El triturado de este cuesco añadido a los ladrillos podría servir de aislante térmico y enmarcarse en el concepto de ‘construcción sostenible.

Fuente: Ekos Negocios

Una tesis de la Universidad de La Rioja ha demostrado que la incorporación de triturado de cuesco de oliva en ladrillos de mortero mejora sus propiedades como aislante térmico y revaloriza este subproducto de la industria del aceite.

Un ‘dopaje’ equilibrado 

El trujado de la oliva para producir aceite genera un resto de triturado del cuesco, subproducto que se emplea como combustible en calderas de biomasa. Esta investigación estudia su uso en la fabricación de materiales de construcción en bases de cemento, como son los ladrillos GERO (perforados) de mortero.

“Al ‘dopar’ los ladrillos con el triturado, pierden cierta resistencia mecánica, pero aumenta su capacidad de aislamiento térmico, minimizando la transmisión de calor”, ha explicado Alejandro San Vicente, “se busca un equilibrio que los haga óptimos para la construcción de edificios nuevos en España”.

Para encontrar este equilibrio, ha realizado pruebas con ladrillos ‘dopados’ entre un 5% y un 30% (en volumen de sustitución de árido por triturado de cuesco de oliva), ya que a partir de esta proporción se pierden las propiedades de resistencia exigidas en construcción. Los mejores resultados globales se han obtenido con porcentajes de entre el cinco y el quince por ciento.

Construcción sostenible

Esta investigación se enmarca en el concepto de ‘construcción sostenible’, que busca abordar desde el punto de vista de la ingeniería y la sostenibilidad tres pilares fundamentales: viabilidad técnica, energética, económica y social; conservación del medioambiente, y reutilización de recursos.

Los ladrillos así fabricados aumentan su capacidad aislante, lo que reducirá el consumo de calefacción y climatización de las viviendas que se construyan con ellos. Así, aunque el coste inicial es mayor, se calcula que en un plazo de entre once a cuarenta años (dependiendo del porcentaje de triturado) la inversión inicial se amortiza con el ahorro en las facturas de suministros energéticos.

Además de su viabilidad técnica y económica, el análisis de ciclo de vida demuestra la reducción de emisiones de CO2 a largo plazo en las viviendas construidas con este tipo de ladrillo, en especial aquellas que utilizan fuentes energéticas dependientes de la electricidad (aerotermia, calefacción eléctrica, aire acondicionado, etcétera).

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