La localización de nuestras ciudades es un factor que hay que conocer para realizar un buen diseño bioclimático de las mismas. Ya lo decía Vitrubio en sus Diez libros de Arquitectura: “En la fundacion de una ciudad, será la primera diligencia la elección del paraje más sano. Lo será siendo elevado, libre de nieblas y escarchas; no expuesto a aspectos calurosos ni fríos, sino templados. Evitaráse también la cercanía de lagunas; porque viniendo á la ciudad las auras matutinas al salir el sol, traerán consigo los humores nebulosos que allí nacen, juntamente con los hálitos de las sabandijas palustres, y esparciendo sobre los cuerpos de los habitantes sus venenosos efluvios mezclados con la niebla, harían pestilente aquel pueblo”. (Capitulo IV, 23, trascripción directa de la traducción del latín de José Ortíz, 1787).
Fuente: Inarquia
Pero, poco a poco, la relación con el lugar se ha ido perdiendo. A fin de cuentas, nuestras ciudades ya están ubicadas y habrá que tener en consideración otros factores para mejorar su diseño bioclimático.
Según el Manual de Diseño Bioclimático Urbano redactado por el equipo que coordina Agustín Hernández los principales factores a tener en cuenta para ciudades en climas templados son:
– Radiación solar. Es la variable dominante en espacios abiertos dentro de los mecanismos de intercambio térmico de los usuarios con su entorno. Según el manual citado donde se explica con detalle, habrá que tener en cuenta tanto la captación, como la protección, la orientación y la pendiente. El estudio de las sombras a través de las cartas solares es de gran importancia.
– Viento. En el manual se detallan dos efectos a tener en cuenta con respecto al viento: los mecánicos y los térmicos. Los efectos mecánicos del viento comienzan a sentirse a partir de 4 a 5 m/s, pudiendo llegar a ser desagradables e incluso peligrosos según aumenta la velocidad. Los efectos térmicos del viento y su influencia en el bienestar de las personas fueron descritos por Olgyay en su climograma y se detallan en el manual anteriormente citado. Además, con respecto al viento, es importante tener en cuenta que el factor viento cobrará mayor importancia en función de la variación en los flujos de aire, las microbrisas y los efectos en la calidad del aire urbano.
– Agua. Para lograr el bienestar higrotérmico en los espacios urbanos habrá que valorar tanto la humedad y la evapotranspiración como la desecación y la gestión del agua.
– Vegetación. La existencia de zonas verdes en las ciudades es uno de los factores más importantes. Habrá que valorarlo con la temperatura del aire, la humedad, la radiación, la velocidad del aire, la contaminación atmosférica y el ruido.
– Materiales. Los materiales que se utilizan en las ciudades deben ser duraderos, con un escaso mantenimiento y que puedan reutilizarse, recuperarse o reciclarse. Se tendrá en cuenta el albedo, la absorción y la emisividad, la permeabilidad de los materiales y el agua, la textura de los materiales y la inercia térmica de los mismos.
Para tener información más detallada de cada uno de estos factores puedes consultar el manual del diseño bioclimático urbano.