CDT El fibrocemento con partículas de amianto todavía sigue estando muy presente en numerosas construcciones de nuestro país. Es habitual encontrarlos en forma de bajantes, de uralita, tuberías o fachadas de fibrocemento. Durante décadas se utilizó de manera masiva en el levantamiento de viviendas y naves, aunque sin conocer en realidad los riesgos que entrañaban.
Fuente: Ecoinventos
Hay que decir que el fibrocemento en sí no implica ningún tipo de peligro para la salud mientras no sufra ningún desperfecto. El problema está en el momento en que haya que manipularlo, ya que es cuando el material se convertirá en nocivo para la salud. En el momento en que se fracciona para manipularlo, las partículas de amianto salen al exterior y pueden ser inhaladas por los operarios de no estar correctamente protegidos con las medidas correctas.
Este material resulta bastante resistente y puede extender su vida útil por encima de los 25 años. Pero el paso del tiempo lo acaba deteriorando a causa de la prolongada exposición al aire libre y la humedad. Esto contribuirá a que se liberen fibras tóxicas de amianto al ambiente, que elevará las posibilidades de sufrir una enfermedad respiratoria. Puede hacer que se desarrollen graves afecciones pulmonares como el cáncer de pulmón y el asbestosis. Los problemas de salud no son visibles hasta pasados unos años, de ahí que muchas veces las personas no sean conscientes del enorme daño que puede generar este material.
El fibrocemento resulta especialmente nocivo cuando se encuentra dañado, se manipula sin la debida protección o cuando se permanece un largo periodo de tiempo en contacto directo con él. Por eso resulta importante que llegado el momento dejemos en manos de profesionales expertos en retirada fibrocemento Madrid cualquier tipo de acción al respecto.
Un material especialmente peligroso
El contacto directo con el fibrocemento contribuirá a que se incremente el riesgo de inhalación de las fibras tóxicas de amianto. La manipulación de este material exige el uso de la protección adecuada establecida por ley, en donde deben estar presentes los trajes de protección especial, gafas, mascarillas y guantes.
Hay que incidir en que este proceso de retirada debe hacerse siempre siguiendo el tratamiento correcto y destinando los restos a los puntos limpios autorizados para que sean tratados. De lo contrario hay peligro de que se expanda el polvo del ambiente por el aire. Por eso hay la necesidad de contar con empresas especializadas, que sigan los protocolos de seguridad.
Las medidas a adoptar para retirar el fibrocemento
En la fabricación del fibrocemento se recurría al amianto como fibra de refuerzo. En la década de los 90 del siglo pasado se fue retirando dicho material debido a los problemas de salud que generaba. En España ya no se permite su uso, aunque en otros países todavía sigue estando muy presente el amianto para las construcciones.
La retirada de fibrocemento con partículas de amianto exigirá un amplio protocolo que solo está al alcance de personal cualificado, que son los únicos que disponen de los medios precisos. El proceso se compone de las siguientes fases:
Aislamiento de la de la zona: se debe aislar el espacio y analizar la concentración de fibras en el entorno.
Retirada de los paneles de fibrocemento: se procede a quitar los paneles con la maquinaria y el personal adecuado, además de realizar una limpieza en profundidad en la zona.
Transporte de los restos: el material resultante se transportará en camiones especiales adaptados para realizar esa labor.
Destrucción del material: hay depósitos y vertederos dedicados en exclusiva a la destrucción de amianto que reúnen las medidas de seguridad que se piden para dicho objetivo.
Como acabamos de comprobar, se trata de un proceso que no está al alcance de los particulares. Por eso es conveniente dejarse asesorar por los profesionales del sector, que cuentan con los conocimientos y el material preciso para operar con las máximas garantías en estos espacios.
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