Encontramos interesantes iniciativas sostenibles en ciudades como Utrecht para luchar contra algunas de las peores consecuencias del cambio climático, como la desaparición de las abejas
Fuente: Sostenibilidad
Más del 50% de la población mundial vive en ciudades y se prevé que ese porcentaje aumente hasta el 66% en 2050. El Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 de la ONU aborda esta circunstancia y la necesidad de lograr que sean lugares inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
Cada vez son más las ciudades que proponen iniciativas sostenibles que afronten de una forma realista y duradera estos retos, como vimos con los “barrios 20 minutos” de la ciudad de Portland o los “domingos sin coche” de Yakarta, proyectos innovadores que buscan hacer más sostenible la vida de sus ciudadanos.
En la ciudad holandesa de Utrecht hemos encontrado otra de esas propuestas originales que fomentan una vida urbana saludable: cubrir el techo de las paradas de autobuses con plantas para cobijar abejas y mariposas en el centro de la ciudad. El proyecto, más allá del plus estético que le añade a ese mobiliario urbano, que también, intenta afrontar dos cuestiones: el aumento en la población de abejas y la mejora en la calidad del aire que respiran sus ciudadanos.
Las plantas que se han instalado sobre el techo de las marquesinas son de tipo suculentas, una variedad de bajo crecimiento llamada sedum con un gran poder de atracción para las abejas y los insectos polinizadores. En los Países Bajos, como en muchas partes del mundo, la población de abejas ha disminuido considerablemente en las últimas dos décadas e incluso muchos insectos esenciales para la difusión de semillas y para la reproducción de plantas están en peligro de extinción. Añadir vegetación que sirva de hábitats a estas especies no es una medida que resuelva el problema de la desaparición de las abejas de manera terminante, pero sí puede ayudar a que exista una mayor población de este tipo de insectos.
Según la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO), hay 100 especies de cultivos que proporcionan el 90 % de los alimentos en todo el mundo, y la gran mayoría de ellos se polinizan gracias a las abejas. Sin embargo, estos insectos no hacen más que ver cómo se reduce su población a causa de los pesticidas, la contaminación del aire y muchas de las consecuencias del cambio climático. ¿Qué pasaría si desaparecieran las abejas? Una crisis alimentaria y un desastre global que pondría en peligro la supervivencia de multitud de especies vegetales y animales, incluido el ser humano.
Por el momento gracias a esta iniciativa sostenible ya se han cubierto los techos de 316 paradas a modo de pequeños jardines que apenas necesitan mantenimiento, mientras que otras 96 paradas han sido vestidas con paneles solares en su lugar. Además de concederles un hábitat a las abejas melíferas para que puedan desarrollarse y polinizar, las paradas ofrecen otros beneficios para la ciudad: ayudan a limpiar el aire de Utrecht atrapando las partículas de polvo fino y capturando CO₂ de la atmósfera, reduciendo así su concentración en el aire.
Más ciudades solidarias con las abejas
Pero la iniciativa de Utrecht para atajar el problema de la desaparición de las abejas no es la primera. La ciudad noruega de Oslo cuenta desde hace 4 años con una autopista para abejas, un recorrido que cruza la ciudad de este a oeste y que ocupa 15 kilómetros en los que, cada 250 metros, las abejas encuentran un punto de descanso y alimentación.
Por su parte, Londres ha creado hace unos meses un pasillo de 11 kilómetros en el barrio de Brent con flores silvestres que favorezcan la visita de insectos polinizadores.
Ciudades pioneras en la adaptación al cambio climático, ciudades C40
Y es que, en todo el mundo, algunas de las grandes urbes del planeta están tomando medidas inteligentes pensando en la adaptación al cambio climático, liderando, de ese modo, el camino hacia un futuro más sostenible y sirviendo de inspiración a otras ciudades similares. El grupo C40, es un conjunto de localidades que tienen como objetivo reducir las emisiones de carbono e implantar iniciativas sostenibles para limitar el calentamiento global a 1’5º C de acuerdo con los objetivos más ambiciosos del Acuerdo de París. Las ciudades son esenciales en la lucha contra la crisis climática: iniciativas locales que consiguen efectos globales.