Una estrategia público privada establece como meta para el año 2025 que al menos el 15% de los materiales y sistemas constructivos cuenten con certificación de atributos circulares, aumentando a un 30% al 2035. 

Fuente: El Mostrador

Esta columna de Renato D’Alençon y Roger Saintard aborda la importancia de reconocer el impacto de la construcción en el medio ambiente y la necesidad de implementar nuevas estrategias de cara a una relación distinta con el entorno. 

La conclusión que arrojó el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático -que algunos efectos del cambio climático no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios- puso en alerta al mundo entero. Frente a esta devastadora evidencia, debemos actuar con medidas concretas. Un problema que ha sido poco tratado en la discusión pública, los medios de comunicación y la agenda legislativa, es la generación de residuos de construcción y demolición (RCD), los que constituyen un importante porcentaje en los residuos sólidos y tienen un alto impacto ambiental. Según datos del Ministerio del Medio Ambiente, el 61% de los residuos sólidos es considerado industrial, y el 56% de estos proviene de la construcción. Junto a lo anterior, se estima que el 93% de estos residuos son dispuestos en casi 4.000 vertederos ilegales, equivalentes a 1.444 hectáreas.

Con estos antecedentes, en agosto de 2020 se lanzó la Hoja de Ruta RCD y Economía Circular en Construcción 2035, formulada en un esfuerzo común entre ministerios, los gremios, la academia, CORFO y otras instituciones, con el liderazgo de Construye 2025. Esta hoja de ruta se suma a la Estrategia de Construcción Sustentable y a la Hoja de Ruta para un Chile Circular al 2040, formuladas con anterioridad, y profundiza en un sector especialmente relevante desde el punto de vista de la intensidad de uso de materiales y generación de residuos.

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La Economía Circular (EC), que es una de las estrategias más recientes para abordar la sostenibilidad ambiental, puede ser aplicada en el sector construcción, analizando los RCD desde sus principios e implementando sus criterios al medio construido. Esto debe hacerse entendiendo que todo lo que diseñamos, producimos y utilizamos forma parte de un continuo que no se inicia en la extracción de materias primas ni finaliza con la disposición de residuos, sino que comprende el uso de los recursos en todas las etapas del ciclo de vida y en varios sub-ciclos o fases no lineales, que se pueden diferenciar e intervenir, para mejorar el proceso de producción del espacio físico. Los beneficios de la economía circular surgen de una sustitución 1:1 de producción primaria por una producción secundaria. Es decir, cada kilogramo de producción secundaria reduce la producción primaria en un kg. Cumplir estas metas tiene por objetivo disminuir el uso de materias primas, cuya extracción y procesamiento es intensivo en energía y materiales, sustituyéndola por una producción secundaria de materiales y sistemas constructivos, mediante la reparación, reutilización, reacondicionamiento o reciclaje, en una industria de alto impacto.

En la Hoja de Ruta RCD y EC se establece como meta para el año 2025 que al menos el 15% de los materiales y sistemas constructivos cuenten con certificación de atributos circulares, aumentando a un 30% al 2035. Asimismo, se espera que al 2050 al menos el 30% del volumen de los RCD se valoricen, ya sea mediante la reutilización o el reciclaje, para la fabricación de nuevos productos.

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La iniciativa anterior se suma a otras de carácter público y privado que buscan capturar el potencial que presenta la EC en el sector construcción. Sin embargo, estas se encuentran en etapa de acuerdos estratégicos intersectoriales con alcances más bien generales. Por lo mismo, no se han traducido en regulaciones o incentivos capaces de promover de manera efectiva la introducción de innovaciones concretas en los procesos productivos, estándares de desempeño o materiales empleados en la construcción. Por lo mismo, con un grupo de académicos de la Universidad Católica, y con el apoyo del Centro de Políticas Públicas UC, estamos trabajando en el desarrollo de propuestas para la implementación de una estrategia circular en la construcción, que permita la inclusión efectiva de materiales y sistemas constructivos con atributos circulares en esta industria.

En una industria tan dinámica y sensible al mercado y las regulaciones, la consideración temprana de medidas que incluyan incentivos o nuevas normas es esencial para la implementación efectiva de los lineamientos desarrollados recientemente y los que aún se estudian en el sector. El cumplimiento de las metas propuestas será un desafío en la integración de estrategias de Economía Circular en un sistema de producción con complejidades propias, que ya enfrenta desafíos de productividad e innovación.

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