Los objetivos de implantar un Sistema de Certificados de Ahorro Energético son, además de favorecer el cumplimiento de los compromisos internacionales en eficiencia energética, los siguientes:

  • Flexibilizar el cumplimiento de parte de las obligaciones de ahorro de energía final de los sujetos obligados permitiendo que estos ahorros se consigan al menor coste posible.
  • Monetizar los ahorros energéticos obtenidos por los consumidores finales.
  • Generar beneficios no energéticos como el impulso del empleo, la competitividad y la productividad empresarial que derivan de las inversiones en eficiencia energética.
  • Aliviar la pobreza energética.

¿Qué medidas de ahorro dan derecho a generar un CAE?

Cualquier medida de eficiencia energética que suponga un ahorro energético medible podrá dar lugar a la generación de un CAE, desde una actuación estandarizada y sencilla como un cambio de iluminación a LED hasta la mejora de un proceso de producción de una determinada fábrica.

En el caso de España, las medidas de eficiencia energética estandarizadas aparecerán en un catálogo de fichas aprobado por el gobierno, que servirá para generar los CAE. Dicho catálogo contemplará también la cantidad equivalente de ahorro de energía o el procedimiento para su cálculo que se reconocerá por cada actuación tipo y, por tanto, el número de certificados a cuya obtención dará derecho la realización de una determinada actuación. Para las medidas más complejas, o menos estandarizadas, existirán unas fichas singulares que servirán para certificar los ahorros energéticos de estas actuaciones.

La eficiencia y el ahorro energético se han convertido en una prioridad social en los tiempos que corren. El uso eficiente de la energía supone una disminución de su uso que, a su vez, se traduce en una menor emisión de gases de efecto invernadero. Por lo tanto, fomentando el ahorro energético se contribuye a limitar el ascenso de las temperaturas y mitigar el cambio climático.

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