La corrosión estructural del hormigón es uno de los principales quebraderos a la hora de construir edificios. Su detección es por un lado muy costosa y por otro destructiva para las estructuras. Hasta ahora.
Fuente: Imnovation
Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia han desarrollado un novedoso sistema de sensores que ayuda a evaluar el nivel de corrosión en estructuras de hormigón armado a un bajo coste y sin necesidad de destruir el material. ¿Quieres saber cómo es posible?
Tanto en edificios de nueva obra como en construcciones antiguas, la corrosión en forma de humedad, dióxido de carbono o cloruros, entre otras agresiones externas, supone un problema que aparte del negativo impacto visual puede significar un riesgo para la seguridad, ya que se trata de un proceso lento que ataca el armado de la estructura, provocando importantes daños estructurales y siendo una de las principales causas de deterioros en el hormigón.
En la actualidad, los procedimientos utilizados para conocer el nivel de corrosión emplean técnicas destructivas, como análisis electroquímicos, sobre áreas expuestas de la estructura que posteriormente se recubren con mortero para rellenar la zona dañada.
Sensores y software a tiempo real para detectar la corrosión
Este nuevo sistema patentado por los investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia emplea sensores de bajo coste que pueden detectar con mucha anticipación y mediante un método no invasivo tanto la velocidad como la intensidad del proceso de corrosión. De esta forma, se pueden reducir significativamente tanto el tiempo de respuesta como los costes de reparación y mantenimiento.
En el sistema desarrollado por los investigadores de la entidad española, el software registra información en tiempo real de cada uno de los sensores que forman la red. Los datos de la velocidad de avance y profundidad de la corrosión generan alertas tempranas ante cualquier punto dañado, permitiendo a los técnicos prever con suficiente antelación las necesidades de intervención, conocer el estado real de la estructura y ofrecer mayores niveles de seguridad y calidad en edificios.
Gracias a esta tecnología, las construcciones de obra nueva podrían implantar sensores en el hormigón armado de las zonas más susceptibles de sufrir corrosión, y en los proyectos de restauración de edificios antiguos es posible implantar los sensores mediante técnicas no destructivas para comenzar la monitorización del desgaste corrosivo.