El uso de ciertos materiales de construcción es un tema delicado, no solo por su elevado coste, también por el impacto medioambiental que conlleva. Si te sorprendió saber cómo se usan las algas en los edificios del futuro, no te esperarás la última novedad que acabará con todos los metales. Es un material microscópico que absorbe su propia contaminación, una idea que parece de ciencia-ficción, en efecto.
Fuente: Ecoticias
Los nanotubos de carbono son materiales de tamaño microscópico compuestos de carbono puro que se enrollan para formar estructuras tubulares. Estas estructuras tan diminutas tienen propiedades excepcionales, como una resistencia mecánica extrema y una gran conductividad eléctrica y térmica.
En los últimos años, ha surgido un gran interés en aplicar los nanotubos de carbono en el sector de la construcción para crear materiales más sostenibles y eficientes. Al añadir una pequeña cantidad de estos nanotubos a hormigones y cementos, se puede mejorar significativamente la absorción de CO2.
Los nanotubos tienen el potencial de revolucionar la forma en que construimos edificios e infraestructura, ayudando a reducir las emisiones de carbono del sector y crear estructuras inteligentes y autosuficientes. Sin embargo, su aplicación a gran escala aún enfrenta desafíos en términos de costes y regulación.
Los nanotubos, directos a reemplazar a los metales en la construcción
Los nanotubos de carbono son unas estructuras cilíndricas huecas compuestas de átomos de carbono. Su diámetro es de tan solo unos nanómetros, de ahí su nombre. Estos tubos microscópicos poseen propiedades únicas que los hacen muy interesantes para su uso en materiales de construcción.
Quizás la más destacada es su extrema resistencia mecánica, hasta 100 veces más resistentes que el acero. Además, los nanotubos de carbono son extremadamente ligeros. Pesan menos de un sexto que el acero y el aluminio. Esta combinación de alta resistencia y bajo peso los convierte en un refuerzo estructural ideal.
Otra ventaja es su flexibilidad y capacidad de deformación. Los nanotubos pueden doblarse y elongarse mucho más que otros materiales sin romperse. Esto permite crear materiales compuestos muy tenaces y duraderos, que a la larga necesiten un menor mantenimiento y no se oxiden.
¿Será posible usarlos junto con hormigón o cemento? Todas las claves
Los nanotubos de carbono tienen un gran potencial para reforzar el hormigón y el cemento, mejorando significativamente sus propiedades mecánicas. Al añadir una pequeña cantidad de nanotubos al hormigón, se consigue un importante aumento de la resistencia a la compresión, tracción y flexión.
Esto se debe a que los nanotubos actúan como una armadura a nivel microscópico, entrelazándose en la matriz de cemento y proporcionando una mayor cohesión interna. Debido a su elevada rigidez y resistencia, son capaces de soportar tensiones y transferir cargas de manera muy efectiva.
Diversos estudios han demostrado incrementos de resistencia a compresión de hasta un 45 % al añadir sólo un 1 % en peso de nanotubos de carbono. Incluso con porcentajes menores se obtienen mejoras notables en las propiedades mecánicas.
Además de la resistencia, la adición de nanotubos también aumenta la tenacidad y ductilidad del hormigón, evitando una rotura frágil. Esto es crucial para estructuras sometidas a esfuerzos dinámicos o impactos, pero también para minimizar el consumo energético en las viviendas (aunque esto está por ver).
Visto el nuevo material, podríamos estar ante el fin de los metales en la construcción, o bien ante una solución a corto plazo que fuera rápidamente sustituita. Eso es lo que sucedió en su momento con el poliuretano —por motivos que todos conocemos desde hace años—, pero que no pasará con este nuevo aislante en gel con forma de perlas que es un 70 % más barato en comparación con los convencionales.