Si bien en Chile existe este sistema de edificación, su participación en unidades con subsidio es baja y enfrenta diversas trabas, afirman en el sector.
Aumentar el ritmo de construcción de viviendas para reducir el déficit habitacional en Chile, que ronda las 650.000 unidades, es una de las ventajas del desarrollo industrializado de casas y departamentos.
Para conocer más de ese modelo, que incluye la ejecución de estructuras en fábricas, diferente al sistema tradicional que realiza la mayor parte del trabajo en terreno, una delegación de 18 socios e integrantes de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) viajó a Australia, donde visitó plantas y se interiorizó de los mecanismos que funcionan en ese país, los cuales ven como ventajosos para aplicarlos en Chile, en viviendas sociales especialmente.
La construcción industrializada se realiza en Chile desde hace algunos años, pero menos del 20% se destina a viviendas sociales.
Resolver barreras de financiamiento —agilizar pagos— y de articulación de la cadena de suministros puede ser una oportunidad para atender el déficit habitacional mediante esta tecnología, indica el gremio.
Claudio Barros, vicepresidente del Comité de Vivienda de la CChC, comenta que “lo que vimos en Australia consiste en construir y armar en forma modular las viviendas, incluyendo sus terminaciones en las plantas, y luego las trasladan en módulos al sitio de construcción, en donde se ensamblan.
Existe el concepto off site, dadas las condiciones climáticas y el alto costo de mano de obra para ejecutar las faenas en el sitio mismo”.
Añade que los módulos están definidos por el tamaño máximo que es capaz de ser trasladado en camiones sobre las rutas.
Estas construcciones se orientan a colegios, hospitales y viviendas.
Katherine Martínez, líder de Sostenibilidad Ambiental de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), señala que Australia posee un sistema constructivo para colegios que podría ser equivalente para viviendas sociales, lo que permitiría entregar las obras en la mitad del tiempo.
Agrega que el Gobierno tiene un registro de proveedores y cada año anuncia su plan de inversión y listado de iniciativas, que permite a las empresas planificar su oferta.
Trabas y ventajas
Antonio Errázuriz, presidente de la CChC, indica que se estima que en Chile, la capacidad instalada es de unas siete mil viviendas industrializadas al año, en sus diferentes materialidades y tecnologías.
Errázuriz advierte un impulso “significativo” de esta modalidad en los últimos años para la provisión de unidades subsidiadas, y dice que se ha progresado en la eliminación de ciertas restricciones y en la adaptación del marco regulatorio.
Pero afirma que “aún queda por avanzar, para materializar el real potencial de la industrialización de la vivienda en nuestro país”.
Sobre las barreras en el país, Katherine Martínez señala que existe un problema relacionado con los estados de pago asociados a los avances en la construcción.
Indica que los procesos de edificación industrializada que consideran prefabricación de partes y piezas en una planta quedan fuera de ese esquema y muchas veces es la empresa prefabricadora la que asume el costo financiero del proyecto.
Claudio Barros reconoce que algunos obstáculos ya se están trabajando con el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), como actualizar la normativa que reconozca el uso de elementos industrializados.
Asimismo, que en los proyectos DS49 se valide como avance de la obra, lo que fue elaborado en las plantas.
También menciona las dificultades del transporte de módulos de grandes dimensiones por las carreteras.
Respecto de las ventajas de este sistema constructivo, en el sector destacan la disminución de los tiempos de edificación, que podrían llegar al menos a 20% en algunos casos, bajando los costos del proyecto.
Asimismo, señalan que ciertas obras han logrado reducir en 80% los residuos.
Patricio Merello, gerente general de Cintac, sostiene que la ventaja más evidente es “la sustantiva reducción del tiempo de ejecución de las obras”.
Pero destaca otras como “la reducción de residuos y la posibilidad de avanzar decididamente hacia una economía circular en el sector, la fabricación en un entorno controlado, lo que se vincula a un mayor control de calidad, disminuyendo eventuales problemas de posventa y, al mismo tiempo, el descenso de potenciales riesgos a la salud y seguridad de los trabajadores en las obras”.
En la CChC indican que en Chile se han detectado 180 empresas dedicadas a la industrialización de viviendas, pero menos del 20% de ellas trabaja con decretos supremos para viviendas sociales.
Minvu comprometido
Ricardo Carvajal, jefe de la División Técnica del Minvu, afirma que “debemos acelerar el paso en el que construimos”, para cumplir con los compromisos habitacionales, destacando que la tecnología de viviendas industrializadas es una de las vías para ello.
El Gobierno se propuso para completar 260.000 viviendas en cuatro años.
Carvajal admite que existen desafíos como las brechas en la inspección de las obras desarrolladas con esta tecnología, para lo cual actualizaron el protocolo de fiscalización.
Asimismo, afirma que “estamos conscientes de la situación de los pagos de avance y estamos revisando alternativas para actualizar los llamados del Minvu para que reconozcan que los criterios, cuando se trate de sistemas industrializados, deben ser distintos”.
Indica que para el área de viviendas sociales, la cartera está desarrollando una serie de medidas, entre ellas, la adquisición de edificios de madera en la Región del Biobío, construidos con el sistema industrializado.
Se añade el llamado a concurso para levantar unidades industrializadas en la Región Metropolitana, en una primera etapa en las comunas de Renca y Lo Espejo, además de pilotos en O”Higgins y Biobío.