El modelo de teja hidropónica es más ligero que una baldosa o teja convencional, a prueba de filtraciones
Fuente: Ecoinventos
Cultivar trigo, tal vez frijoles o una simple lechuga. El ingeniero agrónomo Sérgio Rocha quiere que podamos cultivar en las tejas, literalmente. Tanto es así que creó la primera teja hidropónica para cultivar varios tipos de plantas como vegetales u hortalizas.
Desde 2008, la agrónoma y ecologista Fabiana Scarda investiga y desarrolla tecnologías para techos verdes suspendidos. Muchos clientes le solicitan presupuestos para la instalación de huertos sobre tejas de arcilla o fibrocemento, pero es un reto debido a las características de estos materiales, que no pueden ser sobrecargados permanentemente. De un problema surgió la idea de desarrollar Kaatop.
Además de ser mucho más ligero que una teja normal, el nuevo producto está fabricado a prueba de infiltraciones, lo que le quita un gran temor para muchos: “Estamos empezando a darnos cuenta de que las tecnologías existentes son cubiertas de losa y techos ya impermeabilizados. Así que decidimos crear un producto que simplificara la instalación y que pudiera cumplir la función de una teja”, señaló Sérgio Rocha.
Kaatop no necesita una membrana impermeabilizante, ya que está sellada por la propia colocación de las tejas. El producto fue probado por el IPT (Instituto de Investigación Tecnológica) y “no se encontró ni una gota, ni con simulación de lluvia y viento fuerte, ni con el sistema de riego propio”, dice Rocha.
Todo el sistema está automatizado y el agricultor urbano puede controlar a distancia la humedad, el contenido de fertilizantes, el consumo de agua, la temperatura y el pH. El cultivo de alimentos en los tejados parece haber llegado para quedarse y con el nuevo sistema, además de plantar tomates, calabacines y frutillas, será posible cultivar arroz, frijoles, avena e incluso maíz en el tejado de una casa. Rocha está entusiasmado por ir “más allá de los tomates cherry y la albahaca”, probando cultivos capaces de alimentar a la población urbana, y agregó que “queremos ampliar las posibilidades de la agricultura urbana. Estamos pensando en las grandes urbes y en la producción a escala de carbohidratos, ocupando productivamente estos espacios vacíos dentro de las ciudades”.
Su diseñador destaca que como el sistema de cultivo es hidropónico, las posibilidades son infinitas. Es posible cultivar hasta 20 plantas por cada metro cuadrado. Ya se han cosechado siete kilos de granos de trigo en sólo 35 metros cuadrados. Durante las pruebas realizadas en Italia, la cosecha de siete metros cuadrados fue suficiente para satisfacer las necesidades diarias de hortalizas frescas de una persona, teniendo en cuenta los 400 gramos diarios recomendados por la FAO.
“Dependiendo del cultivo, estas cifras pueden ser más altas. Si pensamos en áreas grandes como un centro comercial, con 10.000 metros cuadrados, tendríamos una producción de dos toneladas en una cosecha”, dice Rocha. Con este sistema, también será posible crear jardines ornamentales, tanto para techos verdes como para jardines verticales.
Siguiendo los principios de la Biomimética, el Instituto Cidade Jardim reinventó un producto que ya existía en el mercado: las baldosas cerámicas sándwich. De las pequeñas aberturas presentes en la epidermis de las plantas surgió la idea de hacer agujeros para insertar semillas y plantas. Inspirados en los tejidos vegetales responsables de la conducción de la savia, se permite el paso de las mangueras de goteo y la distribución del agua internamente por capilaridad. De la misma manera que un árbol lleva agua y nutrientes a la parte superior, Kaatop combina el circuito integrado de riego con los ya conocidos sistemas de riego de bajo caudal y fertirrigación.
Además, el agua de riego del sistema hidropónico puede ser recirculada sin pérdida de nutrientes. Incluso cuando el riego está desconectado, el diseño permite la condensación de las gotas de la humedad del aire, es decir, es capaz de producir agua en pequeñas cantidades, lo que contribuye a la reducción del consumo de agua de todo el sistema.
La idea nació en 2012 y ha seguido un largo proceso hasta ahora. En 2016, el proyecto fue seleccionado por el programa Ciudades Inteligentes – Ciudades Sostenibles de la FAPESP. “A cambio de una participación del 20%, recaudamos los recursos que nos permitieron desarrollar un sistema interno de circulación de agua que permitió cultivar dentro de la propia teja”, comentó Rocha. Hoy, el producto cumple con la norma de desempeño ABNT NBR 15575-2:2013, como elemento de sellado.
En la Universidad de Bolonia, en Italia, y en Alemania a través del grupo de investigación de la Universidad Técnica de Berlín y del Centro de Excelencia en Cubiertas Verdes de Neubrandemburg, ya se han llevado a cabo pruebas de evaluación para su uso. La investigación también fue finalista en la European Green Infrastructure Conference, celebrada en Londres, Inglaterra.
Es posible ver las tejas en pleno funcionamiento en la sede del Instituto Cidade Jardim en Itu, municipio de São Paulo, donde se prueban varios cultivos agrícolas y revestimientos. Además de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Sorocaba, donde se realizaron pruebas de automatización. La tecnología estará disponible inicialmente para el mercado brasileño y después se lanzará al resto de mercados.