La energía solar podría recogerse en el espacio y transmitirse de forma inalámbrica a la Tierra donde se necesite. La Agencia Espacial Europea (ESA) tiene previsto investigar las tecnologías clave necesarias para hacer realidad la energía solar basada en el espacio a través de su iniciativa SOLARIS. Recientemente, en Alemania, una de estas tecnologías, la transmisión inalámbrica de energía, fue demostrada ante una audiencia de responsables de la toma de decisiones de empresas y gobiernos.

Fuente: SciTechDaily

La demostración tuvo lugar en la fábrica de innovación X-Works de Airbus, en Múnich. Se utilizó un haz de microondas para transmitir energía verde entre dos puntos que representaban el “Espacio” y la “Tierra” a una distancia de 36 metros.

La energía recibida se utilizó para iluminar una maqueta de ciudad y producir hidrógeno verde mediante la división del agua. Incluso sirvió para producir la primera cerveza del mundo con 0% de alcohol enfriada de forma inalámbrica en una nevera antes de ser servida al público que la observaba.

energía inalámbrica transportada desde el espacio

Para preparar a Europa para la futura toma de decisiones sobre la energía solar basada en el espacio, la ESA ha propuesto un programa preparatorio para Europa, inicialmente denominado SOLARIS, para el próximo Consejo de la ESA a nivel ministerial en noviembre de 2022. La energía solar basada en el espacio es una fuente potencial de energía limpia, asequible, continua, abundante y segura. La necesidad de nuevas fuentes de energía limpia y segura para ayudar a la transición de Europa hacia un mundo con cero emisiones de carbono para el año 2050 ha dado un nuevo impulso a este concepto básico. Si Europa quiere beneficiarse de esta capacidad que cambiará las reglas del juego, tenemos que empezar a invertir ahora. Crédito: ESA – Agencia Espacial Europea

Para una versión operativa de un sistema de energía solar basado en el espacio, los satélites de energía solar en órbita geoestacionaria recogerían la luz del sol de forma permanente las 24 horas del día y la convertirían en microondas de baja densidad de potencia para enviarlas de forma segura a estaciones receptoras en la Tierra. Por razones físicas, estos satélites tendrían que ser grandes, del orden de varios kilómetros, para generar la energía equivalente a la de una central nuclear típica. Lo mismo ocurriría con las “rectenas” colectoras en la superficie terrestre.

Para lograr esta visión se necesitarían avances técnicos en áreas como la fabricación y el montaje robótico en el espacio, la energía fotovoltaica de bajo coste y alta eficiencia, la electrónica de alta potencia y la formación de haces de radiofrecuencia. También habría que seguir investigando para confirmar que los efectos de las microondas de baja potencia en la salud humana y animal son benignos y que son compatibles con las aeronaves y los satélites.

El proyecto SOLARIS de la ESA, propuesto a los ministros europeos del espacio en el Consejo Ministerial de la Agencia de los días 22 y 23 de noviembre, investigará estas tecnologías para que los Estados miembros de la Agencia puedan tomar una decisión informada sobre la futura implementación de la energía solar basada en el espacio como una nueva fuente de energía limpia y permanente que complemente las fuentes de energía renovables existentes, ayudando a Europa a alcanzar la red cero a mediados de siglo.

Además, cualquier avance que se consiga en estas áreas también beneficiará a muchos otros proyectos de vuelos espaciales, así como a las aplicaciones terrestres.

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