Unos científicos han fabricado un exótico panel solar, comparable en tamaño a una pila AA, que en vez de albergar células (celdas) fotovoltaicas contiene un tipo de alga no tóxica que recolecta de manera natural la energía del Sol mediante la fotosíntesis. La diminuta corriente eléctrica que genera interactúa con un electrodo de aluminio y el panel puede así alimentar eléctricamente a dispositivos de bajo consumo.

Fuente: Noticias de la Ciencia

El panel solar biológico ha sido probado en un experimento de alimentación eléctrica constante de un microprocesador. Y el éxito es rotundo: el microprocesador ya lleva un año funcionando sin más energía que la de este panel solar parcialmente viviente.

Esta llamativa innovación tecnológica es obra del equipo de Christopher Howe, del Departamento de Bioquímica en la Universidad de Cambridge en el Reino Unido.

El alga empleada por Howe y sus colegas es un alga verdiazul muy común, llamada Synechocystis. Para hacer su trabajo, el panel solar biológico no usa más consumibles que luz y agua.

Las algas no necesitan alimento adicional, porque crean su propia comida al hacer la fotosíntesis. Y a pesar de que la fotosíntesis requiere luz, el dispositivo puede seguir produciendo energía eléctrica incluso durante los periodos de oscuridad. Los investigadores creen que esto se debe a que las algas procesan parte de su alimento cuando no hay luz, y esto hace que se siga generando una corriente eléctrica.

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Este singular panel solar biológico contiene algas verdiazules, y lleva ya un año energizando un microprocesador sin utilizar para su trabajo nada más que luz y agua. (Foto: Paolo Bombelli)

El panel está fabricado con materiales comunes, baratos y en gran medida reciclables. Esto significa que es factible fabricar cantidades ingentes de unidades para energizar una gran cantidad de pequeños dispositivos, como los que conforman la naciente Internet de las Cosas. Howe y sus colegas creen que es probable que este tipo de panel solar sea más útil en lugares o situaciones en las que no hay conexión con la red de suministro eléctrico. En tales casos, incluso pequeñas cantidades de energía pueden resultar muy beneficiosas.

La Internet de las Cosas es una vasta y creciente red de dispositivos electrónicos (cada uno de los cuales utiliza solo una pequeña cantidad de energía) que recogen y comparten datos en tiempo real a través de internet. Utilizando chips informáticos de bajo coste y redes inalámbricas, muchos miles de millones de dispositivos forman parte de esta red, desde relojes inteligentes hasta sensores de temperatura en centrales eléctricas. Se prevé que esta cifra crezca hasta el billón de dispositivos en 2035, lo que requerirá una cantidad colosal de fuentes de energía portátiles.

Howe y sus colegas argumentan que energizar un billón de dispositivos de la Internet de las Cosas utilizando baterías de iones de litio sería poco práctico: se necesitaría tres veces más litio del que se extrae en el mundo anualmente. En cuanto a los dispositivos fotovoltaicos tradicionales, estos se fabrican con materiales que, si no se reciclan rigurosamente,  tienen efectos medioambientales adversos.

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