La Unión Europea genera más de 2.500 millones de toneladas de residuos al año y los derivados de la construcción y la demolición ocupan la primera posición, según datos de Eurostat, representando el 36% del total de residuos. En España, el sector de la construcción y demolición se posiciona también en primer lugar con un total de 29,8% del total de residuos.

Fuente: Interempresas

Para poder reducir estas cifras, la nueva ‘Ley de Residuos y suelos Contaminados’ obligará a separar in situ en obra. Esto implica un reto para la industria de la construcción, que fomentará acelerar el progreso hacia la sostenibilidad, y será un mecanismo facilitador para conseguir el objetivo de reducir en un 15% los residuos en 2030, al facilitar su gestión y mejorar su trazabilidad.

En este contexto, empresas del sector, como Rockwool, fabricante de aislamiento sostenible basado en lana de roca, desarrollan soluciones y programas dirigidos a la propia compañía, a los profesionales y a los propietarios de edificios, para impulsar el reciclaje de residuos. Gracias a estas soluciones y programas, la compañía ha logrado en 2021 recuperar y reciclar 64.000 toneladas de lana de roca provenientes de instalaciones existentes o de obras en marcha.

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La nueva ley del reciclaje obliga a separar los residuos in situ en la obra, para reducir en un 15% los residuos que se generan.

“Estamos comprometidos y contribuimos a la transición hacia la economía circular. De hecho, los productos de Rockwool están hechos de lana de roca, un material natural versátil que ofrece múltiples ventajas. Por ejemplo, es inherentemente circular y resiliente al fuego y por eso es ideal para aplicaciones en edificios, industrias, transporte, horticultura y gestión de agua”, explican desde la compañía.

La lana de roca, un material que se puede reciclar infinitamente

Actualmente, los modelos de producción lineal siguen prevaleciendo sobre los circulares, dándose circunstancias como que el pasado día 12 de mayo en España se produjo el ‘Overshoot Day’ (Día de la Sobreexplotación), o lo que es lo mismo, que transcurrido un tercio del año ya se ha consumido tantos recursos como los que se generarían en un ciclo anual.

De ahí que la compañía apueste por la lana de roca, cuyo atributo más destacado es que se puede reciclar para convertirla en nuevos productos, de forma infinita y sin ninguna pérdida de rendimiento y calidad. Esto contribuye a realimentar el ciclo productivo en uno de los sectores en los que se generan más residuos, sin sobreexplotar los recursos naturales finitos que ofrece el planeta.

Debido a la Ley, recientemente aprobada, aparecen nuevas exigencias para los fabricantes de producto. En línea con Europa, se exigirá la RAP (Responsabilidad Ampliada del Productor), entre cuyas responsabilidades destacan la aceptación de la devolución de productos reutilizables, la entrega de los residuos generados tras el uso del producto, el establecimiento de sistemas de depósito para garantizar la devolución o el uso de materiales procedentes de residuos en la fabricación de productos.

En el caso de Rockwool, implantó en 2021 el primer servicio de recogida y reutilización de residuos de aislamiento en obra de España, Rockcycle. Éste consiste en recoger los recortes sobrantes de la lana de roca, que se hayan utilizado durante la construcción del edificio, y llevarlos de vuelta a las instalaciones de Rockwool, donde se reincorporan en el proceso productivo para volver a ser utilizados.

De hecho, la compañía ofrece estos servicios integrales de reciclaje de lana de roca -auditados por terceros- en 17 países, y aumentó en 2021 en un 23% el volumen de material recuperado que se recicló.

Desde Rockwool afirman que “aprovechando la inherente reciclabilidad de la lana de roca, hemos seguido esforzándonos en tener sistemas de circuito cerrado en nuestras fábricas. En 2021, tres cuartas partes de nuestras instalaciones de fabricación de lana de roca eliminaron todos los desechos de lana de roca que van al vertedero, reduciendo los residuos de producción que van al vertedero en un 51% en comparación con 2015. A nivel mundial, nos hemos comprometido a reducirlos en un 85% en 2030”.

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