El Refugio Fúngico es un reciente proyecto experimental de investigación y desarrollo biotecnológico que materializa una instalación generada a partir de un biomaterial producido a base de desechos orgánicos y micelio.
Fuente: Plataforma Arquitectura
Las posibilidades del micelio –parte vegetativa de los hongos– en la arquitectura están cada vez más presentes entre nosotros por su capacidad de ser moldeado para producir desde muebles y embalajes hasta paneles aislantes y ladrillos, de buenas características acústicas y térmicas, e incluso con un buen comportamiento frente al fuego.
En Argentina esto ya es una realidad. Refugio Fúngico es un reciente proyecto experimental de investigación y desarrollo biotecnológico llevado adelante por SUPERPRAXIS que materializa una instalación efímera en la ciudad de San Carlos de Bariloche, generada a partir de un biomaterial producido a base de desechos orgánicos y micelio.
Los autores del proyecto cuentan que “el micelio posee una estructura de filamentos microscópicos denominados hifas que se expanden en forma de red de manera rizomática alimentándose de materia inerte, aglomerando los desechos orgánicos y generando una estructura que posee la capacidad de adquirir una resistencia final superior a la de materiales como el hormigón. A su vez, se caracteriza por su gran liviandad, sus propiedades ignífugas y termoacústicas, y su buena flotabilidad debido a su porosidad”.
Al estar compuesto por desechos orgánicos y un organismo vivo, el biomaterial obtenido es completamente biodegradable y compostable, por lo que una vez cumplida su función en el tiempo puede volver al medio en forma de abono, cerrando la cadena circular y volviendo al inicio para nutrir la tierra y dar nuevamente vida.
Los mayores saltos evolutivos de las especies se han dado a través de la cooperación. Es momento de comprender que las grandes alianzas están con la naturaleza. Comprenderla permite cuidarla, respetarla y convivir como parte de la trama ecosistémica que conformamos, por fuera de una visión antropocéntrica de explotación-depredación de todo aquello que nos rodea.
La instalación en términos espaciales propone la configuración de un refugio generado a partir de la repetición de una serie de ladrillos de Micelio de la especie de hongos comestibles Ganoderma Lucidum (Reishi), en un sistema de código abierto, conformando un límite permeable que funciona como membrana de intercambio entre el interior y el exterior. Así mismo, en términos lingüísticos los ladrillos poseen la capacidad de interactuar con el medio que los rodea, dado que su textura y color derivan de la expresión propia generada por el Micelio en relación a las variantes climáticas y atmosféricas del contexto al que se expone, en un proceso dinámico que muta a lo largo del tiempo dando lugar a lo indeterminado e impredecible. Esto permite reflexionar sobre los conceptos de transformación, mutabilidad, lo efímero, el tiempo y la interacción medio-individuos. A su vez, propone visibilizar la capacidad de generar herramientas donde naturaleza, diseño y tecnología convergen para dar respuesta y soluciones de alto impacto en términos ambientales y por lo tanto sociales a partir de la reutilización de materia de descarte de la industria alimenticia y maderera local como componentes principales junto con el micelio para la producción del biomaterial.
Se busca llevar al máximo las múltiples formas de relación con el material, incorporando también la expresión sonora al proyecto. La instalación pretende expandir la experiencia sensorial desde la percepción del espacio que configura en tanto hábitat-refugio, permitiendo verlo, tocarlo y también escucharlo, traduciendo la bio-data obtenida de la actividad del Micelio vivo en expresiones sonoras a través de la bio-sonificación.