Su particular plan -minimizar espacios interiores y establecer conexiones múltiples gracias a su fachada abierta- transforma a este proyecto en uno de los hitos arquitectónicos modernos del país asiático, uno en el que el hormigón no sólo juega un rol estructural, sino también, arquitectónico en cuanto realza las particulares prestaciones de su diseño.

Fuente: Hormigón al Día

El barrio de Cheongdam-dong se encuentra ubicado el distrito de Gangnam, el tercero más grande del área metropolitana de Seúl, capital de Corea del Sur. Se trata de uno de los sectores más adinerados de dicha ciudad, con un importante desarrollo urbano en ese barrio gracias a la presencia de grandes fortunas, las que propiciaron la construcción de algunos de los bienes raíces más costosos de Seúl.

Sin embargo, hace poco más de una década, Cheongdam-dong no presentaba mayor crecimiento y era más una zona de tránsito entre Apgujeong-dong (barrio exclusivo del distrito de Gangnam-Gu, ubicado al norte de Cheongdam-dong) y Garosu-Gil, una zona de Sinsa-Dong. Desde el año 2012, aproximadamente, en Cheongdam-dong comenzó la instalación de grandes tiendas de lujo, restaurantes, bares y, poco a poco, celebridades locales comenzaron a construir sus viviendas en esa zona, demostrando el paulatino crecimiento de ese sector.

Esto motivó a que el arquitecto local Sae Min Oh desarrollase, junto a su estudio Bang by Min, un proyecto que fuese “un espacio que pudiera revitalizar a la comunidad local y representar un nuevo rol y dirección en el vecindario”. El resultado fue el edificio Interrobang, destinado a usos comerciales y de oficina que, al momento de su finalización el año 2015, se convirtió en uno de los hitos arquitectónicos más llamativo de la capital surcoreana.

Estableciendo una “calle tridimensional”

Para los arquitectos, este nuevo edificio -que se ubicó cerca de una de las principales avenidas del barrio de Cheongdam-dong- no sólo “debía responder a las necesidades de su entorno de manera sensible, sino también, debía establecerse como un elemento disruptivo del paisaje urbano local para así, revalorizar la calle donde se emplaza”, explicaron en la descripción del proyecto.

Dada su doble característica, tanto edificio comercial y de oficinas, como también, que se trata de un espacio habitable en el contexto de un sector residencial, el diseño arquitectónico del complejo “tiene que hacer frente a posibles cambios en su programa interno, como oficinas, tiendas, cafés, y como barrio residencial”, detallaron desde el estudio en la descripción del proyecto.

Esto llevó a “proponer una reducción del área común, que incluye el ascensor, la escalera y un baño público, con el propósito de maximizar el área de alquiler, lo que permitirá que todas las otras zonas del edificio funcionen de forma apropiada”, explicaron los arquitectos.

Gracias a esa modificación en el diseño, “se hace necesaria la accesibilidad múltiple a través de la continuidad de la calle y se toma en consideración el sistema de estructura espacial vertical (el que es flexible para cambios en el programa y que tiene una suave línea de tráfico interna). De esta manera, las viviendas colindantes de baja altura pueden evitar un sistema espacial vertical desconectado y brindan un espacio de comunicación al rodearlo. Esto, desde punto de vista arquitectónico, fue uno de los requisitos del mandante”, destacaron desde el estudio.

Hormigón como solución arquitectónica y estructural

En Interrobang, el rol del hormigón no sólo es estructural -en efecto, todo el proyecto se edificó con hormigón armado- sino también estético, ya que gran parte del material se dejó a la vista. Asimismo, el edificio, en su afán de converger con su entorno y desarrollar su particularidad dentro del paisaje urbano, presenta las escaleras externas como una suerte de “envolvente” que se puede ver directamente desde la calle, las que precisamente, marcan los puntos de unión y accesibilidad que quiso generar el arquitecto.

Además de la presencia de hormigón armado y a la vista, el edificio Interrobang cuenta con superficies de acero inoxidable y una habitación con grandes ventanales en su parte superior. Esto, sumado a su particular diseño, en el que “la reconfiguración de varios programas ocupando la calle para crear una “calzada tridimensional”, revitalizaría la cultura de la pequeña escala”, explicaron desde el estudio.

Con un área de 329 m2, el edificio Interrobang se completó el año 2015 y desde su inauguración, destacó por su particular diseño arquitectónico. En efecto, el mismo año en que se completó, se adjudicó el Premio de Arquitectura de Seúl, entre otros galardones, lo que da evidencia de la importancia del proyecto para el desarrollo de uno de los vecindarios más pujantes de la capital de Corea del Sur.

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