Los bloques de termoarcilla tienen la característica de ser porosos y ligeros, lo que le permite mejorar condiciones como el aislamiento térmico y acústico, incrementando sus ventajas respecto de otros materiales.

Fuente: Plataforma Arquitectura

Generalmente, se conocen como bloques de termoarcilla a los ladrillos cerámicos fabricados a base de arcilla y agregados secundarios (que suelen ser esferas de poliestireno expandido u otros materiales granulares). Estos agregados secundarios poseen un papel muy relevante en la producción del mampuesto ya que, durante su cocción (que se realiza a más de 900 °C), los mismos atraviesan un proceso de gasificación que le otorga porosidad al material, disminuyendo la densidad del bloque y aportándole ligereza (a raíz de esto, en algunos países se los conoce popularmente como bloques de arcilla aligerada). Esta condición porosa es la que permite mejorar ciertas condiciones del bloque como su aislamiento térmico y acústico, incrementando sus ventajas respecto a otros materiales similares.

Si bien se cree que las primeras experimentaciones en torno al uso de este material tuvieron su origen en Alemania, a partir del siglo XX su uso comenzó a difundirse y cobrar relevancia en muchos otros países de Europa como España, Italia, Dinamarca, Austria y Suiza. En España, por ejemplo, desde el año 1988 existe el “consorcio termoarcilla”, una asociación que agrupa a todos los fabricantes españoles de bloques cerámicos de arcilla aligerada, establece los estándares de producción y promueve el desarrollo tecnológico y la utilización del material en el país.

termoarcilla

Una de las características distintivas de este tipo de bloques es su geometría, determinada por una estructura de celdas en su interior y por una trama de nervaduras en dos de sus caras exteriores. Durante la construcción, estas nervaduras suelen utilizarse para encastrar los bloques entre sí, quedando ocultas dentro del muro y teniendo, más bien, una aplicación funcional (facilitar una elevación correcta del muro y aportar resistencia mecánica). 

Sin embargo, en algunos casos donde los requerimientos estructurales y constructivos lo permiten, los bloques también suelen colocarse rotados (es decir con las caras con nervaduras hacia el exterior), quedando la textura propia del bloque como cara visible en el espacio. Estas nervaduras luego podrán aprovecharse para adherir los revoques o las terminaciones, o simplemente dejarse a la vista.

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