En el corazón del distrito 12 de París, una reliquia de la arquitectura brutalista de los años setenta se ha transformado en un espacio contemporáneo y multifuncional.
Fuente: Archello
Antaño sede de la Oficina Nacional de Bosques, la Torre Racine, de 35 metros de altura, sirve ahora de dinámico complemento al barrio y de sede de una organización de formación profesional.
El nuevo diseño de Maud Caubet Architectes insufla nueva vida a esta estructura de 6.000 metros cuadrados, al tiempo que aborda los retos medioambientales y urbanos.
En el centro del rediseño está el compromiso con la adaptabilidad y la sostenibilidad. La estructura reticular original de losas y postes permanece intacta, pero se ha ampliado con una serie de ampliaciones contemporáneas. Estas ampliaciones, desde la planta baja hasta el tejado, han transformado el aspecto y la utilidad del edificio.
El cambio más llamativo es la adición de un invernadero acristalado en la décima planta. Esta estructura de entramado de madera sustituye al antiguo ático y ahora sirve de centro para la agricultura urbana y las actividades comunitarias. El invernadero también cuenta con una cafetería abierta a los usuarios del edificio y ofrece vistas panorámicas de París. Por la noche, brilla como una linterna, arrojando luz sobre el barrio circundante.
La naturaleza se entreteje en el nuevo diseño de la torre. Un tejado verde productivo de 175 metros cuadrados corona el edificio, apoyando la renaturalización del lugar. En varias plantas, huertos, invernaderos agrícolas y terrazas ajardinadas introducen vegetación en el entorno urbano.
La antigua rampa de aparcamiento se ha reutilizado para crear un patio curvo de 12 metros de profundidad, que conecta el interior del edificio con una serie de jardines en terrazas. Dos niveles del aparcamiento subterráneo se han convertido en espacios iluminados naturalmente, integrando aún más las zonas funcionales con el paisaje circundante.
La Torre Racine está diseñada para adaptarse a una amplia gama de usos. Su estructura reticular y sus sistemas de circulación vertical le permiten alternar entre espacios de oficinas, viviendas para estudiantes, zonas de convivencia o incluso alojamientos hoteleros. La flexibilidad del diseño minimiza los costes futuros y garantiza que el edificio siga siendo relevante a medida que evolucionan las necesidades urbanas. En el interior, el proyecto incorpora los llamados “terceros lugares”, espacios diseñados para usos flexibles y colaborativos. Estas zonas complementan las funciones principales del edificio, al tiempo que dan cabida a diversas actividades, desde el trabajo hasta el ocio.
El rediseño de la Torre Racine refleja la filosofía de Maud Caubet Architectes, una agencia creada en 2006 con el objetivo de revitalizar las estructuras existentes. Conocido por equilibrar las prioridades medioambientales con las necesidades de los usuarios, el estudio ha redefinido el potencial de esta estructura brutalista.