Con el propósito de reforzar la identidad de esta comuna y fortalecer su mercado, la iniciativa rescata el uso y tradición de la madera en la zona, utilizándose como principal material de construcción en casi un 90% del edificio. 

Fuente: Madera21

Según señala Jaime Gatica, arquitecto del Taller Viga Maestra y uno de los responsables de este primer lugar, “el proyecto surge por el año 2014, de la mano de una iniciativa levantada por la Municipalidad de Curacautín, el Gobierno Regional de la Araucanía y una pequeña asociación de feriantes, los que realizaban sus actividades en unas instalaciones provisorias y carentes de identidad que los potenciara como un lugar de interés turístico. Desde un comienzo se buscó darle una nueva identidad a este espacio y que lograra definirse y desarrollarse más allá de lo propio de un mercado. En conjunto, se pensó desde un inicio en que este lugar tuviera una impronta asociada al potencial turístico de la comuna y que, de alguna manera, el mercado pase a ser parte de este circuito de destinos con un alto valor paisajístico”.

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Otro de los propósitos que Gatica indica a la hora de llevar a cabo el plan de conversión, es la potenciación de la Araucanía Andina. Para ello, era necesario destacar la zona como única y singular, poniendo en valor el patrimonio agroalimentario y cultural de la comuna, así como también la revalorización de las tradiciones locales, el comercio justo y, en definitiva, convertir el mercado en un parador turístico que permita fomentar las economías locales y sustentables. Para llevarlo a cabo, el trabajo del municipio local fue muy importante en lo que respecta a la consecución de recursos ante el Gobierno Regional. Labor que, finalmente, permitió concretar la obra.

Para poner en contexto, Curacautín está inserto dentro de un marco geográfico único, el cual contiene parques nacionales, lagos, termas, volcanes y áreas de montaña que facilitan y promueven el turismo, entregando un alto valor a las economías locales. Siguiendo esa misma línea, y teniendo en cuenta que el Mercado de Abastos se emplaza de forma conjunta con el nuevo Terminal Rodoviario —obra que también fue desarrollada por Taller Viga Maestra—, se da la oportunidad de aprovechar el conjunto armónico generado entre ambos, definiendo la nueva puerta de entrada hacia los destinos turísticos que ofrece la comuna.  

En lo formal, se trata de una estructura de 848 m2 de superficie construida y destinada al intercambio comercial de pequeños locatarios, con 32 locales, un patio de comidas con áreas de comedores públicos y cuatro cocinerías de comidas típicas, más servicios anexos. A su vez, surgen dos volúmenes que contienen un espacio intermedio estilo plazuela, destinado para la realización de actividades propias del mercado y de carácter cultural. En su interior, además, hay un espacio propuesto para cocinerías que recogen el concepto del fogón, tal como las rukas pehuenches de la zona cordillerana. 

Para Gatica, “más allá de la obra en sí, es el significado que hay detrás de ella lo que pudo ayudar a ponerla en el foco, pues no siempre es posible hacer arquitectura pública en madera. Se suma, al mismo tiempo, el que esta obra en particular tiene un significado social muy importante para una comuna que se emplaza en la región más pobre de Chile. Por lo mismo, veo en ella todas las posibilidades de emprendimiento que puede generar en las familias que la utilizarán como un espacio de crecimiento y desarrollo que les permita salir adelante”.

Al momento de detenerse en los materiales empleados, Gatica resalta que la decisión de trabajar con madera tiene que ver, sobre todo, con darle un sentido de pertenencia al lugar de emplazamiento. Tal como él mismo relata, Curacautín tiene un pasado forestal de bosque nativo que se renovó con el turismo. Por ende, la tradición del uso de la madera siempre ha estado presente en su historia y su acervo cultural.

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Sobre lo técnico, el arquitecto indica que “la estructura principal está compuesta por tres cuerpos ejecutados en madera laminada de pino radiata y todas las tabiquerías en madera estructural de pino radiata MGP10. Para terminaciones, se ocuparon también maderas de pino radiata en forros de cielo y maderas de terminación al exterior de pino radiata termo modificada, lo que permite una mayor exposición a las inclemencias climáticas. A eso, se suma que toda la aislación térmica utilizada en el edificio es de celulosa de papel de diario reciclado. Por otro lado, es una obra donde se aplicó mucha tecnología en su proceso de fabricación. Todas las soluciones estructurales fueron modeladas bajo el software Cadwork y mecanizadas con máquina de tecnología CNC para fabricación de piezas de madera, lo que permitió la ejecución de una obra limpia y en menor tiempo”, detalla.

Siguiendo con la madera y analizando sus ventajas como materialidad principal, Gatica manifiesta que el carácter e impronta del edificio no sería el mismo si hubiera optado por otro elemento. Es más: no se habría logrado con otra materia prima. “Desde el punto de vista tecnológico, en esta obra estamos dando una nueva mirada al uso, rompiendo mitos de la madera como un material ligero y que muchas veces es mirado como precario y que sólo da posibilidad a pequeñas obras menos complejas. Acá lo que buscamos es todo lo contrario, ya que las posibilidades que te permite explorar en el diseño son infinitas”.

Como dato, un 90% del edificio se ejecutó con madera de bosques renovables, contribuyendo en un alto porcentaje a la disminución de la huella de carbono y a la acumulación de CO2. Por consiguiente, si se piensa que en el edificio se ocuparon cerca de 142 m3 de este material, el aporte medioambiental es significativo.

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