La regeneración sostenible apuesta por una recuperación activa de los ecosistemas en lugar de una simple mitigación de daños.

Fuente: I’MNOVATION

A unos cuarenta kilómetros al sur de la localidad francesa de Dijon, en el corazón de la Borgoña, se encuentran los viñedos de Beaune. Pero ¿qué tienen de particular aparte del renombre de sus vinos? Pues que esta zona posee el registro de cosechas más antiguo del mundo, con datos de la vendimia desde 1354. Como se sabe, el siglo XIV supuso la transición hacia la Pequeña Edad del Hielo desde el óptimo climático medieval. De modo que los registros de Beaune son una fuente inestimable de información acerca de la relación entre prácticas agrícolas y clima.

Qué es la regeneración sostenible y cuáles son los proyectos de mayor impacto

Al ser un cultivo tan sensible, las variaciones en la producción vitícola son un buen medidor del cambio climático. Y, por el mismo motivo, la vid se ha convertido en uno de los primeros bancos de prueba de la regeneración sostenible o, más concretamente, de la agricultura regenerativa.

¿Qué es la regeneración sostenible?

A principios del siglo XXI, cuando el cambio climático de origen humano aún era objeto de polémica, las estimaciones más optimistas hablaban de revertir el calentamiento global. Tras los Acuerdos de París en 2016, las previsiones y los objetivos se fueron volviendo más conservadores: ahora se trataba de mantener el calentamiento global por debajo de los 2º C. El último informe del IPCC ahonda en lo mismo: la reducción de las emisiones, en el mejor de los casos, limitará el calentamiento a 1,5º C.

Avances como las energías renovables son indudablemente positivos, pero cada vez suena más fuerte una nueva filosofía que se está reflejando en proyectos de regeneración sostenible. Por ejemplo, equivale a pasar de la neutralidad en carbono a un impacto neto positivo en las actividades agrícolas e industriales. Desde los tiempos de la primera revolución industrial, la cuenta de pérdidas y beneficios de la industria no tenía en cuenta las llamadas externalidades negativas. Es decir, el impacto social y ecológico además del económico. En el capitalismo regenerativo, las tres categorías deberán ir de la mano y no podrán entenderse de una forma aislada. Es lo que se denomina un enfoque holístico.

Además del cambio climático, la regeneración sostenible tiene en cuenta un mundo de recursos limitados. En el fondo, se trata de que el tejido industrial comience a comportarse más como los ecosistemas naturales, en los que todos los recursos se aprovechan sin menoscabo del equilibrio general.

Proyectos de regeneración sostenible    

Esta nueva filosofía productiva está teniendo un impacto en numerosos sectores. Desde la agricultura hasta la energía o la construcción, cada vez hay más empresas que buscan generar un impacto positivo.

Torres aplica la regeneración sostenible en sus viñedos

Agricultura regenerativa: El caso de la viticultura

Tal como se apuntaba al comienzo de este artículo, la viticultura está liderando los proyectos de regeneración sostenible en el mundo agrícola. De hecho, existe una fundación para la viticultura regenerativa en la que están implicadas algunas de las bodegas más importantes del mundo como la española Torres o Jackson Family Wines. Así, hay un número creciente de bodegas que están adoptando prácticas de regeneración sostenible como:

  • Regeneración de los suelos a través de cubiertas vegetales
  • Mejora del equilibrio de nutrientes con fertilizantes orgánicos
  • Incremento de la biodiversidad en los viñedos
  • Integración de ganadería

En el último congreso de esta fundación, la bodega Torres presentó su proyecto de regeneración de quinientas hectáreas de viñedos. Parte de la estrategia es promover una cubierta vegetal —plantas que hasta ahora se consideraban “malas hierbas”— para mejorar el equilibrio entre plantas y suelo, lo que a la vez redunda en una mayor biodiversidad en términos de insectos y fauna microbiana.

También se recurrirá a animales como ovejas para que pasten entre las viñas, lleven a cabo una fertilización natural y roturen el suelo de forma superficial. Estos viñedos ya eran ecológicos, pero la agricultura regenerativa supone dar un paso más allá de la simple eliminación de pesticidas y fertilizantes químicos.

Hacia una arquitectura regenerativa

La construcción, y especialmente la producción de cemento y hormigón, es uno de los sectores con mayores emisiones de gases de efecto invernadero. El movimiento de la arquitectura sostenible lleva décadas impulsando una construcción con mayor eficiencia energética, tanto a través del uso de materiales innovadores como de nuevas soluciones estructurales como puedes leer aquí. Sin embargo, tal como sucede con la agricultura, la sostenibilidad está dando paso al llamado diseño regenerativo.

Una de las iniciativas en este sector es el International Living Future Institute (Instituto Internacional para un Futuro Vivo), una organización sin ánimo de lucro que ha desarrollado la iniciativa del Living Building Challenge (Desafío de Edificios Vivos) en el que se proponen una serie de requisitos para el diseño regenerativo. Cada uno de ellos incluye varias categorías, aunque nos limitaremos a los ejemplos más significativos:  

  • Lugar: integración en el entorno
  • Agua: positivo en agua
  • Energía: positivo en energía
  • Salud y felicidad: interiores saludables
  • Materiales: huella de carbono positiva
  • Igualdad: inversiones igualitarias
  • Belleza: capacidad para inspirar y educar

Como se puede advertir, algunos de ellos son muy abstractos, pero supone una hoja de ruta para la construcción del futuro. Un ejemplo más concreto sería la utilización de hormigón autorreparable y positivo en carbono, es decir, capaz de secuestrar dióxido de carbono a lo largo de su vida útil.

Regeneración sostenible en otras industrias

La construcción y la agricultura no son los únicos sectores donde van surgiendo proyectos de regeneración sostenible. Hoy día, diversos fabricantes están adoptando estrategias para poder causar un impacto positivo en términos sociales y ecológicos. Un ejemplo es Interface, un fabricante de alfombras modulares. Uno de sus proyectos piloto es el Factory as a Forest (Una fábrica como un bosque) en el que se construyó una fábrica en Australia que limpiaba el aire, potabilizaba agua y secuestraba carbono. Posteriormente, ha ido aplicando los hallazgos y alternativas de diseño a otras fábricas en EE. UU.

En 2018 esta empresa ya era neutral en carbono, pero ha dado un paso más con el lanzamiento de alfombras negativas en carbono. Es decir, con un proceso de fabricación que reduce la cantidad total de dióxido de carbono en el medio ambiente.  

Las infraestructuras son otro terreno fértil para proyectos de regeneración sostenible. Una iniciativa que adopta el enfoque holístico de sostenibilidad que mencionábamos al principio es el metro de Quito. Acometida por ACCIONA, el impacto de la nueva línea se ha hecho notar en todas sus fases.

La industria textil apuesta por la regeneración sostenible

Por un lado, en la propia obra que, además de generar empleo y ofrecer formación, ha apostado por el reciclaje de los residuos generados. Así, los artesanos de la ciudad han podido fabricar instrumentos musicales y muebles a partir de la madera sobrante. También se protegieron los árboles en la zona de trabajo junto con los restos arqueológicos. Por otro lado, se calcula que cada año los 400 000 usuarios de la línea generarán 67 000 toneladas de CO2 menos que si empleasen transporte privado. Es decir, un impacto económico, ecológico y social.      

Junto con la construcción, la industria de la moda esa otra de las grandes responsables de la emisión de gases de efecto invernadero. Esto responde tanto a los procesos de producción en sí como a la filosofía de la ropa de usar y tirar. Por supuesto, la agricultura intensiva necesaria para producir tejidos como el algodón es una de las primeras áreas de mejora. Así, empresas como The North Face, Timberland o Burberry están invirtiendo en agricultura regenerativa y trabajando con proveedores que compartan estas prácticas.

En resumen, se trata de un cambio de paradigma que va a afectar numerosas industrias. Iremos abordando más proyectos de este tipo a lo largo de los próximos meses y años. La regeneración sostenible tiene toda la pinta de haber venido para quedarse.

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