Fuente: Heraldo
Empresas constructoras punteras ya demandan mano de obra cualificada en el uso de herramientas digitales.
Con el fin de afrontar el reto de la lucha contra el cambio climático y la degradación del medio ambiente, el sector de la construcción tiene definida una hoja de ruta dirigida a la transición hacia un modelo climáticamente neutro, sostenible, circular y eficiente en el uso de recursos. Una transformación verde en la que la tecnología y la digitalización van a jugar un papel fundamental.
La transición ecológica pivota sobre dos pilares: uno, el uso racional y eficiente de los recursos naturales, una cuestión que tiene que ver con incorporar la circularidad a las materias primas y fomentar su reutilización o reincorporación a los procesos de fabricación; y, dos, una transición energética donde se vayan abandonando paulatinamente los sistemas de combustión por sistemas eléctricos provenientes de fuentes de energía limpia, como es el caso del hidrógeno.
Para conseguirlo, diversas tecnologías entran en escena. El proceso de valorización de un residuo, explica “comienza en el propio diseño del material o el componente, que debe ser ‘ecodiseñado’ con criterios de reciclabilidad. Una vez que ese material se convierte en residuo, es importante hacer una buena clasificación y caracterización, para lo que tecnologías como la robótica, la Inteligencia Artificial (IA) o sensores y cámaras de última generación van a ayudar mucho”.
En el caso de la construcción, la robótica va a hacer mucho más eficientes los procesos de demolición y desmantelamiento de infraestructuras, de forma que la propia demolición pueda hacerse de forma selectiva y planificada para, posteriormente, favorecer la valorización de los residuos Por su parte, la IA será un medio “para clasificar y separar residuos a través de, por ejemplo, el reconocimiento de imágenes o vídeos.
El sector de la construcción está evolucionando hacia una mayor industrialización de los procesos constructivos y hacia una digitalización de la obra. Desde Anmopyc, Sergio Serrano, director técnico, señala que “la maquinaria, debido a su papel protagonista en los procesos constructivos, no es ajena a la doble transición verde y digital a la que se dirige el sector”. Por ello, la evolución natural de la maquinaria para construcción durante los próximos años se concentrará en dotarla de una mayor autonomía y de unas capacidades cognitivas que le permitan interactuar con el entorno de la obra, así como en garantizar un diseño respetuoso con el medio ambiente. En definitiva, el futuro de la maquinaria de construcción será autónomo, cognitivo y verde a través de la innovación y el desarrollo tecnológico.
Productos y servicios se hibridan y la transformación digital de la máquina de construcción está fuertemente ligada al concepto de ‘servitización’, con el mantenimiento predictivo como punta de lanza: mediante una gestión inteligente de los datos que genera la máquina, somos capaces de evaluar y detectar problemas antes de que se produzcan.
Una de las consecuencias de la creciente integración de tecnología en las máquinas y de nuevas soluciones tecnológicas en los procesos constructivos es que va a requerir de una formación constante por parte de los profesionales del sector.
Por otro lado, ante el reto del cambio climático, la maquinaria de construcción está obligada a evolucionar para contribuir a la descarbonización de las obras. Desde el punto de vista tecnológico, Serrano señala tres vectores: la electrificación de los sistemas que integran las máquinas, la reducción de los consumos y la mejora de la eficiencia energética y el uso de fuentes de energía verdes. En esta transición, la tecnología basada en hidrógeno será una alternativa energética de mucho interés para el sector.
Actualmente, la electrificación de la maquinaria en el sector de la construcción ya se ha iniciado, pero a un ritmo lento, valora, aunque ya existen conceptos híbridos para algunos modelos específicos de máquinas. A corto plazo, los elevados costes de los componentes y del desarrollo de la tecnología, así como el gran peso y la poca autonomía de las baterías, siguen siendo las principales barreras para una mayor adopción de los sistemas de transmisión eléctricos e híbridos. A largo plazo, se espera que muchas máquinas podrán funcionar de forma autónoma, por lo que los sistemas de transmisión eléctricos se acabarán convirtiendo en la tecnología dominante.