En un sector donde se genera un gran volumen de residuos, el reciclaje es una actividad que puede traer grandes beneficios. La industria lo sabe y está desarrollando diversas iniciativas, como los Acuerdos de Producción Limpia (APL), impulsados por la Cámara Chilena de la Construcción, con el apoyo de CDT.

Gestión de Cotenidos CDT

El pasado sábado 17 de mayo se conmemoró el día internacional del reciclaje, fecha para destacar la importancia que tiene, para el cuidado del medioambiente, un adecuado tratamiento de residuos; aspecto de gran relevancia en un sector como la construcción.

En términos generales, el reciclaje es el proceso de recolectar y procesar materiales que podrían terminar como basura, transformándolos en nuevos productos. Esta actividad tiene diversos beneficios, como por ejemplo: ayudar a reducir la contaminación, conservar recursos naturales, ahorrar energía, reducir el costo de disposición de residuos y fomentar la economía circular, entre otros.

“Hoy es clave implementar sistemas de eficiencia en el uso de recursos, no solo por un tema de sostenibilidad medioambiental, sino que también, por una sostenibilidad económica y social que permita proyectar a cada una de nuestras empresas al futuro”, señala Carlos Braun, Past President Cámara Chilena de la Construcción (CChC) Punta Arenas y Líder del Acuerdo de Producción Limpia (APL) de Magallanes, agregando que las empresas se deben adaptar a múltiples factores externos e internos y enfrentar los constantes cambios en las condiciones del mercado y las demandas de la sociedad, los cambios en las nuevas tecnologías, materiales, legislación laboral y medioambiental, etcétera. “Todo lo anterior representa un tremendo desafío que obliga a ser más eficientes y responsables en la utilización de recursos humanos, de infraestructura y adecuado uso de materiales”, indica.

Y es que el reciclaje de los residuos de la construcción y demolición (RCD) es posible en áridos, hormigón y también se extiende a fierro y madera aplicando el modelo de economía circular, dando origen a actividades secundarias complementarias a través de nuevos emprendimientos que pueden dar una nueva vida a esos materiales. “Esto se traduce a la larga en menores costos de construcción, mayor eficiencia y productividad en los procesos constructivos e incluso, reducción de accidentabilidad ya que el reciclaje considera la clasificación y disposición de los residuos ordenados dentro de una obra, previniendo incidentes al interior de la misma”, detalla Marcela Torres, Past President CChC Antofagasta y Líder del APL de esa región.

En el caso del sector construcción, es clave que todos los actores trabajen en sus respectivas áreas, para lograr la eficiencia de cada obra. “En etapa temprana un buen diseño, idealmente utilizando metodologías como BIM (diseño, coordinación, cuantificación, seguimiento durante la obra), debe considerar materiales que generen la menor huella de carbono y que además sean reciclables o que tengan circularidad, es decir, que los residuos sean materia prima de otros procesos dentro o fuera de una organización, agregándoles valor”, señala Braun.

En la misma línea, Francisca Sanz, Past President CChC Puerto Montt y Líder del APL de la región de Los Lagos comenta que es fundamental poder tener una estrategia planificada de manejo ordenado y eficiente de aquellos recursos residuales que no pudieron ser parte del valor agregado de lo que se construye, ya que es posible darles un uso apropiado dentro o fuera de la misma industria. “Esto se traduce en ahorros, directos e indirectos, ya que minimizamos los costos: utilizando menos material, reduciendo el volumen de residuos finales a transportar para llevarlos a lugares adecuados de disposición final, se mejora la seguridad de la obra, ya que contribuye al desarrollo de una obra limpia y ordenada y se reducen los tiempos de ejecución de partidas cuando estas están mejor pensadas”, señala, agregando que de esta forma, se mejora la productividad y se generan menos externalidades hacia el medioambiente y entorno.

Iniciativas desde el sector: acuerdos de producción limpia

Para la construcción el tema resulta de gran relevancia y es así como ha trabajado en impulsar iniciativas que lo potencien. Por ejemplo, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), cuenta con Compromiso PRO, una iniciativa estratégica para impulsar la sostenibilidad en las empresas socias que cuenta con diversas herramientas de capacitaciones y guías técnicas para mejorar la reportabilidad ambiental y acciones en gestión de residuos, economía circular y uso eficiente de agua, apoyando a las empresas en su transición sostenible. Asimismo, está Sello PRO, un programa de acompañamiento a las empresas en su camino a la sostenibilidad, reconociendo a quienes mejoran el estándar de la industria.

“Nuestro gremio actúa como un punto de encuentro y discusión de diferentes partes interesadas y a la vez como ente articulador que permite movilizar iniciativas para lograr cumplir los objetivos trazados, trabajando también para aportar a los objetivos país, como por ejemplo: déficit vivienda, objetivo de reducción de gases efecto invernadero, aumento de eficiencia y productividad y los APL”, explica Braun.

Los Acuerdos de Producción Limpia (APL), son convenios entre empresas y organismos públicos para implementar prácticas de producción más limpias, mejorando la eficiencia en el uso de recursos y reduciendo la huella ambiental. En los últimos años, la CChC, con el apoyo de CDT, han trabajado en diversos APL interregionales para propiciar la prevención, valorización y correcta gestión de los RCD y el consumo sustentable del recurso hídrico de la cadena de valor de regiones como Antofagasta, Los Lagos y Magallanes.

En el caso del APL de Antofagasta, fue lanzado en 2023 y hasta la fecha ha implicado que las 16 empresas y 17 instalaciones suscritas estén implementando las acciones de segregación, clasificación y cuantificación de sus residuos inertes. “Ha sido una experiencia nueva para nosotros porque es el primero del sector en la región, y surge a la par con los acuerdos de Puerto Montt y Punta Arenas, marcando el primer paso en la búsqueda de apoyar a la industria de la construcción regional, propiciando la articulación público-privada de sus actores, para avanzar desde el actual modelo lineal de producción hacia un modelo circular, mediante la incorporación de prácticas y tecnologías limpias que aumenten la productividad, reduzcan el consumo de agua y la generación de residuos y fomenten el uso eficiente de los materiales, a través de su mantención en el tiempo o su reincorporación al ciclo al final de su vida útil, evitando su disposición final”, detalla Torres.

De acuerdo a la Líder de este APL, un cambio en el panorama local es que al inicio del Acuerdo no existía un lugar autorizado en la ciudad para depositar los RCD, situación que cambió en marzo de 2024 cuando entró en funcionamiento “Rescon Antofagasta”: el primero y único actualmente vigente, abriendo la posibilidad de que las empresas depositen ahí sus RCD y no en el Rescon de Mejillones. “Si bien aún vemos casos de depósitos de residuos en sitios no autorizados y que evidencia la existencia de una brecha respecto a falta de sitios para este tipo de desechos inertes en Antofagasta, valoramos lo que está realizando el municipio por generar un centro de acopio en el sector norte de la comuna, el primero de carácter municipal y que esperamos considere a futuro la revalorización de esos residuos para hacer efectiva la economía circular”, cuenta Torres.

Otra de las aristas importantes que ha propiciado el APL es la conexión entre empresas participantes, como el caso de Kawsay, especialistas en reciclaje de distintos tipos de materiales, que ha conectado con las empresas constructoras que levantan proyectos de vivienda concretando alianzas para el retiro de sus residuos previamente segregados y clasificados.

Por su parte, el APL de Puerto Montt (región de Los Lagos) ha sido un convenio público privado que suma al compromiso a las empresas socias CChC, para trabajar en acciones concretas y planes de diagnóstico e implementación dentro de las obras e instalaciones. “Algunas de las actividades que ya están realizando las empresas participantes para concretar este cambio cultural y nueva forma de trabajar, incluyen: definición de líderes y responsables, capacitaciones, talleres de diagnóstico, adecuación de espacios y redefinición de procesos”, cuenta Sanz.

De acuerdo a la Líder de la iniciativa, la experiencia ha sido muy satisfactoria, gracias al apoyo técnico de CDT, el profesionalismo de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, el compromiso de las empresas socias y el equipo de administración de la CChC y también la participación activa de otros actores claves de la región representantes de la Academia, la sociedad civil y otras instituciones públicas y privadas. “Estamos en el tercer año de trabajo de nuestro APL y hemos logrado ya las etapas de: Manifestación de Interés, Diagnóstico General, Propuesta de Acuerdo y Adhesión. Hoy nos encontramos en la etapa de Implementación para poder lograr la Evaluación Final de Cumplimiento y Certificación de las empresas”, detalla.

Respecto al APL en Magallanes, que hoy está próximo a terminar, Braun cuenta que ha sido un desafío que implicó esfuerzo y compromiso por parte de las organizaciones que participaron. “En el caso de nuestra empresa, que es pequeña y se dedica al rubro de la ingeniería eléctrica, pudimos cuantificar el volumen de residuos y agua que consumíamos, tanto a nivel oficina como a nivel de terreno, algo que no habíamos analizado nunca. Así, pudimos implementar un sistema de orden de los residuos al interior de la obra (mejora indirecta en la seguridad y calidad de los espacios) que nos permitió reutilizar los residuos, donando, vendiendo y ahorrando en gastos de vertederos”, comentó el Líder de la iniciativa, contando parte de su experiencia.

“Hay un cambio en la visión de los residuos, siempre puede haber alguien a quien le sirva. Estar en el APL permitió ver realidades de todo tipo de empresas”, señaló, agregando que se creó una comunidad con intereses en común para tratar que la menor cantidad de residuos lleguen a botadero (vertedero o relleno sanitario). “Hay muchos casos de éxito de colaboración que están en marcha en nuestra región: panderetas más livianas por mezclar el cemento con fibras plásticas de botellas recicladas, reutilizar el agua lluvia, hacer impermeabilizantes a base de aislapol, reutilizar el aislapol de desecho, procesarlo y fabricar nuevos paneles SIP, etcétera. Las ideas abundan cuando se cuenta con información y un punto de encuentro para unir necesidades con oferta”, detalla.

Un llamado al sector

De acuerdo a los entrevistados, ser eficientes en el uso de los recursos y la protección del medioambiente es tarea de todos. “Debemos cambiar la mirada y entender que detrás de lo que hoy es, muchas veces “basura”, hay un posible material o insumo destinado a satisfacer alguna otra necesidad de las personas”, señala Sanz, agregando que se debe tomar conciencia, aprender, informarse, tomar una actitud proactiva y ser actores relevantes del cambio.

Así, la invitación es a seguir sumándose a las diversas iniciativas que impulsa, tanto la CChC como el sector, para aportar en el cuidado del medioambiente. “El desafío es poder contar, en todas las ciudades, con lugares de acopio de materia prima para tener volúmenes atractivos, fomentar el reciclador base, trabajar con la municipalidad, gobiernos regionales y particularmente con salud y medioambiente, para que se logren implementar estos espacios sin caer en la permisología, simplificando la metodología de clasificación y almacenamiento de materiales a reutilizar, evitando que dichos materiales que no pueden estar indefinidamente en una obra por problemas de espacio, lleguen a botadero”, cuenta Braun, agregando que la sostenibilidad es un desafío de cada empresa en base a su realidad, pero debe ser desarrollado en conjunto, puesto que los resultados mayormente dependen de múltiples acciones colectivas.

Por su parte, Torres hace un doble llamado: “la invitación para las empresas que forman parte de los APL es a terminar el proceso con las acciones y metas cumplidas y para las que no son parte de los Acuerdos, que hagan de la economía circular parte de la cultura organizacional y que incorporen estas buenas prácticas en materia de reciclaje y mejor uso del agua potable”, señala la líder del APL de Antofagasta, convocando también al sector público a trabajar conjunta y colaborativamente en generar los incentivos para que más empresas vean como una oportunidad real la reutilización de los RCD y también, a que con políticas públicas y gestión, se generen los espacios y lugares para hacer un correcto manejo y disposición final de los residuos, incentivando el surgimiento de nuevos emprendimientos en torno a su revalorización.

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