Actualmente, es el responsable del 36% del consumo energético y del 40% de las emisiones de dióxido carbono totales a nivel internacional. Para revertir esta situación, busca apoyo en la formación, la tecnología y los nuevos materiales, técnicas y estándares.
Fuente: El Mundo
Hospitales, oficinas, viviendas, aeropuertos… La edificación de cualquiera de estas estructuras conlleva procesos que, tal como se han realizado tradicionalmente, han convertido al sector de la construcción en uno de los menos sostenibles actualmente. Concretamente, según datos de la Agencia Internacional de la Energía, representa aproximadamente el 36% del consumo energético final y el 40% de las emisiones de dióxido de carbono. Unos registros que, tanto por obligación como por necesidad, dentro de la propia industria están tratando de revertir.
En primer lugar, por las propias exigencias de la Agenda 2030, que obligará a integrar nuevas prácticas que permitan alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Pero no sólo por eso. Pedro Fernández Alén, presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), afirma que «la apuesta del sector por la sostenibilidad es inapelable, una cuestión de supervivencia». Esto, tal como reitera, se debe en buena medida a «la situación económica de las empresas, que actualmente se encuentra amenazada por la mala salud de la contratación pública en España».
A lo anterior se suma el problema de captación de talento joven del sector. Tal como comenta Fernández Alén, las estimaciones de la CNC indican que actualmente «hay un déficit de unos 700.000 trabajadores y que sólo el 9% del total de la ocupación está compuesto por menores de 30 años». La sostenibilidad puede convertirse en un apoyo para crear nuevos empleos que sean mucho más atractivos para este segmento de la población.

Ante esta situación, la formación en materia medioambiental gana cada vez más peso. Por ejemplo, Andimac, la patronal de la reforma y la rehabilitación, ha puesto en marcha cursos gratuitos junto a la Fundación Laboral de la Construcción (FLC) para oficios y trabajadores. Y no se limitan a eso. También hay programas para cuadros intermedios, directivos o empleados de los canales de comercialización y suministro. El objetivo, tal como señala Sebastián Molinero, secretario general de la patronal, «es llegar a la toma de decisión, porque es desde donde los cambios permean al resto de capas de las empresas».
Conseguir ese cambio de mentalidad y completar la transición hacia un modelo basado en la circularidad y la gestión eficiente de la energía, pero sin perder competitividad, es lo que buscan actualmente las empresas del sector. Para ello, más allá de la contratación de profesionales cualificados y de ofrecer formación específica, están apostando por nuevas técnicas y metodologías. Una de las de mayor penetración en España durante los últimos años es la construcción industrializada. Básicamente, consiste en realizar la mayor parte de la obra dentro de una fábrica. Esto, lógicamente, supone un importe ahorro de costes y, a su vez, una reducción del gasto energético asociado a los procesos eliminados.
Bauwood, una oficina técnica nacida en 2021 en Madrid precisamente para dar respuesta a los retos que afronta el sector en materia de descarbonización, es una de las entidades que está apostando por este tipo de construcción, que considera clave para la transformación de la industria. «Adaptar nuestros proyectos a este modelo permite un mayor control de la calidad de ejecución y reduce los tiempos de obra, minimizando a su vez el impacto ambiental», asegura Laura Motilla, empresaria, arquitecta y socia fundadora de Bauwood.
Esta nueva forma de construir puede incluso potenciar sus ventajas y beneficios a través de la digitalización de los procesos. Según explica Mireya Reguart, arquitecta técnica superior y socia fundadora de Bauwood junto a Motilla, la industrialización permite «una mejora en la precisión y la coordinación en la fase de diseño», pero también «facilita la prefabricación y el montaje en obra, optimizando el uso de materiales y reduciendo residuos y emisiones».
Materiales sostenibles
La construcción industrializada no es la única apuesta diferencial de Bauwood. Otra de sus señas de identidad es el uso de madera técnica. Según las fundadoras de la firma, es «es uno de los materiales más sostenibles» con los que se puede afrontar tanto una obra nueva como una reforma: «Los árboles almacenan carbono durante su crecimiento, lo que ayuda a mitigar el cambio climático. Además, al utilizar madera de bosques gestionados de forma sostenible, garantizamos la renovación de los recursos forestales».
Que sea un material sostenible no significa que implique defectos o complicaciones a nivel técnico. Tal como comenta Reguart, «su ligereza también reduce los tiempos de construcción, disminuye el consumo energético en el transporte y facilita la prefabricación, lo que optimiza los recursos y minimiza los residuos en obra».
El tercer pilar de la estrategia de Bauwood es la innovación. Como detalla Motilla, además de la digitalización asociada a la construcción industrializada y el uso de software de modelado para la edificación, han transformado su estudio en «un laboratorio tecnológico, lo que nos permite desarrollar herramientas digitales que automatizan procesos y mejoran la eficiencia a lo largo del ciclo de vida de los edificios, desde el diseño hasta su operación y mantenimiento».

Seguir el camino de la innovación para avanzar en materia de eficiencia energética es algo cada vez más interiorizado por todas las empresas del sector. Otro buen ejemplo dentro de España es Evocons, un proyecto que surgió en Canarias en 2018 y que trata de ir un paso más allá: no sólo pretende digitalizar y automatizar los procesos previos que se realizan en la fábrica o el estudio, sino también los que se realizan a pie de obra. Para ello, diseña, fabrica y vende sistemas de construcción digitales y sostenibles que unifican la impresión 3D, la robótica y el machine learning.
Menor coste e impacto
De todas esas herramientas, la que sin duda ha causado un mayor impacto en la industria nacional es Evoconstructor, un sistema robótico de seis ejes de impresión en tres dimensiones. «Todo comienza a través de un modelo 3D, que se exporta a un software propio y es ahí donde se determinan fácilmente todos los movimientos que la máquina tendrá que ejecutar en cada etapa», explican desde la compañía. Y añaden: «El proceso de ejecución se inicia con la impresión de los encofrados de la cimentación. A partir de ahí, se colocan las armaduras de un modo manual, según un cálculo estructural, y se vierte el hormigón de forma automatizada».
Esta herramienta se alimenta de una mezcla de cemento, áridos y un mínimo de aditivos, lo que posibilita la impresión, y es capaz de automatizar hasta el 60% del trabajo. Además, según los cálculos de Evocons, puede reducir «entre un 16% y un 40% el impacto medioambiental, entre un 20% y un 30% los costes, hasta un 40% el consumo de energía y otro 90% la generación de desperdicios».
La otra gran asignatura pendiente del sector es alcanzar una mayor eficiencia en el posterior uso de los edificios. Actualmente, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el 55% del parque edificado español es anterior a 1979. Esto deriva en un gasto energético importante, que sólo puede reducirse significativamente aplicando nuevas técnicas de construcción y rehabilitación.
Una de las que más se ha popularizado en España durante los últimos años es el Passivhaus, un estándar de edificación que surgió en Alemania en los años 90. Tal como apunta Daniel Fernández Dobrito, diseñador certificado en este tipo de construcción y miembro de la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), «garantiza una mínima demanda energética para su climatización, sin que esto implique un mayor coste en el proceso». Desde la fundación de esta asociación en España, en el año 2008, se han materializado unos 460 proyectos de Passivhaus. Por lo general, prosigue Fernández Dobrito, este estándar «permite reducir entre un 75% y un 90% las necesidades de calefacción y refrigeración».
El tiempo corre contra del sector en esta carrera por la sostenbilidad y la apuesta por nuevos materiales y técnicas, o por el uso de herramientas tecnológicas modernas, es cada vez más urgente. A juicio de Molinero, se necesita «una respuesta conjunta de toda la industria que implique un cambio cultural real y definitivo».