En un edificio, un colapso progresivo ocurre cuando un fallo en una parte del mismo inicia un efecto dominó, que lleva a un colapso completo, ocasionando graves pérdidas humanas y materiales. Uno de los casos más recientes de colapso de este tipo es el de las torres Champlain de Miami en Estados Unidos el año pasado, con 98 muertos.
Fuente: Noticias de la Ciencia
Los edificios están expuestos a las devastadoras consecuencias de situaciones extremas causadas por el cambio climático global, amenazas terroristas, su propio envejecimiento, o un mantenimiento y conservación inadecuados. Y en el caso de las estructuras prefabricadas, todavía más. Estas construcciones siempre han estado lastradas por su mayor vulnerabilidad frente a eventos extremos, y es que, al estar formadas por componentes que se unen en obra, son especialmente sensibles a la propagación de fallos y al colapso total.
Para evitarlo, un equipo de investigación del Instituto ICITECH de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) en España está llevando a cabo el proyecto PREBUST, que cuenta con la colaboración de la empresa valenciana Levantina Ingeniería y Construcción (LIC). “Nuestro objetivo es minimizar los riesgos de colapso progresivo”, apunta José M. Adam, investigador del ICITECH, profesor del Máster Universitario de Ingeniería del Hormigón (MUIH) de la UPV y uno de los coordinadores del proyecto. Para ello, el equipo de la UPV ha construido el primer edificio-probeta prefabricado a escala real. En él, están desarrollando la campaña experimental más ambiciosa que se ha llevado hasta ahora a nivel mundial en este ámbito, simulando diferentes situaciones extremas.
“Estructuras prefabricadas se han hecho muchas en el ámbito de la investigación. Pero esta es la primera que se hace a nivel mundial para este tipo de ensayo. La investigación es pionera en todo el mundo, ya que en el campo del colapso progresivo habitualmente se trabaja con probetas a escala y en laboratorio. Aquí vamos a escala real, y con situaciones de fallo reales”, añade Pedro Calderón, también investigador del ICITECH y profesor del MUIH de la UPV y codirector del proyecto.
El edificio-probeta ha sido monitorizado con sensores de última generación, específicamente: galgas extensométricas para monitorizar la deformación dentro del hormigón; y captadores de desplazamiento y acelerómetros, tanto eléctricos como de fibra óptica. Además, se han utilizado también diferentes cámaras, tanto convencionales como de alta velocidad, para evaluar y visualizar la respuesta del edificio. “Los resultados obtenidos en los últimos ensayos demuestran que, con diseños “low cost”, las estructuras prefabricadas pueden ser igual de seguras que el resto, lo que permite aprovechar sus ventajas de sostenibilidad, economía y calidad, al añadir una mayor seguridad”, destaca Adam.