Luego de los anuncios presidenciales en lo que respecta inversión publica y proyectos de construcción, queda la percepción que las iniciativas de gobierno como inversión en concesiones o el plan de licitaciones son insuficientes para reactivar la construcción o bien acelerar la inversión en ella.

Aunque en el último tiempo se han dado cifras respecto a un aumento de inversión para el rubro de la construcción, no toda inversión es útil, hoy lo mas preciado para su reactivación son lo fondos para el financiamiento de proyectos actuales o ya aprobados. Si bien los anuncios en carteras de proyectos al 2028 o la inversión el Litio, H2V o puertos, son buenas noticias para el país a largo plazo, en el corto plazo, no vemos mayores incentivos al inicio de proyectos nuevos, financiamiento a viviendas o empleo.

Entonces ¿qué esperar? Hoy tanto la CChC, como otras fuentes de información, ha propuesto medidas desde la creación de créditos blandos, mejorar la permisologia o la extensión de los beneficios tributarios para empresas constructoras o eliminación momentánea del IVA en la vivienda. Lo anterior si bien apuntan correctamente al problema, la base de ellos es la capacidad de crédito de las empresas y compradores, lo que va de la mano con las decisiones crediticias y el crecimiento del país.

Es conocido que la construcción es el motor de la economía y hoy va a paso demasiado lento, empresas de arquitectura e ingeniería, proveedoras y de servicio lo están sintiendo, y no queda mas tiempo que perder, ¿que es posible recomendar en este escenario? Difícil decirlo, lo que si es claro es lo que NO debemos hacer: “DETENERSE”. En situaciones como ésta los proyectos no deben frenar, así se han sobrepasado las anteriores crisis (2008-Estallido-Pandemia), si bien la inversión y tasas no están como lo hemos visto anteriormente limitando el acceso al crédito, la posibilidad de hacer proyectos por etapa, el cambio de uso de edificios de oficinas a habitacional, proyectos más simples y de menor envergadura, para evitar el exceso de tramites o atender los sectores de bodega o e-commerce, son una línea de trabajo que siguen estables y requieren un nivel de financiamiento menor.

Aunque parece fácil enviar mensajes para “no detenerse”, la realidad es que los profesionales de proyectos tienen importantes desafíos, para lo cual diferentes iniciativas han propuesto soluciones que van desde la industrialización, estandarización y uso de tecnologías, todo lo anterior apuntan a la optimización de costos o plazos de construcción, de esta manera y según los datos que se han obtenido de diferentes experiencias en proyectos, sabemos que, por ejemplo, el uso de BIM, reduce la posibilidad de trabajo rehecho en un 32%, así como también el uso de drones permite revisar los avances de obra un 23% mas rápido, o que la reducción de costos en un presupuesto de edificación por efecto de la estandarización de partidas, puede llegar a un 12% menos. Estos resultados sumado a métodos de control de costos como los expuestos por la AACE son solo una parte de una variedad de otras tecnologías y sistemas que permiten tener mayor certeza en la construcción.

Es así como la academia, los gremios y la investigación están haciendo lo suyo para mejorar la situación existente de la construcción, faltando aun la inversión y la confianza de la entidades crediticias para activar nuevos proyectos, y retomar un ciclo de construcción estable y con menores riesgos producto de estos años de investigación y desarrollo que se produjeron por la pandemia.

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