Fuente: Marie Claire

Socia de un estudio de arquitectura y cocreadora de Compañía Botánica, Cecilia Bernard acaba de cumplir uno de sus grandes sueños: construir de cero su propia casa ecológica.

Cuando Cecilia Bernard y su marido comenzaron a bocetar los planos de su propia casa, se convirtieron en su mejor cliente. En aquel que siempre hubieran deseado tener en su estudio de arquitectura, pero al que nunca terminaban de convencer. 

En uno que puso como eje fundamental la sustentabilidad, y en esa línea tomó cada una de las decisiones estructurales. Y así, inauguraron un círculo virtuoso: cada vez que le proponen a un nuevo cliente explorar las posibilidades de la construcción en armonía con el medio ambiente, lo invitan a conocer su propia casa, la mejor garantía de confianza en el sistema.

Recién mudados, a Cecilia, su marido Sergio y sus hijas Martina y Catalina aún les queda un largo camino por recorrer. No solo deben desembalar cajas, sino terminar de armar espacios completos y convivir por algún tiempo más con obreros. Sin embargo, en cada rincón del hogar ya se aprecia la premisa de arquitectura sustentable.

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De hecho, que parte de la obrase haya realizado con todos ellos viviendo dentro fue posible gracias al tipo de construcción que eligieron, con estructura mixta entre las losas de hormigón tradicionales y un cerramiento en seco hecho de madera.

“Cuando hablas de construir de este modo en el mundo teórico, es difícil imaginárselo, hay quienes piensan en algo tipo cabaña. Pero es posible hacerlo con otra estética, como en este caso una minimalista-racionalista-moderna”, detalla Cecilia, analizando sus influencias. 

La diferencia es notoria desde la misma entrada. El revestimiento de la casa alterna entre una madera natural de timbó, nativa del Norte y reconocida por su resistencia, con tablones de madera negros recuperados del proceso de encofrado, un material que suele descartarse y que la dupla de arquitectos optó por revitalizar con una técnica japonesa de quemado que la impermeabiliza.

Al traspasar esa puerta, lo primero que llama la atención es el patio interno. Pleno de luz, fue la clave que encontraron para que todos los ambientes pudieran disfrutar del sol de la mañana. “Si hacíamos una casa compacta, solo algunos espacios iban a aprovechar la buena orientación. Esto permite una mejor ventilación y sol en todos los dormitorios”, relata Cecilia.

En este sector también vuelve a ponerse de relieve la sustentabilidad: los estanques a los costados del patio reciben el excedente del agua de lluvia una vez que esta regó las terrazas verdes en el techo. De ahí pasa a un biodigestor en el que se mejora su calidad y luego a un acumulador, generando una reserva para utilizar para riego y descarga de inodoros.

Del mismo modo se tratan las aguas grises. “En los estanques hay plantas acuáticas, algunas oxigenadoras y otras flotantes, que mantienen el agua pura. De hecho, ¡nuestros perros prefieren tomar de ahí en vez de sus tachos!”, ilustra con una sonrisa, refiriéndose a la manada de cuatro rescatados con los que también conviven. 

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