A medida que el mundo busca soluciones para limitar el calentamiento global a 1.5°C mediante la reducción de las emisiones globales a través de la descarbonización, las inversiones en infraestructura y los avances en las regulaciones, el panorama de la transición energética sigue su curso de manera uniforme en algunas regiones, mientras que de manera desigual en otras.

Fuente: Comunicado de Prensa

La última edición 2024 del Informe Fostering Effective Energy Transition Report, lanzado por el Foro Económico Mundial en colaboración con Accenture, señala que los 10 países con mejor desempeño en la transición energética representan solo el 1% de las emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía, el 3% del suministro total de energía, el 3% de la demanda de energía y el 2% de la población mundial.

El reporte evaluó el desempeño actual del sistema energético de 120 países en términos de equidad, sostenibilidad ambiental y seguridad, y su preparación para la transición, es decir, el grado en que se puede crear un entorno habilitador sólido. Los componentes esenciales de un entorno habilitador incluyen un marco político y regulatorio sólido y la capacidad de atraer y desplegar capital a gran escala. Factores clave como una fuerza laboral capacitada, la innovación y una infraestructura robusta también son integrales a este marco.

Mientras que los países europeos lideran el ranking a nivel mundial, Brasil y Chile se destacan como líderes notables, ubicándose entre los 20 primeros en el índice de este año.

Mariana de Pablo, Directora Ejecutiva de Accenture Chile

Mariana de Pablo, Directora Ejecutiva de Accenture Chile sostiene que “hoy en día, las emisiones relacionadas con la energía contribuyen a más del 80% de las emisiones globales totales. Encontrar formas de descarbonizar las industrias y crear resiliencia a través de suministros de energía limpia, mientras se asegura que la transición no deje a nadie atrás, nunca ha sido más urgente”.

El reporte establece que Brasil y Chile están haciendo avances significativos en la transición energética gracias a sus esfuerzos sostenidos durante varios años y que, aunque cada país adopta una vía única de transición energética, comparten algunas características comunes, como la mejora de la seguridad energética a través de diversas mezclas de energía y electricidad, un aumento en las energías renovables y una mayor participación de energía limpia en la mezcla de combustibles, mecanismos de fijación de precios del carbono y entornos regulatorios de apoyo que impulsan y habilitan la transición energética.

Respecto de Chile, el reporte sostiene que genera el 35% de su energía a partir de fuentes solares y eólicas, un testimonio de su desarrollo sustancial de infraestructura y la aparición de una próspera industria de energía renovable. Y sostiene que este éxito se ve reforzado por el apoyo político duradero y la participación de empresas establecidas comprometidas con la agenda de energía limpia del país. El gobierno tiene la ambiciosa meta de alcanzar un consumo de energía renovable del 70% y convertirse en neutral en carbono para el año 2050.

La situación de América Latina mientras Brasil y Chile forman parte de los 20 principales países en desempeño, el informe revela que América Latina y el Caribe han experimentado el crecimiento más lento en la última década, con un aumento de solo el 3% en las puntuaciones agregadas del Índice de Transición Energética (ETI). La región lidera en la dimensión de sostenibilidad, en gran parte debido a su dependencia de la energía hidroeléctrica y las recientes expansiones en la capacidad solar y eólica. Sin embargo, ha habido una disminución del 70% en la inversión en energías renovables durante el mismo período.

Costa Rica y Paraguay lideran las tablas de la dimensión de sostenibilidad para 2024. Colombia, en el puesto 35, también se encuentra entre los países con mejor desempeño en el índice global. Sin embargo, el impulso en América Latina y el Caribe se ha estancado, ya que estos avances en sostenibilidad se ven parcialmente compensados por una disminución en la equidad debido al aumento de los precios del gas y la electricidad.

Los precios del gas y la electricidad han permanecido altos durante los últimos 12 meses en comparación con años anteriores, influenciados tanto por factores geopolíticos y geoeconómicos extranjeros como locales.

Mariana de Pablo concluye que “la infraestructura existente de la región necesita una expansión significativa y redes mejor conectadas para apoyar el desarrollo, almacenamiento, distribución y transmisión de energía renovable. Abordar estos desafíos de infraestructura es crucial para que América Latina y el Caribe avancen en la transición energética. El potencial energético y de recursos humanos está presente, y buenas políticas junto con la colaboración regional pueden ayudar a desbloquear las inversiones necesarias para impulsar a América Latina a un nuevo nivel de transición energética que beneficie a las economías y a las personas”.

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