La XIX edición del Concurso de Arquitectura de Madera21 premió proyectos que destacan por su innovación y compromiso social. Con estructuras situadas desde Puerto Aysén hasta Calama, los equipos ganadores de universidades chilenas demostraron cómo la madera puede transformar espacios funcionales en experiencias únicas para los usuarios, integrando diseño, sostenibilidad y una profunda conexión con el entorno natural y urbano. En esta nota les invitamos a conocer las propuestas.
Fuente: Madera21
En su XIX edición, el Concurso de Arquitectura en Madera destacó la creatividad y el compromiso de estudiantes de arquitectura de destacadas universidades chilenas. Este año, el certamen planteó el desafío de diseñar puentes en madera que además de cumplir con su función conectora, ofrecieran experiencias significativas para los habitantes de los sectores aledaños.
La convocatoria incluyó 72 proyectos que demostraron la versatilidad del material y su potencial para responder a las necesidades urbanas y paisajísticas de distintas regiones del país, con la comprensión de la realidad del sector. Les invitamos a conocer las propuestas premiadas en la Semana de la Madera de las y los futuros arquitectos de nuestro país.
Primer lugar: “Puente Subtensado“
Santiago Cerda, de la Universidad de Santiago de Chile, guiado por el profesor Jorge Mancilla, presentó una solución para Puerto Aysén, que responde a la división geográfica de la ciudad y al desafío de cruzar el río Aysén con una estructura principalmente de madera. El diseño incluye un puente peatonal que conecta ambas riberas, revitaliza espacios públicos como el parque municipal y el complejo deportivo de la zona y revaloriza los paisajes patagónicos.
“El principal desafío radica en diseñar un puente de madera que fuera capaz de cruzar un río de 200 metros. Sumado a esto está el factor del clima extremo de Puerto Aysén, en plena Patagonia chilena”, nos cuenta Santiago, señalando que es esto lo que los llevó a “recurrir al hormigón en la base y en la coronación del proyecto, protegiendo a la estructura de los factores climáticos que pudieran incidir desde abajo y arriba respectivamente”.
Desde el punto de vista experiencial, el puente ofrece dos recorridos: una pasarela cubierta integrada dentro de la estructura principal y una opción al aire libre donde el paisaje se convierte en el protagonista. “Estructuralmente la innovación del proyecto -comenta el estudiante- radica en proponer un puente de madera de esta envergadura empleando un único cable de acero que tracciona toda la estructura y hace funcionar el sistema de costillas y losa del puente, de ahí el nombre ‘Subtensado’”.
Actualmente Puerto Aysén está realizando estudios de prefactibilidad para un nuevo puente urbano en el sector donde se emplaza la propuesta del estudiante de la USACH. “El haber obtenido el primer premio es un enorme respaldo que le abre una puerta antes impensada al proyecto. Por esta razón nos gustaría, en un futuro cercano, presentar de manera formal nuestra propuesta ganadora a las autoridades de la ciudad para su posible consideración”, cierra Santiago.
Segundo lugar: “Vendajes“
El equipo de la Universidad Diego Portales, conformado por Jade Sorrentino, Alexis Leydier y Diego Vicente Melero, junto al profesor Nicolás Stutzin, presentó un puente peatonal para Calama, diseñado para reconectar fragmentos de la ciudad. Inspirado en la idea de un “vendaje”, esta estructura busca coser el tejido urbano fragmentado por autopistas y ríos, al tiempo que preserva y revaloriza el oasis local.
La propuesta incluye un paseo público que bordea el río Loa, ofreciendo miradores y zonas recreativas que destacan la riqueza natural de la región. “Nuestra ubicación permite a los ciudadanos circular por encima de este espacio verde, al mismo tiempo que se sensibiliza y se revaloriza este lugar. El puente tiene como objetivo guiar hacia espacios clave, atenuando el ambiente industrial de los alrededores”, señala el equipo.
Su diseño estructural, basado en paneles de madera y triangulación, genera un muro portante capaz de resolver los desafíos técnicos de grandes luces, mientras guía a los peatones hacia el oasis, convirtiéndolo en el corazón del proyecto. “Esta innovación estructural da como resultado un conjunto uniforme, que genera espacios y vistas controlados -comparten los estudiantes en su memoria del proyecto-. De este modo, la madera, en este contexto industrial mineral, parece emerger del suelo, subrayando el entorno existente al tiempo que guía a los ciudadanos y, en última instancia, afirma un nuevo reto urbanístico”.
El ejercicio de trabajar con madera significó para los estudiantes un ejercicio de reflexión en torno a las propiedades de la madera y el uso que el ser humano ha hecho de ella desde sus primeras construcciones”. Asimismo, califican de “estimulante” el desafío de participar en el concurso de Madera21, “tanto por la libertad ofrecida, como por las restricciones impuestas por el material madera”.
Tercer lugar: “Puente-Aliwen“
Alonso Durán, Francisca Honorato y Ziomara Fuentealba estudiantes de la Universidad Tecnológica Metropolitana, acompañados por el profesor Alejandro Morales, desarrollaron un circuito peatonal que flota entre la topografía variable de un parque montañoso.
“Nuestro principal desafío fue generar una estructura funcional que no afectara el entorno pero que fuera capaz de una fácil adaptación, con esto dimos como solución una trama estructural en forma de ‘X’ que sostiene la base de circulación, logrando que esta se adapte manteniendo su altura durante todo el terreno”, nos explica el equipo.
El proyecto busca crear un circuito peatonal casi horizontal que se adapta a la topografía variable del terreno. Consiste en una línea segmentada que recorre el paisaje natural utilizando barras modulares de fabricación industrial. Estas barras se apoyan en estructuras que se ajustan a las diferentes alturas y formas del terreno, combinando precisión y modularidad con la fluidez del entorno natural.
Para el equipo la experiencia de trabajar con madera fue enriquecedora, aunque desafiante: “Desarrollamos un proyecto que debía tener una resistencia total en madera sin tener la experiencia, dando funcionalidad a un trabajo de gran tamaño, el cual debía cumplir con ciertas normas y sistema, lo que resultó en un desafío estresante, pero con un bello resultado”.
Mención Honrosa: “Puente Entre Arcos“
La Universidad Finis Terrae, representada por su estudiante Andrea Lagos, en colaboración con Eduardo González, quien contribuyó en el modelado 3D y parte de la representación gráfica; Denise Villarroel, que apoyó con la creación del video y la memoria del proyecto; sumado al profesor guía: Cristóbal Tirado; fue reconocida por su proyecto en el Estero El Manzano, Cajón del Maipo. Este puente revaloriza las ruinas de un antiguo puente ferroviario, integrando su diseño diagonal con los arcos de piedra preexistentes.
Andrea nos cuenta que la experiencia de trabajar con madera fue enriquecedora. “Su versatilidad permitió abordar las necesidades funcionales del diseño y crear una propuesta que dialoga con el entorno. Además, requirió una reflexión constante sobre sus posibilidades técnicas y estructurales, consolidándose como un material clave en el proyecto”.
El puente incluye una escalera de acceso al estero y un mirador panorámico que permite observar la riqueza natural del entorno, combina madera laminada, tensores de acero y módulos trapezoidales para integrar modernidad con historia. El proceso de creación, señala Andrea fue “intenso y reflexivo”, en la búsqueda de la mejor opción en cuanto a su diseño y la respuesta a las condiciones del entorno.
El reconocimiento de Madera21 refleja el esfuerzo y la dedicación que la estudiante entregó al Puente Entre Arcos, “nos llena de orgullo y nos motiva a seguir explorando soluciones arquitectónicas que integren diseño, sostenibilidad e innovación”.
Mención Honrosa: “Puente Viga”
El proyecto “Puente Viga” conecta el Parque de las Esculturas con el parque borde río sur en la comuna de Providencia y fue diseñado por los estudiantes de la Universidad Tecnológica Metropolitana, Bryan Peretta, Constanza Carrillo, Benjamín Rivera y Sergio Estay, bajo la guía del profesor Alejandro Morales.
Se trata de una pasarela peatonal que además de resolver la conectividad, se posiciona como un ícono visual en el paisaje urbano. El diseño se basa en una única viga reticulada, sostenida por elementos diagonales que le otorgan estabilidad y estructura. Esta composición simple pero contundente resulta en una pieza arquitectónica que se percibe de maneras distintas según el ángulo de observación. “La operación, aparentemente simple, generó vistas inesperadas, como los accesos al puente, donde se genera una suerte de triángulo conformado por las diagonales de soporte. Es en la vista frontal, desde el río, es donde se hace evidente la operación estructural” relata el equipo en su memoria.
Se uso madera laminada para la estructura principal y CLT en los accesos. Además, el puente está pintado de un vibrante color rojo, un estándar protector que refuerza su estética constructivista. “Más que una pasarela más, pretende ser un ícono reconocible en el contexto”, explicaron los estudiantes, subrayando que el carácter escultural del puente surgió como resultado de resolver la operación estructural, más que como un objetivo planeado desde el inicio.
Premio Votación del Público: “Albergue Puente Los Carros“
El equipo de la USACH, compuesto por Nicolás Barahona, Valesca Iglesias y Rayén Reyes, con la guía de Pablo Zúñiga, transformó un puente en Santiago en un albergue para personas en situación de calle. La propuesta incluye áreas de descanso, servicios higiénicos y espacios de apoyo psicológico y reinserción social.
El equipo describió la experiencia como “súper enriquecedora”, destacando que les permitió descubrir la versatilidad de la madera. Explicaron que buscaron aprovechar todas las características del material para “generar espacios cálidos con conexión directa con lo humano”, un aspecto fundamental para un proyecto con enfoque social. Además, resaltaron que, gracias a la guía de su profesor, quien enfatizó la importancia de este enfoque, lograron desarrollar “un proyecto con una sensibilidad y delicadeza súper apropiada para quienes serían sus usuarios”, donde la madera desempeñó un rol clave.
El equipo destacó que el diseño enfrentó “dos grandes desafíos”. El primero fue “reinterpretar la definición de puente como algo más que solo una vía de paso”, integrando un programa de albergue para abordar una problemática social importante en la comunidad. El segundo desafío consistió en “maximizar el uso de la madera”, no solo como material estructural, sino también en elementos como envolventes, revestimientos, suelos y mobiliarios. Estos últimos incluyeron piezas únicas inspiradas en embarcaciones e incluso lavamanos diseñados como monopiezas basadas en bateas antiguas. Según el equipo, “el objetivo principal siempre fue lograr una integración armónica y funcional del material con su uso”.