Unos científicos han inventado un modo de dotar de propiedades anticorrosivas a los metales. Lo destacable del nuevo método es que no se trata de una modificación de la superficie a partir de una sustancia química diferente, como ocurre con los procesos que se vienen usando habitualmente para evitar la corrosión. En vez de eso, la resistencia a la oxidación deviene del hecho de que la superficie tiene una textura especial, curvada a la escala del nanómetro.
Fuente: Noticias de la Ciencia
Este avance es obra de investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) en Argentina y de la Universidad de La Laguna en Tenerife, España.
Una vez concluidos los ensayos probatorios, se ha iniciado el proceso para que ambas universidades obtengan conjuntamente la patente de la invención, descrita oficialmente como “Inhibidor de corrosión altamente eficiente para la protección de metales”.
Esta invención posee un alto valor estratégico puesto que es una forma revolucionaria de evitar la corrosión y el consiguiente gasto económico que demanda la restauración de estructuras dañadas. El fenómeno de la corrosión consiste en el deterioro de las estructuras metálicas debido a la reacción del metal con su entorno. Un estudio de la NACE (National Association of Corrosion Engineers), de Estados Unidos, estima que el costo mundial de la corrosión equivale a un 3,4 por ciento del PIB mundial.
El objetivo de la invención es minimizar el fenómeno de la corrosión, un importante problema industrial ya que puede causar accidentes –como la ruptura de piezas– que representan un gran costo.
Esta solicitud de patente se enmarca en el sector de la nanotecnología y en el de la ciencia de los materiales. El trámite para lograr resguardar la propiedad intelectual se ha iniciado en la Oficina Española de Patentes y Marcas.
“En la actualidad, la corrosión es considerada un problema industrial de gran relevancia. Se trata de una reacción electroquímica de oxidación-reducción espontánea, en la que –al igual que en una pila– tienen lugar dos reacciones: en el ánodo se oxida, es decir, se corroe el material manufacturado, mientras que en el cátodo se reduce una especie que, en la mayoría de los casos, es el oxígeno molecular. Así, para que exista la corrosión son necesarias estas dos reacciones en el ánodo y en el cátodo. En la actualidad, la atención se centra en retardar la corrosión mediante la protección del ánodo a través de pinturas, aleaciones o recubrimientos, ignorando la posibilidad de inhibir la reacción de reducción del oxígeno molecular en el cátodo, con el fin de impedir el proceso de corrosión en el ánodo”, indican los científicos en la descripción de los antecedentes de la invención.
A partir de los respectivos aportes inventivos, en la distribución de titularidades se estableció que un 25% le corresponde a la UNRC y el resto a la Universidad de La Laguna. Los beneficios que se obtengan como consecuencia de la explotación comercial se repartirán en esas proporciones establecidas por contrato. De esta manera, se busca la protección, la valoración y la transferencia del resultado de este trabajo conjunto de investigación.
Por la Universidad de Río Cuarto, el inventor es el químico Gabriel Planes. Y, por la Universidad de La Laguna, los investigadores del Departamento de Química Gonzalo García, argentino de Córdoba nacionalizado italiano, y Elena María Pastor Tejera, de España. La extensión de propiedad de la patente a otros países será acordada por los integrantes del consorcio. El rector Roberto Rovere firmó un acuerdo de cotitularidad entre esta casa de estudios y su par de España para realizar el registro y la protección mediante patente de invención.
La clave de la nueva técnica para dotar a un metal de resistencia a la oxidación es que la superficie está extremadamente curvada, a la escala del nanómetro. Tiene una rugosidad muy alta. Esa curvatura superficial extrema modifica la forma en la que el material reacciona con el oxígeno.
Planes, que ahora es el subsecretario de Ciencia y Técnica de la UNRC, comentó: “Esto salió por investigaciones que hice durante el posdoctorado en la Universidad de La Laguna, en Tenerife, España. La investigación, en principio, tenía otro curso pero después empezamos a ver algunas características que tenían estos recubrimientos superficiales con los que estábamos trabajando y se aprovechó para trabajar el tema de la corrosión. No fuimos los primeros en reportar este tipo de de estructura superficial. Fue un grupo en Inglaterra. Pero, analizando ese tipo de estructuras superficiales, detectamos que reaccionan de manera muy diferente frente al oxígeno, en comparación con una superficie convencional. Se hicieron experimentos adicionales. Será una patente de aplicación, no de invención de un material, sino de aplicación de ese material para un fin específico”. (Fuente: Argentina Investiga / Universidad Nacional de Río Cuarto).