Explorar las ventajas del uso de la madera en los ámbitos de ingeniería y construcción, así como contribuir al desarrollo de conocimiento en esta área, fue el llamado del Concurso de Madera21 que concluyó con tres ganadores y una mención honrosa, además de la investigación más votada por el público. Aquí les invitamos a conocer los aportes nacionales e internacionales reconocidos por el certamen anual de Ingeniería y Construcción.
Fuente: Madera21
Este 2024, el Concurso de Ingeniería y Construcción de Madera21 volvió a reunir a jóvenes talentos y proyectos universitarios nacionales e internacionales, que exploran y asientan las posibilidades de la madera como material para la industria de la construcción moderna.
En su undécima versión, el certamen buscó destacar investigaciones con alto potencial de transferencia a la industria, seleccionando aquellos trabajos que aportan soluciones a la incorporación exitosa de la madera en la ingeniería estructural.
El concurso reunió distintas propuestas enfocadas en el desarrollo sustentable y la resistencia sísmica. Cada uno de ellos representa un avance en la investigación, demostrando que la madera puede ser un recurso versátil, seguro y sostenible para la edificación del Siglo XXI.
A continuación, un recorrido por sus investigaciones ganadoras y las voces detrás de cada propuesta.
Primer lugar: un monitoreo estructural en zonas sísmicas
El equipo de la Universidad del Bío-Bío, compuesto por Alan Jara Cisterna y Franco Benedetti bajo la guía del profesor Alexander Opazo Vega, fue galardonado con el primer lugar por su exhaustivo monitoreo de un edificio de cinco pisos construido en madera contralaminada (CLT) en una zona de alta sismicidad. Su investigación, que utilizó tanto sensores de alta como de baja sensibilidad, registró durante diez meses la respuesta estructural del edificio a las variaciones ambientales y sísmicas, demostrando que el CLT es una alternativa viable en entornos de riesgo.
“La motivación principal del proyecto es potenciar y dar a conocer el buen comportamiento de los edificios construidos con madera contralaminada en regiones sísmicas”, nos señala Alan, buscando con el estudio validar el CLT como un material competitivo y seguro en la construcción en altura en Chile, donde las exigencias sísmicas imponen altos estándares de seguridad.
Entre los desafíos, el equipo se enfrentó a un proceso computacionalmente complejo. “Cada día realizamos ventanas de monitoreo de 15 minutos para la identificación dinámica, lo que implica 96 identificaciones diarias,” nos explica Alan. La falta de estudios previos que emplearan sensores de bajo costo en este tipo de estructuras supuso otro reto, que superaron mediante comparaciones con equipos de alta gama. “Afortunadamente, esta estrategia ha sido un acierto, ya que los sensores de bajo costo han mostrado buenos resultados en la identificación,” comenta.
Para Jara, recibir este primer lugar tiene un profundo significado. “En lo profesional, me enorgullece poder representar a la Universidad del Bío-Bío y elevar su nombre en un evento de esta magnitud. Este reconocimiento es el fruto de años de trabajo y del esfuerzo colaborativo de numerosos profesionales de distintas facultades, quienes han contribuido a proyectos como la Torre PymeLab, la cual tengo el privilegio de estudiar en mi doctorado,” reflexiona.
Segundo lugar: Caracterización mecánica de la madera contralaminada chilena
El segundo premio fue para un equipo de la Universidad de Chile, integrado por Juan Guillermo González, con la guía del profesor Fabián Rojas. Su proyecto se centró en la caracterización de las propiedades mecánicas del CLT chileno producido por HILAM ARAUCO, un panel híbrido con maderas de calidad C24 en las capas longitudinales y C16 en las capas transversales.
A través de un proceso experimental que incluyó ensayos de flexión y corte, el equipo identificó cómo el material se comporta bajo distintas cargas y cómo responde a las exigencias de la construcción en madera.
Los resultados mejoran la comprensión de las capacidades del CLT fabricados con Pino Radiata chileno y ofrecen un respaldo científico a los ingenieros y arquitectos que deseen utilizar este material en sus proyectos, disminuyendo la incertidumbre en sus propiedades y contribuyendo a un uso más amplio y seguro de la madera nacional en construcciones de alta demanda estructural.
Tercer lugar: Optimización de muros de entramado ligero
El tercer puesto fue otorgado a un equipo de la Universidad Central del Ecuador, encabezado por Jaime Encalada y guiado por los profesores Tulio Carrero y Diego Quizanga. El proyecto investigó la efectividad de las conexiones S2F y un patrón de clavado innovador en muros de entramado ligero de madera, diseñados para soportar condiciones sísmicas en Ecuador, donde este material es poco común en la construcción.
“En Ecuador es casi inexistente la construcción de edificaciones con madera, lo cual representa un reto al conseguir los materiales – nos cuenta Jaime refiriéndose a los
desafíos que el proyecto representó-. Y por otra parte no hay instituciones públicas o privadas interesadas en brindar apoyo a proyectos de investigación”.
El proyecto evaluó el desempeño de estas conexiones bajo condiciones sísmicas simuladas, identificando su efectividad para soportar cargas y adaptarse a las demandas estructurales locales. La investigación se presenta como una propuesta viable para la construcción en regiones de alta actividad sísmica, con una metodología replicable y adaptada a las especificaciones del mercado ecuatoriano. “El hecho de que las pruebas mostraran un buen desempeño en condiciones sísmicas abre nuevas posibilidades para la construcción en el país,” asegura Jaime.
Para Jaime, el reconocimiento de Madera21 tiene un valor especial. “Este premio es uno de los más importantes en mi vida. Saber que nuestro proyecto fue elegido entre tantas propuestas de alto nivel es realmente gratificante,” comparte.
Mención Honrosa y Premio Votación del Público: Vivienda social y módulos de madera
El proyecto “Módulos Integrativos en Madera”, presentado por Gabriela Tapia de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se llevó la Mención Honrosa y el Premio al Votación del Público. Esta propuesta busca aportar una solución innovadora y práctica al déficit de vivienda social en el país, mediante módulos de madera diseñados para facilitar la integración de sistemas eléctricos y sanitarios. Su diseño modular y replicable combina CLT y MLE, garantizando resistencia sísmica y optimizando los procesos de instalación.
“Mi motivación principal fue entender mi proyecto de título y magíster desde una perspectiva ingenieril,” explica Gabriela, quien destaca cómo esta investigación le permitió profundizar en aspectos técnicos que normalmente no se abordan desde la arquitectura. “Siempre he buscado evitar choques de especialidades en el diseño, integrando todas las aristas que confluyen en la construcción, pero esta vez me enfoqué en los desafíos de la ingeniería y la construcción de mi proyecto”.
Uno de los grandes desafíos fue adaptar los programas de cálculo estructural para incluir propiedades de materiales como el CLT y el MLE. “Los programas que utilicé no tenían propiedades de elementos portantes hechos de MLE o CLT, así que necesitaba ingresar datos de forma manual”, nos detalla Gabriela, quien además tuvo que ajustar las dimensiones de los elementos en iteraciones constantes hasta llegar a un resultado realista y funcional.
Para Gabriela, recibir este reconocimiento fue una validación de sus esfuerzos por unir disciplinas y proponer soluciones sostenibles. “Me hace pensar en la madera como un material innovador, capaz de adaptarse a las distintas necesidades y escalas como ningún otro. Estoy orgullosa de haber presentado una propuesta que tuvo valor no solo para un jurado de ingenieros, sino también para el público,” concluye.