“Apenas un 15% de la obra ya construida cumple con más de dos tercios de las exigencias a nivel ambiental. Todo está a punto, partidas millonarias, consenso político y voluntad por parte de los agentes privados, sin embargo, esto no acaba de despegar”, resume David Sabatés, director de Servicios y Relaciones Institucionales del Institut de Tecnologia de la Construcció de Catalunya (ITeC). Entonces, “¿cuál es el problema?”, se pregunta. Salimos en busca de las barreras que la construcción y edificación identifican en su viaje hacia un modelo más sostenible.

Fuente: Idealista

“Los edificios representan el 40% del consumo energético de Europa y generan el 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero”, según datos de la Unión Europea. Cifras que representan un desafío para el mandato de Bruselas de alcanzar un parque de edificaciones cero emisiones en 2050.

Preguntamos al sector cómo avanza en esta evolución hacia la neutralidad climática de la edificación que, es indudable, pasa por la rehabilitación de un parque altamente envejecido como el español, pero también por la construcción de edificios eficientes. Pero no es este el único vector de transformación al que se enfrenta, para convertirse en una industria con los estándares de ecoeficiencia que el nuevo marco normativo exige.

Otro dato: “la construcción y el mantenimiento de los edificios consumen el 40% de los materiales utilizados en la Unión Europea”, según indica la Agenda de la Construcción Sostenible, organismo promovido por varias entidades profesionales y educativas catalanas del sector.

La correcta elección, fabricación y utilización de estos materiales, es también crucial en el desafío hacia un nuevo modelo económico. Con unos valores que ejemplifican la economía circular, clave de bóveda en un modelo que en la construcción representa retos desde la fase de diseño, a la elección de las técnicas constructivas y sus materiales o la gestión de residuos.

Cómo avanza la ecorevolución en la construcción y qué barreras debe sortear

El sector inmobiliario se siente preparado

“La industria de la construcción está totalmente alineada con este reto”, explica Sabatés, director de Servicios y Relaciones Institucionales del ya citado Institut de Tecnologia de la Construcció de Catalunya (ITeC): “Hay infinidad de productos y sistemas ambientalmente óptimos en el mercado de la construcción y, sobre todo, en los laboratorios de I+D en universidades y centros tecnológicos”. Y como ejemplo, habla de los once proyectos en los que participa esta fundación de I+D+i operativa desde 1978.

Sabatés no olvida señalar que se trata de una alineación de la industria, en parte obligada por “una inmensa amalgama de políticas y normativas, con el noble objetivo de regular y generar el cambio en pro de una construcción más sostenible”. Por tanto, nadie niega que el sector avanza a ritmo de decreto, la pregunta es si sus directrices son siempre las adecuadas.

Centrándose en el área de residuos, Sebastián Molinero, secretario general de Andimac, afirma que “la industria está claramente apostando, lo que no existe es un diseño orgánico en España”. La asociación de la reforma y la rehabilitación opina que “se genera normativa en un entorno de ‘sálvese quien pueda’. Y esto en un mercado como el español, integrado por pequeñas empresas, es algo difícil de gestionar sin un diseño flexible y adaptativo”. Entorno en el que advierte de “la aparición de marcos monopolísticos” en áreas como recuperación y reciclaje. Como ejemplo de buena práctica, en Andimac citan el modelo belga Valipac: “Aporta valor a las industrias y al conjunto de los operadores. Es eficiente, basado en la libre competencia, estimula la participación de los agentes y permite una incontestable valorización y conocimiento del grado de cumplimiento”. Valores que asisten a todos: “Las grandes obras son autosuficientes en materia de gestión de residuos, pero el gran volumen de mercado y residuos no está ahí, ni estará”.

Fuentes de la Confederación Nacional de Construcción (CNC) consideran que en el contexto de la descarbonización “son claves la rehabilitación energética de viviendas y edificios, y el papel del sector de la construcción que acomete este tipo de obras, pero también es fundamental la concienciación ciudadana, reflejada en el uso y funcionamiento de la vivienda o edificio”.

Desde el aspecto de avanzar hacia la economía circular, se identifica como clave contar con las infraestructuras necesarias. Por ejemplo, para garantizar el reciclaje y tratamiento de materiales en todas las regiones de la geografía española, algo que hoy no ocurre.

En conclusión, el sector reconoce la importancia de su papel y asegura estar avanzando. Un camino, no hay que olvidar, impuesto desde la propia legislación europea y española con normativas cada vez más exigentes como el propio Código Técnico de la Edificación (CTE). También impuesto por la dinámica de un mercado, por ejemplo, desde un concurso público que prima los criterios medioambientales.

Una demanda del mercado

En la conversación con José Andrés Martínez, director de Construcción e Industria de la certificadora Aenor, se recuerda con insistencia que además no es posible entender este cambio desde un punto estrictamente medioambiental. Hay que hacerlo desde los nuevos criterios ESG, los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo, que están condicionando la inversión en las empresas más allá de los resultados puramente económicos.

“Por ello todo también va de evaluaciones”, explica: “Debemos ser capaces de demostrar ante un tercero, ante el cliente, el valor. Por ello es tan importante una certificación independiente, alguien que avale que lo estoy haciendo bien, cómo lo hago, y además durante toda la vida del edificio”.

Martínez afirma que los operadores son conscientes de que “quién no avance puede quedarse fuera del mercado: no sabemos cuándo, pero sí que tarde o temprano ocurrirá”. En consecuencia, identifica en aquellas empresas con más recursos a la avanzadilla del cambio, pero este tsunami afectará a todos.

Además, anima a dar el paso cuanto antes: “Si el coste que puede implicar lo comparamos con el incremento de valor que gana la edificación, y el compromiso que adquiere con su entorno, resulta irrisorio. Hay que cambiar de mentalidad y pensar que además abres tu oferta a un abanico nuevo, cada vez hay más fondos y organizaciones que en España compran promociones enteras, y para ellos la sostenibilidad es un criterio de compra”. Una sostenibilidad siempre entendida desde criterios ESG.

Fondos Next Generation, la gran oportunidad

“Una buena razón para el optimismo, son los 6.800 millones de euros del Next Generation que la Comisión Europea ha transferido a fondo perdido y créditos para la industria de la construcción. De esta cantidad, 3.400 millones irán destinados a la rehabilitación de viviendas”, recuerda David Sabatés desde ITeC.

En CNC afirman, que “el impacto que puede tener la actividad del sector es esencial, pues gran parte de actuaciones y metas fijadas en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia pasan por la construcción, por las empresas y los profesionales del sector”. Razón por la que se reclama “agilidad para evitar cuellos de botella. Hoy sabemos que apenas están llegando a la economía real, es decir, a las empresas. Y la culpa no es solo del Gobierno: muchas veces el Ejecutivo lo transfiere a las comunidades autónomas, y las trabas burocráticas aparecen ahí, o en las corporaciones locales. Necesitamos más agilidad”.

Visión similar comparte ITeC. Sabatés reconoce que “la Comisión Europea tiene un sistema de contratos y justificación de los proyectos muy probado”, sin embargo: “Cuando la gestión de estos fondos pasa a los estados miembros y sus autonomías, no sé por qué, empezamos a inventar nuevos procesos de adjudicación y justificación en vez de copiar los que ya funcionan. La realidad es que, en España, apenas se ha introducido un 30% de los fondos europeos que estaban presupuestados para 2022”.

En este contexto, la CNC ha reclamado públicamente usar fondos europeos para “impulsar un ‘plan renove’ que modernice la maquinaria del sector, cuya edad media alcanza los 18,5 años. Rejuvenecer un parque de maquinaria obsoleta y contaminante contribuye a aumentar la productividad, seguridad y sostenibilidad, además de promover la creación de empleo”.

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Frenos para avanzar hacia el nuevo modelo

Pero la velocidad es también importante en este proceso. El sector identifica frenos para avanzar en su ecorevolución y para asentar un nuevo modelo de producción, frenos que podemos resumir en cinco.

  • Inconcreción legislativa y exceso de burocracia

Como ya hemos visto, la burocracia y la dificultad que ofrece una regulación del sector –en ocasiones con diferentes transposiciones en cada una de las comunidades autónomas– es uno de los más señalados.

“El legislador cree que su trabajo es promulgar leyes sin preocuparse por ver cómo pueden implementarse, es decir, su grado de adaptabilidad a la realidad del tejido empresarial español. A menudo también, sin prever un diseño de adaptación”, considera Molinero desde Andimac: “Los excesos regulatorios mal planteados son un grave problema para el desarrollo económico, de las empresas y de la propia seguridad jurídica”.

En otras ocasiones se identifica inactividad legislativa. Así se señala desde CNC, al hablar de la asfixia por la inflación en los precios de los materiales en las empresas, “fundamentalmente en las pymes”. En su opinión hace falta “un real decreto-ley de revisión de precios de los materiales más ambicioso, que incluya los precios de la energía y frene de una vez la preocupante tendencia de que queden cada vez más obras públicas desiertas”.

  • Ralentización en aprovechamiento de las nuevas tecnologías

También en la construcción, las nuevas tecnologías están tensionando al sector. En la capacidad de adaptación a estos nuevos modelos puede estar una parte de la solución.

Desde Aenor, se identifica en la construcción industrializada “un punto de partida perfecto para pensar en procesos más sostenibles. Si bien, su porcentaje de utilización en España sigue siendo muy residual, de apenas el 5%”.

Desde Andimac se recuerdan dos frenos en su adopción: el encarecimiento de costes y su potencial real en un mercado como el español. Sobre el segundo punto, Molinero considera que “la mayor parte de la actividad no es industrializable, en especial la más artesanal, como son proyectos muy a medida y en general actuaciones de rehabilitación y reformas”. Sin embargo, no duda que “cuando surgen soluciones eficientes y de bajo riesgo para el instalador, acaban imponiéndose”.

También avanza poco a poco la edificación ecoeficiente, que tiene en el protocolo Level(s) su evaluación europea. Pero en una llamada al optimismo, Martínez habla del centenar de viviendas que en la actualidad está certificando Aenor en Madrid y Barcelona de las inmobiliarias Pryconsa y Habitat, según el citado estándar Europeo de Sostenibilidad de la Edificación. Muestra de que se avanza en la dirección adecuada.

  • Falta de profesionales cualificados

O simplemente de profesionales, como señalan algunos de los entrevistados. “Calculamos que necesitamos formar y/o recualificar a 700.000 nuevos trabajadores en el sector”, se señala desde CNC.

“La formación de los profesionales también está lastrando la transición hacia una construcción más sostenible”, afirma Sabatés que aporta algunos datos: en España existen unos 150 técnicos de LEED (Leadership in Energy and Environmental Design ), 100 asesores de la certificación BREEAM, 200 evaluadores de la certificación VERDE o 10 consultores del sistema DGNB . “Con estos números no vamos a ningún sitio, deberíamos encontrar a un profesional de la construcción sostenible en cada estudio de arquitectura e ingeniería, en cada constructora y en cada promotora”.

  • Falta de medidores

Otra de las cuestiones relevantes es la falta de unos medidores estandarizados que ayuden a medir los avances de un modo comparativo y sostenido en el tiempo, mostrando qué medidas son eficientes y cuáles no.

“A falta de esa normativa en la que se puedan apoyar, lo que está haciendo Aenor”, explica Martínez, “es trabajar con todos los sectores para definir esos indicadores que pudieran medir el grado de compromiso de esa sostenibilidad, y lo estamos haciendo de la forma más armonizada que hemos identificado”.

Punto en el que Martínez se muestra optimista. El sector cuenta con un marco general ya definido desde la Administración en el Anexo de sostenibilidad de la estructura, que ha servido de base a las certificadoras para la elaboración de su parrilla de indicadores durante un proceso de consenso y mejora con cada uno de los sectores implicados. Un proceso que se considera imprescindible en el camino hacia una norma técnica definitiva.

No se puede pasar por alto que certificaciones como la de producto sostenible, ofrecida por Aenor, implica a más de 100.000 productos, todos ellos de un modo u otro relacionados con el entorno de la construcción.

  • Desinformación del comprador particular

Los frenos que el sector de la construcción encuentra en esta evolución, son sin duda numerosos e imposibles de resumir en su complejidad. Sin embargo, en esta exposición no se debería pasar por alto la falta de presión de los ciudadanos, del mercado de adquisición de vivienda, de locales comerciales u oficinas: ¿Cuántos conocen los beneficios de estar, vivir o trabajar en un edificio sostenible?, pregunta David Sabatés:

“Tal vez saben que el edificio está certificado, pero desconocen los criterios ambientales bajo los cuales han sido diseñados, los beneficios que comportan y cómo deben usarlo adecuadamente. Además, todos los usuarios deberían saber que un aumento del 2% en el presupuesto de obra de un edificio invertido en mejoras de este tipo, aporta un ahorro de hasta el 20% a lo largo de su vida útil, es decir, diez veces la inversión inicial”.

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