Magia y arquitectura son dos disciplinas que siempre han ido ligadas a lo largo de la historia, proporcionando una serie de herramientas que hacían que se retroalimentasen la una a la otra.
Fuente: Arquitectura y Empresa
El gran mago Jean Robert-Houdin solía decir que la arquitectura no sólo está estrechamente relacionada con el espacio de representación de la magia (los escenarios) sino que, además, los arquitectos poseen una serie de habilidades adquiridas a lo largo de su profesión que hacen que sean unas figuras óptimas para el desarrollo del propio ilusionismo.
Antes del S. XIX, la magia se asociaba a fenómenos sobrehumanos, pero a partir de esa época y tras la llegada de La Ilustración, el avance cultural conlleva un cambio de imagen y perspectiva en el sector, surgen figuras como el antes mencionado Houdin, o Henry Anderson, y nace con ellos la magia moderna. Los magos empiezan a adquirir teatros, con el fin de controlar así el público y el propio espacio de representación a su antojo, haciendo del espectáculo una experiencia más envolvente donde la realidad y la ficción son difíciles de separar ya que se juega con lo visual y cognitivo.
También se empleaban ilusiones ópticas fuera de los escenarios, por ejemplo, el mago Jasper Maskelyne participó con sus ideas en la II Guerra Mundial, utilizando espejos para simular tropas donde realmente no las había, y así confundir al enemigo. Más adelante, uno de los trucos del famoso David Copperfield también tenía la ciudad como escenario para su show, haciendo “desaparecer” la Estatua de la Libertad, mediante una plataforma giratoria que simplemente apartaba de la visión del público dicho monumento sin que nadie se percatara.
Precisamente Copperfield fue uno de los pioneros en integrar la tecnología moderna en sus espectáculos, aumentando la teatralidad y comercialización de los mismos, siendo buen conocedor de que magia y arquitectura tienen en común muchos parámetros: la escala, los ángulos, la perspectiva, las luces y las sombras, los reflejos, el sonido, la manipulación, las trampillas, etc. Es evidente que los avances tecnológicos permiten progresar en las ilusiones y efectos especiales que utilizan los magos, por eso existen empresas especializadas en ello como Illusiontek S.L. que ayudan a hacer realidad las ideas que a priori podrían llegar a parecernos imposibles.
Pero también nos encontramos ilusiones ópticas en el mundo de la arquitectura, ajeno a la magia, como explica el arquitecto gallego Óscar Pedrós en su libro Los lazos del ilusionismo y la arquitectura. Lo relata con ejemplos como la casa de Anna Frank, que se trata de una casa dentro de otra, el concepto de búnker como la desaparición de algo con una finalidad, o el Centro Galego de Arte Contemporáneo, en Santiago, como una “ilusión cognitiva”. “Hay una escalera que parece atravesar el techo. Cuando nos acercamos, vemos que hay un agujero, pero desde lejos parece que perfora el forjado”, comenta el arquitecto.
Sin duda, hay veces que parece que los arquitectos e ingenieros intenten desafiar las leyes de la gravedad, haciendo que un edificio se sustente sin apoyos estructurales aparentes, entre otras cosas. Un ejemplo de esto es el Museo de los niños de Pittsburgh (Pensilvania), realizado por el estudio norteamericano FreelandBuck, en el que la ilusión óptica Over View está causando interés debido a que se trata de un dibujo tridimensional del diseño complejo de la vidriera, que parece estar construida en realidad.
Otro ejemplo de este tipo de arquitectura es este complejo de MVRDV en Corea del Sur, The Imprint, compuesto por 6 edificios cuyas fachadas simulan estar derritiéndose, que ofertarán servicios hoteleros y de entretenimiento. Winy Maas, director y cofundador de la empresa, justifica así su diseño: “Lo interesante de esto es que están buscando ese impulso, que el entretenimiento puede convertirse en arte o que el edificio puede volverse artístico de esa manera. ¿Cuál es, entonces, la diferencia entre arquitectura y arte? El proyecto juega con eso y creo que la abstracción es parte de él, pero tiene que sorprender, seducir y calmarse”. (Fotografía: Ossip van Duivenbode).
Pero no sólo el diseño del edificio puede ser impactante, a veces con incorporar un elemento tecnológico en un edificio de diseño más convencional podría llegar a generarnos ilusiones ópticas, como lo ha hecho la empresa LianTronics al instalar la pantalla gigante con efectos 3D en el centro de Chengdu, China. Se han hecho virales algunos vídeos de un león saliendo por esa pantalla o una nave espacial aterrizando en la tierra que, desde el ángulo adecuado dejan asombrado a todo el que lo ve. Esto demuestra una vez más que, a pesar de que, si queremos, los seres humanos podemos encontrarle una explicación lógica a casi todo, en el fondo nos gusta creer, aunque sea por un breve instante, en la magia.