Ubicado en el pequeño estado de Goa, en la costa oeste de India, el proyecto se transformó en un hito arquitectónico del lugar al tomar como inspiración la presencia del mar para dotarlo de movimientos fluidos entre sus distintas alas, gracias a su gran techo, elemento que recrea la forma en que se mueve el agua.

Fuente: Hormigón al Día

Uno de los principales índices que se miden para determinar el desarrollo de un país dice relación con sus niveles de educación y, dentro de este índice, la calidad de la infraestructura destinada a esos fines juega un rol clave. En esa misma línea, la actividad deportiva en una nación también incide en su desarrollo y, al igual que en el aspecto educacional, se requiere de edificaciones de calidad para que promover e impulsar la práctica de cualquier disciplina.

El año 2010, el gobierno del estado indio de Goa -ubicado en la costa oeste del país, frente al mar Arábigo- llamó a un concurso internacional para el diseño y desarrollo del nuevo Instituto Nacional de Deportes Acuáticos. Los requisitos del proyecto fueron dos: que reflejase el patrimonio arquitectónico de Goa y le diese una mirada más moderna, y junto con eso, que la nueva edificación se transforme en un hito arquitectónico en sí misma, lejos de lo que usualmente se desarrolla para este tipo de instalaciones.

Al año siguiente, se anunció que el estudio de arquitectura indio M:OFA Studio se adjudicó el concurso y se iniciaron las obras para dar vida al complejo. El diseño que el estudio presentó para quedarse con el proyecto buscó integrar la importancia cultural y económica que brindan los deportes acuáticos al “tejido educacional, asegurando que el entrenamiento y el desarrollo tanto para un salvavidas local como para un operador turístico en esta área, sea acorde al estado del arte y le permita competir en un mundo globalizado”, dijeron los arquitectos en la descripción del proyecto.

Creando espacios de movimientos fluidos

Para llevar a cabo este proyecto, el estudio tomó un enfoque distinto al que generalmente se utiliza para este tipo de edificaciones en India. “Comenzamos categorizando las áreas funcionales en zonificaciones grandes. Si bien las funciones institucionales, administrativas, residenciales y recreativas mantuvieron sus zonas individuales, el espacio entre estas sería fluido y continuo, creando así subfunciones esenciales para aquellas interacciones informales que se dan entre un grupo de personas, definidos por sus roles en el campus”, explicaron los arquitectos.

En ese sentido, para los arquitectos “era importante crear este delicado equilibrio entre la funcionalidad práctica del día a día y, al mismo tiempo, mantener el dinamismo constante que propone el diseño”, destacaron en la descripción del proyecto.

Así, en el sector norte del Instituto Nacional de Deportes Acuáticos, donde se encuentra su ala más grande, se ubicó las zonas de alojamiento y los comedores, además de una piscina olímpica. Esta sección del complejo posee una vista directa al mar, que conecta al conjunto con este importante elemento del estado de Gao.

En la parte sur del complejo, por otro lado, existen dos alas más pequeñas que albergan al auditorio, las salas de clase y salones de conferencia. Estas instalaciones se encuentran conectadas por un puente que cruza una plaza. De esta manera, la distribución de las áreas se extiende por todo el complejo, aprovechando su particular forma.

Una gran estructura de hormigón que emula al océano

El diseño del Instituto -que ocupa una superficie de 12.075 m2- se inspiró “en la naturaleza dinámica del océano. Entra en erupción, se eleva y se pliega en una serie de olas trocoidales, listas para engullir todo lo que se cruce en su camino”, expresaron los arquitectos en la descripción del proyecto.

En ese sentido, todos los elementos, tales como los techos, muros y las losas de piso, “se entregan a este diálogo fluido en varios puntos que, una vez representados en el siempre cambiante juego de luces y sombras, crean esta narrativa tensa y disruptiva para sus usuarios, como un teatro donde el movimiento es constante y la pausa es una búsqueda”, destacaron.

Para generar ese movimiento fluido de todo el complejo, se utilizaron herramientas de diseño digital y paramétrico, dejando al techo del Instituto como el protagonista. Este gran elemento se transformó en el eje donde los otros componentes estructurales del edificio -fabricados con hormigón y acero- quedan supeditados a su movimiento. “Tal como una ola, el techo fluye libremente por todo el Instituto. Se diseñó como una estructura liviana con un sistema de ecualización de presiones”, detallaron desde el estudio.

El nuevo edificio se presentó el año 2023 y al depender del Ministerio de Turismo del país, es el primer instituto público de estas características en toda la región del sur de Asia. Su particular diseño fluido, permite que en su interior el movimiento sea fluido entre los distintos componentes que la forman, dejando de manifiesto la fuerte influencia del mar en todo este proyecto.

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