El país escandinavo ha comenzado a construir un almacén de energía térmica renovable a cien metros de profundidad capaz de abastecer una ciudad de tamaño medio.
Fuente: I’MNNOVATION
A medida que la energía renovable se impone en todos los países del mundo, las miradas se dirigen a cuestiones como la mejora de la eficiencia o los sistemas de almacenamiento energético que garanticen un suministro regular. Con respecto a lo segundo, hoy existen soluciones como el bombeo de agua a embalses, los depósitos de aire comprimido o el uso de megabaterías. En Finlandia, sin embargo, han optado por un enfoque pionero que también tiene un gran potencial en la transición energética. Se trata de un sistema de almacenamiento térmico bajo tierra capaz de conservar hasta 90 GWh de energía procedente de fuentes renovables.
Cavernas para el almacenamiento energético
Para entender este proyecto conviene familiarizarse primero con las particularidades del sistema energético finlandés. En ciudades como Vantaa se utilizan cientos de kilómetros de tuberías por los que se bombea agua caliente hasta los intercambiadores de calor de cada hogar. El agua se calienta con calor residual procedente de la industria y de centrales térmicas. Sin embargo, el objetivo es avanzar hacia la conservación del calor generado a partir de fuentes renovables como placas solares en verano para alcanzar la neutralidad en carbono para el año 2030.
El proyecto de almacenamiento energético, que comenzará a construirse en 2024, consiste en tres gigantescas cavernas subterráneas con unas medidas de trescientos metros de largo por cuarenta de alto y veinte metros de ancho. En ellas se almacenarán más de un millón de metros cúbicos de agua a profundidades de hasta ciento cuarenta metros. Esta profundidad permite conservar el agua caliente a presión, de tal forma que alcance hasta los 140o C sin convertirse en vapor.
A lo largo del verano y en momentos en los que la electricidad tenga un coste reducido, las cavernas se irán llenando de agua calentada por medio de dos calderas eléctricas de 60 MW alimentadas con energía renovable. Una vez cargado al máximo, el sistema puede ofrecer hasta 60 GWh, suficiente para cubrir las necesidades de una ciudad finlandesa de tamaño medio durante un año o cargar 1,3 millones de coches eléctricos, según indica la empresa pública detrás del proyecto. Todos estos factores lo convertirán en el mayor almacén de su clase en el mundo.
Además de la parte referente a las infraestructuras subterráneas y las calderas, el almacén energético recurrirá a sistemas de control por IA para determinar la gestión de la entrada y salida de agua caliente a lo largo del año y optimizar los recursos. Los promotores del proyecto indican que, además de reducir emisiones, el almacén energético garantizará precios más estables para los consumidores.
Con un coste estimado de doscientos millones de euros, se prevé que el complejo de almacenamiento de energía térmica de Vantaa comience a operar en el año 2028.
Megabaterías: la alternativa de almacenamiento energético del futuro
Dicho esto, en la actualidad la solución de almacenamiento energético más versátil y modular es el uso de megabaterías. Se trata, por regla general, de baterías de litio capaces de almacenar energía procedente de huertos solares y parques eólicos. De este modo, la energía puede emplearse en cualquier momento del día en que haga falta, con independencia de que haya viento o brille el sol. Un ejemplo de esta tendencia es el parque de baterías de Cunningham, en Texas, que ofrece una capacidad de 380 MWh sobre una superficie de seis hectáreas.
El uso de este tipo de tecnología conlleva numerosas ventajas. Entre las más importantes se cuenta el suministro estable de energía, el abastecimiento de electricidad en los picos de demanda cuando desciende el suministro de fuentes de energía renovable como la solar o la reducción en las inversiones en infraestructuras energéticas. Si quieres saber más sobre el potencial de las megabaterías como sistema de almacenamiento energético, te recomendamos este artículo que ofrece un análisis a fondo.
La era del calor residual
El proyecto finlandés está lejos de ser la única iniciativa de aprovechamiento de la energía térmica en las ciudades. Otra de las grandes líneas de trabajo son los sistemas de alcantarillado, que constituyen grandes sumideros de energía. Cada día, cuando nos duchamos o utilizamos la lavadora, cientos de litros de agua caliente van a parar al desagüe.
Esta energía se puede aprovechar por medio de una técnica conocida como SHR (recuperación de energía del alcantarillado, por sus siglas en inglés), ya sea para generar electricidad o simplemente calor como una de las vías para avanzar hacia un sistema eléctrico 100 % renovable.
Para lograrlo, se hace pasar el agua residual caliente por intercambiadores de calor, sin que la primera entre en contacto con el líquido secundario con el que se produce la transferencia térmica. Posteriormente, el agua se bombea a los hogares a través de un circuito de tuberías. No se trata de almacenamiento energético, sino de aprovechar el máximo la energía invertida en calentar inicialmente el agua.
Un ejemplo es el proyecto piloto llevado a cabo en Vancouver (Canadá), donde ya se calientan más de seis mil apartamentos de un barrio de la ciudad por medio de esta técnica que recupera hasta el 80 % del calor residual. Se prevé que otras ciudades como Chicago apuesten también por tecnologías SHR en los próximos años. Y no solo para calentar hogares, sino piscinas climatizadas, como ya están haciendo en la ciudad holandesa de Raalte.