El aluminio es un material muy presente en la arquitectura y diseño hotelero, principalmente en las ventanas, si bien tiene su espacio en otras muchas estructuras. El aluminio se presenta como material muy ligero y resistente, por eso es muy adecuado en construcciones tipo “muros cortina”, donde la distancia entre las barras y el tamaño del vidrio hace necesaria la instalación de estructuras rígidas que sean capaces de soportar todo el peso.

Fuente: Tecno Hotel News

Aun así, desde hace unos años, el PVC está ganando presencia, especialmente en las ventanas. Y es que hay estudios que defienden la mayor efectividad del PVC en cuanto a aislamiento y su consecuente ahorro energético. Por eso, en países como el nuestro, con veranos muy calurosos e inviernos muy fríos, el PVC podría ser mejor a la hora de ofrecer un aislamiento mayor.

Aun así, el aluminio gana ahora otro punto a su favor, en cuanto a sostenibilidad se refiere. Y es que frente a la madera y al PVC, el aluminio se postula como el material más indicado para un futuro que se rija por los principios de la Economía Circular.

Esta es una de las principales conclusiones que trae a la luz el “Informe de Circularidad” que acaba de publicar la AEA (Asociación Española del Aluminio y Tratamientos de Superficie), que representa a más de 600 empresas del sector. Según este, el valor de circularidad medio del aluminio de sitúa en el 70%; casi el doble que la madera (con un índice medio del 39%), y casi el cuádruple que el plástico denominado PVC (con un índice medio del 19%).

El valor medio se ha extraído a partir de varios indicadores obtenidos por diversos métodos, en concreto, la Puntuación de Reutilización de Material (PRM) de la certificación “Cradle to Cradle”, el Indicador de Circularidad Material (ICM) propuesto por la Fundación Ellen MacArthur, y el Índice de Circularidad (IC) propuesto por el profesor Cullen de la Universidad de Cambridge. Los resultados de estos índices aportaban, así, una horquilla en cuanto a la circularidad de cada material, siendo estos intervalos:

El aluminio presenta valores de circularidad entre el 65,9% para el ICM, el 75,3% del PRM, y el 66,7% para el IC.

En el caso del plástico (PVC) los indicadores estudiados se encuentran entre el 10,1% obtenido para el IC, y el 24,4% para el ICM.

Para la madera, se han obtenido un valor de 35,5% para el ICM y un valor de 43,3% para el PRM.

Aluminio

El propósito del estudio es el de analizar los índices de circularidad de estos tres materiales (aluminio, PVC y madera), fundamentales en sectores tan de peso como la construcción, donde los esfuerzos se dirigen a continuar creciendo desde la no emisividad, la durabilidad, y el empleo de materiales cuya continuidad esté asegurada más allá de su vida útil como materiales para la edificación.

Así, en el caso de los perfiles de ventanas, el valor del ICM puede alcanzar el 81% para el aluminio. Esto se debe a la extensión de la vida útil de las ventanas de aluminio con respecto a las de PVC y madera.

El indicador de circularidad se entiende como un porcentaje, por lo que el ideal se situaría en el 100%. Cuanto más nos alejamos de esa cifra, significa que el flujo de materiales no es circular, sino netamente lineal. Es decir, con un ciclo de vida de usar y tirar.

Dicho de otro modo; el contenido de aluminio reciclado en la actualidad está limitado por la disponibilidad de chatarra de este material. El constante aumento de la demanda de aluminio y el hecho de que, en algunos sectores, como el de la construcción, la vida útil de los productos sea de varias décadas, provoca que el aluminio reciclado en la actualidad no sea suficiente para satisfacer la demanda de este material. Se requiere por tanto la inyección de aluminio primario en la cadena de suministro.

¿Por qué se han aplicado estas tres metodologías?

El interés creciente por la Economía Circular ha abierto el debate acerca de la identificación de las métricas más adecuadas a la hora de determinar la consecución de sus objetivos por parte de productos, organizaciones, países o regiones, sin bien aún no existe consenso al respecto.

Es por ello por lo que, a la hora de obtener estos índices de circularidad medios, se ha realizado una revisión de tres de los métodos propuestos: los de la certificación “Cradle to Cradle”, la propuesta por la Fundación Ellen MacArthur, y el cálculo del indicador de circularidad propuesto por el profesor Cullen. De los resultados obtenidos siguiendo cada una de las fórmulas (las cuales se explican, desarrollan y cuyos resultados se muestran en el informe), se ha extraído este valor medio de circularidad, que sitúan al aluminio como el material más circular y sostenible.

¿De dónde surge la necesidad de este estudio?

Bien es sabido que el volumen de materias primas extraídas de la naturaleza ha sufrido un aumento dramático en las últimas décadas. A ello se suma el carácter lineal del modelo de consumo que acompaña a esta extracción de recursos, en el que el flujo de materiales que vuelven al sistema económico tras ser reciclados es muy reducido. La consecuencia directa más clara son los graves problemas ambientales que esto genera, y una escasez cada vez mayor de determinadas materias primas, lo que ha provocado una subida de precios no menos dramática.

Sin duda, el aumento sustancial en la eficiencia de los procesos ha contribuido a la solución; no obstante, ha supuesto una mejora sólo a corto plazo.

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