Si de Biocombustibles se trata, el mundo avanza y los científicos trabajan en busca de ir dejando atrás los combustibles fósiles y productos químicos. Es así como el biometanol ha ido ganando espacio. En esta nota les contaremos sobre su desarrollo a partir de materias primas forestales. Una innovación que, a través de la empresa Södra en Suecia, ofrece actualmente hasta 5.250 toneladas del combustible renovable al año.
Fuente: Madera21
Actualmente, la Unión Europea ha liderado el movimiento para adoptar energías renovables. Países como Suecia, Alemania y Dinamarca están invirtiendo fuertemente en la producción de biometanol como parte integral de sus estrategias para descarbonizar. Y desde octubre de 2020, es Suecia quien lleva la delantera con la primera planta de biometanol comercial libre de fósiles del mundo, en base a la misma materia prima de madera que la pasta de papel.
¿Quién lo elabora? Södra, un grupo industrial forestal que congrega a más de 50 mil propietarios de bosques familiares y que procesa materia prima proveniente de la floresta sueca para convertirla en recursos renovables.
Opera en la fábrica de celulosa ubicada en Mönsterås – Suecia, y se ha erigido como una muestra de que la destreza de la ingeniería, combinada con la innovación y la necesidad de diversificar la matriz energética para llevarla a la sustentabilidad, rinden sus frutos.
Esta primera fábrica de biometanol a gran escala del mundo marca un hito significativo en la lucha contra el cambio climático y la búsqueda de soluciones sostenibles para las necesidades energéticas mundiales. Este logro refleja el compromiso continuo de la sociedad hacia un futuro más limpio y sostenible.
Madera21 conversó con el Director de Ventas de biometanol Liquid Forest™, Viktor Odenbrink, quien comentó algunos detalles de la innovación que genera un producto renovable, libre de fósiles, fabricado sin comprometer las propiedades del metanol tradicional.
Los inicios
“Nosotros empezamos nuestro viaje con biometanol hace más de 10 años atrás”, señala Odenbrink. “Siempre hemos sabido de la corriente de metanol dentro de nuestros molinos de pulpa, pero nadie había podido aislar esa corriente y purificarla hacia un grado comercial de biometanol y somos la primera compañía en el mundo en crear esto”.
A diferencia del metanol convencional, que generalmente se produce a partir de gas natural, el biometanol se obtiene de biomasa sostenible. Fuentes como desechos agrícolas, madera, residuos orgánicos y cultivos energéticos se utilizan en su producción. Este enfoque no solo reduce las emisiones de carbono, sino que también contribuye a una economía circular, al darle un nuevo uso a los subproductos de otras industrias.
Al respecto el Director de Ventas de Södra nos explica que “todos nuestros molinos de pulpa son de energía autosuficiente (vapor, calor y electricidad), es decir, nosotros vendemos una buena cantidad de energía. Con nuestra planta de biometanol, podemos usar la energía interna para manejar la planta y la materia prima ya existente en los molinos de pulpa, lo que hace la materia prima aún más eficiente”.
Por cada tonelada de celulosa que sale de la fábrica, actualmente se producen unos 10 kg de biometanol y la premisa es que todas las partes de la materia prima de madera renovable se utilicen de la manera más eficiente posible.
Sostenibilidad certificada en todo momento
La materia prima del biometanol basado en materias primas forestales proviene de los bosques sostenibles de los miembros que conforman la agrupación de Södra. La compañía estima que alrededor del 70 por ciento de sus miembros tienen la certificación FSC® y/o PEFC™, que apuntan a bosques gestionados de acuerdo a los requisitos ambientales, sociales y económicos más estrictos.
Otra característica que ostenta este biocombustible a partir de recursos forestales, es que puede reducir hasta en un 99% la huella de carbono de quien lo utilice y cuenta además, con la Certificación Internacional de Sostenibilidad y Carbono (ISCC), que se enfoca en la sostenibilidad del uso de la tierra, la trazabilidad y la verificación de gases de efecto invernadero a lo largo de toda la cadena de suministro.
En lo que respecta al futuro, Odenbrink de Södra, señala que “tenemos ambiciones difíciles en lo que respecta al CO2. Estamos conectados a SBI (iniciativa de objetivos basada en la ciencia) con la intención de reducir nuestras emisiones en un 50% hasta 2030 y llegar a cero emisiones netas en 2040”. Precisa que van un paso más adelante que lo que se espera alcanzar en Europa en general. “Para poder lograr esto, necesitamos implementar muchas soluciones diferentes para poder alcanzar los objetivos, donde el biometanol puede actuar como un ejemplo desde el punto de vista del transporte, tanto marítimo como terrestre”.