Tenemos una relación muy directa con nuestros clientes y socios, lo que nos permite conocer bien sus objetivos, dolores y necesidades. Con esta información en manos, todos los años la empresa invierte el 6% del resultado de las ventas anuales en I+D, con el objetivo de entregar soluciones integradas de productos, servicios y softwares que den una respuesta eficaz a estas necesidades. Esta cercanía nos ha permitido conocer de manera muy concreta los dolores de ingenieros, arquitectos y coordinadores de especialidades, que a menudo ven sus horas de trabajo arduo desperdiciadas cuándo el proyecto pasa a la fase de obra. Más concretamente, muchas veces observamos que la ejecución en obra no es fiel a lo que se diseñó.
En la transición de la fase de diseño a obra, una situación que observamos frecuentemente es algo que nos gusta llamar «La Carrera sin Ganador» – una carrera en que todos quieren llegar primero, en la cual nadie gana y todos salimos perdiendo. Sobre todo, con respecto a las instalaciones MEP, identificamos varios factores que resultan en una ejecución fragmentada y desarticulada por parte de los subcontratos de instalaciones.
Esta situación no puede imputarse solamente a los subcontratistas que, a la hora de instalar sus equipos, a menudo se enfrentan en obra con interferencias no resueltas entre especialidades, falta de espacio en zonas de mayor congestión de instalaciones (cómo pasillos de distribución), falta de información de las soluciones especificadas y la mayor parte de las veces, los soportes para estas instalaciones no están diseñados, dimensionados ni calculados. Otro problema recurrente tiene que ver con las pasadas de estas instalaciones por barreras de compartimentación cortafuego, cuyas soluciones no suelen ser cuantificadas ni especificadas correctamente, resultando en soluciones improvisadas.
Por otro lado, en la transición de la fase de diseño a la fase de obra, frecuentemente nos encontramos con la existencia de un proyecto totalmente diseñado en BIM y supuestamente «coordinado», es decir, con cero interferencias entre especialidades. Sin embargo, repetidas veces no se considera en los modelos los soportes para las especialidades MEP, lo que genera nuevas interferencias. A partir de este punto pasa una de dos cosas: o se vuelve a coordinar el proyecto, esta vez integrando los soportes con todos sus requerimientos (geométricos, estructurales, sísmicos) con todo el retrabajo que esto implica, o se deja arrastrar esta situación hasta el momento de la instalación, lo cual conlleva varios desafíos al presupuesto y cronograma de obra. En efecto, sabemos que arrastrar la resolución de conflictos hasta la fase de obra es mucho más costoso y provoca atrasos en la ejecución cuándo comparada a la resolución temprana en la fase de diseño.
La pregunta que nos deberíamos hacer entonces es: ¿Cómo podemos revertir esta “carrera sin ganador” e impactar positivamente desde el diseño el trabajo de los demás actores que estarán involucrados en las distintas fases del ciclo de vida del proyecto?
Nuestra visión es que al integrarnos en el flujo de trabajo en las fases más tempranas del proyecto y desde un inicio considerar soluciones más eficientes, aportamos valor a través de la optimización de diseño.
Las metodologías BIM son el gran vector habilitador de esta visión, para lograr resultados más consistentes a nivel de la coordinación de especialidades, una mejora entre la conexión de la planificación digital y la ejecución en obra, estimaciones precisas de cantidades y costos, mayor predictibilidad de resultados, así como una mayor eficiencia en la planificación y administración de los proyectos. Finalmente, a través de las metodologías BIM podemos habilitar la prefabricación y logística avanzada.
Esta visión estratégica permite desde la fase de diseño y a través del uso correcto de metodologías BIM, tomar decisiones que impactan positivamente la ruta crítica del proyecto, bien como las fases posteriores del ciclo de vida, desde la obra a la fase de operación y mantención.
En resumen, cuándo integramos soluciones cortafuego o soportes modulares en las fase más tempranas del diseño y mediante el uso correcto de las metodologías BIM, tenemos la oportunidad de optimizar soluciones; estimar correctamente y ahorrar costos y plazos; anticipar y resolver interferencias por adelantado; aportar transparencia a la documentación, cuantificación y listados de materiales; tenemos una clara definición de la responsabilidad y flujo de trabajo; por último, la validación y documentación se simplifican y requieren de menos tiempo.
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