El uso de la geometría y el volumen basado en las líneas rectas y curvas son la quintaesencia de Antoni Gaudí, padre del modernismo catalán y referente arquitectónico internacional.

Fuente: Revista AD

Antoni Gaudí (1852-1926) no necesita presentación. Padre del modernismo catalán, fue capaz de mezclar diversos géneros en sus proyectos y convirtió su visión en una auténtica proeza técnica y visual, deseada en todos los rincones del mundo. Recorremos 10 de sus proyectos más significativos, que demuestran su poder innato de jugar con la geometría y el volumen de los espacios.

Casa Vicens, Barcelona, 1883-1885

Casa Vicens Barcelona

Es el primer encargo del arquitecto, su obra maestra. Manuel Vicens i Montaner, corredor de bolsa, le pidió a un jovencísimo Gaudí que diseñara su residencia de verano en la antigua villa de Gracia. En ella, cristaliza su propia visión de favorecer la línea recta frente a la curva, y así generar una construcción más simple. Sin embargo, desplegó toda su creatividad en la fachada de Casa Vicens, que está repleta de ornamentos persas y bizantinos, con aire neomudéjar.

El Capricho, Comillas (Cantabria), 1885

El capricho Gaudí comillas

Gaudí centró su trabajo en Cataluña, pero también dejó huella en otras comunidades españolas, como la villa El Capricho, en Comillas (Cantabria). Conocida también como Villa Quijano –por su propietario, el abogado Máximo Díaz de Quijano–, se pueden percibir una mezcla de estilos entre morisco y mudéjar con materiales como la piedra, el ladrillo, la loza y, sobre todo, el uso innovador de hierro forjado. Gaudí creó un edificio barroco, ideal para que Quijano, recién llegado de América con mucho dinero en sus bolsillos, pudiera ser la envidia del lugar.

Palau Güell, Barcelona, 1890

fachada del palau güell de barcelona

El Palau Güell, El Capricho y Casa Vicens significan el triunvirato de los proyectos de Gaudí. En concreto, este palacio urbano construido por encargo del industrial Eusebio Güell, cuenta con una superficie de 500 m2. Al contrario que las anteriores, su fachada es aparentemente austera (realizada con piedra calcárea de Garraf), pero el interior es un despliegue de lujo y ornamentación. La luz y el espacio coquetean entre sí, algo que puede verse en el vestíbulo, donde numerosas lámparas cuelgan de la cúpula central para dar la sensación de estar bajo un cielo estrellado.

Casa Calvet, Barcelona, 1900

vestíbulo de Casa Calvet de Gaudí
© DEA PICTURE LIBRARY / Getty Images

La Casa Calvet de Barcelona es seña de la etapa naturalista de Gaudí, en la que se inspiraba en las formas orgánicas de la naturaleza y las plasmaba con una enorme libertad creativa e imaginativa en cuanto a ornamentación. La complicación de este proyecto radicaba en la limitación de espacio, ya que había que incluir un nuevo edificio adosado a una hilera de construcciones ya existentes. Sus balcones en forma de trébol son una de las muchas señales de identidad de la Ciudad Condal.

Colegio Teresiano de Barcelona, 1889

Fachada del colegio teresiano de barcelona

En un inicio, este proyecto se planteó como un convento, un colegio femenino y un internado, idea de Enrique de Ossó, fundador de la Compañía de Santa Teresa de Jesús. Gaudí, de partida, contaba con un presupuesto muy reducido y tuvo que pensar cómo gestionarlo, ya que también contaba con cimientos preexistentes de un edificio diseñado por Pons i Trabal. Sin embargo, mediante el uso inteligente del ladrillo (un material muy barato en la época), Gaudí se tomó la libertad de trocearlo y utilizarlo de todas las maneras posibles. La meticulosa colocación del material y su desviación remiten al interior del colegio, que también tiene pilares y columnas del mismo estilo.

Casa Batlló, Barcelona, 1906

Casa Batlló Barcelona
© Domingo Leiva

Situado en el número 43 del paseo de Gràcia, este antiguo edificio y residencia fue el epicentro de una profunda transformación de la avenida, convirtiéndose en el foco de la burguesía y la moda. Mientras los vecinos se reconstruían según la estética modernista del momento, el industrial textil Josep Batlló quiso distinguirse de todos recurriendo a Gaudí. Aunque le dio carta blanca, el arquitecto quiso conservar el bloque y utilizarlo como base. Entonces rediseñó completamente el lugar, creando una de sus principales obras y donde comenzó a utilizar el trencadís (un mosaico hecho con fragmentos de cerámica), que más tarde se convertiría en su firma.

Parc Güell, Barcelona, 1914

Vistas del parque Güell de Barcelona
© Gatsi

Para construir este parque (inspirado en los clásicos ingleses), Gaudí recurrió a una arquitectura curva que permite a la estructura ir de la mano con el relieve natural. En el centro, se encuentra la famosa salamandra, una fuente y un punto de referencia en la ciudad. Entre el uso de formas libres y el trencadís, el Parc Güell representa la esencia de la voluntad y la visión artística de su autor.

Casa Botines (casa Fernández y Andrés), Léon, 1894

Casa Botines León
© Tim Graham / Getty Images

Para construir este parque (inspirado en los clásicos ingleses), Gaudí recurrió a una arquitectura curva que permite a la estructura ir de la mano con el relieve natural. En el centro, se encuentra la famosa salamandra, una fuente y un punto de referencia en la ciudad. Entre el uso de formas libres y el trencadís, el Parc Güell representa la esencia de la voluntad y la visión artística de su autor.

Casa Botines (casa Fernández y Andrés), Léon, 1894

Casa Botines León
© Tim Graham / Getty Images

La Casa Botines es otro de los pocos edificios de Gaudí fuera de Cataluña, y su estilo es muy similar al Colegio Teresiano. Concebido a la vez como vivienda y lugar de negocios, la edificación mezcla de manera muy hábil el estilo gótico y el moderno para integrarse en la arquitectura de la ciudad leonesa. Lo más característico son sus cuatro entradas diferentes, que permiten una clara separación entre los locales públicos y los privados.

Casa Milà, Barcelona, 1910

Fachada Casa Milà Barcelona
© Frank Bienewald / Getty Images

La mansión Casa Milà no solo es célebre por ser una de las obras más importantes del modernismo catalán, sino por ser el penúltimo proyecto que realizó Antoni Gaudí. El arquitecto, en pleno apogeo de su carrera, combinó a la perfección su estructura recta con la ornamentación curva, inspirándose en la naturaleza a través de sus formas orgánicas: representa el oleaje, la montaña y los picos nevados mediante el uso de la piedra caliza.

Sagrada Familia, Barcelona (en construcción)

Sagrada Familia de Barcelona al atardecer

Es, probablemente, el buque insignia de Gaudí: la Sagrada Familia sigue siendo el monumento inacabado del artista. Su construcción solo podía financiarse con limosnas, lo que explica el tiempo que está tardando en ser finalizada. Con el objetivo de construir la estructura más alta de la Ciudad Condal, el arquitecto proyectó una catedral de 172,5 metros con cinco naves, tres fachadas y 18 torres. Ante la magnitud de este proyecto, Gaudí sabía que no lo iba a ver terminado en vida y comenzó por elevar al máximo las partes exteriores del templo, y así asegurarse de que sería imposible recortar la altura del edificio. Aún en construcción, se está trabajando duro para que el proyecto mantenga la estética y el estilo de su autor.

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