El hormigón ha sido un pilar fundamental en la construcción moderna gracias a su durabilidad y resistencia.
Fuente: Ekos Negocios
Sin embargo, sufre deterioros como grietas, causadas por condiciones climatológicas extremas, tensiones térmicas o sobrecargas.
Estas fisuras representan un riesgo para la seguridad de las edificaciones y el costo de su reparación puede ser elevado. Frente a estos desafíos, la ciencia ofrece una solución prometedora: el hormigón autorreparable.
¿Qué es el hormigón autorreparable?
El hormigón autorreparable, o “BioConcrete”, es un material innovador diseñado para sellar automáticamente las grietas que aparecen a lo largo del tiempo. Esta tecnología fue desarrollada en la Universidad Técnica de Delft, en los Países Bajos, como una respuesta al elevado costo de mantenimiento de las estructuras de hormigón. Además de aumentar la durabilidad de las edificaciones, representa un avance hacia la construcción sostenible.
La fórmula del biohormigón incluye cápsulas que contienen bacterias inactivas y lactato de calcio. Cuando se forma una grieta, el agua que ingresa activa estas bacterias, las cuales producen caliza y sellan la fisura.
El proceso de autorreparación
El biohormigón utiliza dos tipos de bacterias: Bacillus pseudofirmus y Sporosarcina pasteurii, encapsuladas junto con lactato de calcio, su fuente de alimento. En condiciones normales, estas bacterias permanecen inactivas, pero cuando el hormigón se agrieta y entra en contacto con agua, las cápsulas se disuelven, “despertando” a los microorganismos. Al alimentarse del lactato de calcio, las bacterias inician un proceso digestivo que culmina con la producción de caliza, sellando la grieta. Este proceso, que dura aproximadamente tres semanas, puede repetirse durante cientos de años, ya que estos microorganismos son capaces de sobrevivir en estado inactivo por largos periodos sin agua ni oxígeno.
Una revolución en la industria
El impacto del hormigón autorreparable en la construcción es notable. No solo extiende la vida útil de las edificaciones, sino que reduce significativamente los costos de mantenimiento de infraestructuras como puentes, túneles y carreteras.
El hormigón autorreparable es un claro ejemplo de cómo la biotecnología puede transformar la construcción, abriendo nuevas oportunidades para el desarrollo de infraestructuras más resilientes y respetuosas con el medio ambiente.