Una experta colombiana explica cómo es el esquema más usado en los países más avanzados en certificaciones LEED de Latinoamérica; la Argentina tiene 173 con ese sello.
Fuente: La Nación
Cada vez más todos los sectores incorporan el concepto de sostenibilidad. La construcción es uno de los rubros que más CO2 genera (38% de las emisiones totales) y por eso en los últimos años creció el interés en incorporar elementos y ejecuciones sustentables. En la Argentina, además, el aumento de las facturas de gas y electricidad reactivó el interés por la eficiencia energética. En el país avanza la aplicación del sistema LEED, un protocolo de certificación de edificios sostenibles creado por el Green Building Council (GBC) de los Estados Unidos en 1998, que significa Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental.
María Alexandra Cardona Peña, arquitecta y representante del GBC de Colombia abordó estos desafíos y las alternativas para sortearlos el II Foro de Desarrollismo y Construcción realizado en Córdoba por la Cámara Empresarial de Desarrollistas Urbanos (CEDU. En diálogo con LA NACION repasó que la Argentina está quinta en la región con 400 proyectos registrados y 173 certificados como LEED, son unos seis millones de metros cuadrados y, el año pasado, una “comunidad” en Córdoba logró la primera para un emprendimiento (es Manantiales de la desarrollista Edisur).
“La Argentina está detrás de Brasil, México, Colombia y Chile -comenta la especialista-. Es importante cumplir con lo necesario para seguir avanzando y adaptarse a las exigencias. Las grandes movilizadoras son las políticas públicas que establezcan regulaciones e incentivos”. Enfatiza que las metas siempre se relacionan con la que los países firmaron en el Acuerdo de París. La meta actualizada de Argentina es no superar la emisión neta de 349 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2e) en el 2030.
Para Cardona Peña, el combo de incentivos fiscales, técnicos y financieros es el más efectivo para impulsar construcciones sustentables. Es el que vienen aplicando, por ejemplo, Colombia, Chile y México. A nivel país, en Colombia, los proyectos que pueden demostrar una reducción de emisiones, tienen descuento de IVA en ciertos materiales de la construcción. El efecto es una baja de entre 5% y 10% del total de costos.
En lo que hace a los incentivos técnicos, en general los dan las ciudades y tienen que ver con más metros de construcción autorizados. Y, respecto de los financieros, están muy vinculados con la tendencia de los bancos a emitir bonos verdes y, por lo tanto, también promocionar la sustentabilidad. En Colombia, la tasa en los créditos para la construcción es un punto menos si la iniciativa es sostenible.
El proceso de construir un edificio o una casa sustentable no difiere del tradicional, pero en cada eslabón se tiene en cuenta el impacto económico, ambiental y social. La experta señala que un relevamiento entre desarrollos de varios países durante cuatro años, demostró que en el 80% de los proyectos el sobrecosto no superó el 1,4% y el retorno de la inversión se logró antes del primer año.
Admite que cuando se construye desde cero es más simple planificar la sustentabilidad, el “mayor reto” está en transformar lo que ya existe. “Pero se puede hacer; hay que medir la huella de carbono y comparar ese punto de partida con las metas. Eso dará una hoja de ruta de los costos”.
Menciona que a través de la plataforma gratuita ARC es posible monitorear el desempeño de un edificio en términos de energía, agua, transporte, experiencia humana y residuos. “Así pueden medir su desempeño y detectar oportunidades de mejora”, apunta.
A modo de ejemplo, Cardona Peña apunta la transformación del aeropuerto El Dorado de Bogotá, primero del mundo en obtener la certificación Leed Zero Energy; comenzó el proceso en 2017. “Es una tarea que lleva tiempo y constancia, que se basa en las metas”, ratifica.