La escasez de agua afecta hoy a casi el 40% de la población mundial. Considerando este preocupante antecedente DRS Ingeniería y Gestión en colaboración con la empresa Aquist, realizaron un Webinar denominado “Recursos Hídricos Subterráneos y el uso de las Aguas Grises en Proyectos Habitacionales, en junio 2021.
En este evento se analizó la variabilidad del recurso hídrico que existe en Chile, transitando de un bien muy escaso en el norte a uno moderado en el sur, con variaciones que pasan del 0,01 m3/s a 3.480 m3/s en la zona más austral.
Del mismo modo, se revisó el uso de los recursos hidráulicos por sector productivo. Entre los hallazgos, se constata que el rubro agrícola es el que más demanda de agua genera en las regiones VI y VII, zona que mantiene una dotación de 200 m3/s aproximadamente.
Según estos datos, el mayor conflicto está en la distribución del agua, denominado como “Gestión de Agua”
Determinar el Riesgo de escasez hídrica se define como la intersección de “Amenaza” versus “Vulnerabilidad”, es decir, mientras más alta la amenaza que exista en la zona respecto a lo escasez de lluvias y mayor vulnerabilidad de la población, respecto a posibles medidas de mitigación o alternativas de suministro, es decir mantención de embalses o reservas, mayor será su riesgo.
Las causas son bastante conocidas: cambio climático, aumento de contaminación e incremento de la demanda humana. En las zonas geográficas más densamente pobladas, serán entonces, en las que el riesgo de escasez aumente más fuertemente. En ese sentido, se torna esencial “el uso eficiente del recurso”, considerando medidas como el tratamiento de cuencas paras captar mejor las aguas lluvia o la reutilización de las aguas grises en proyectos habitacionales.
Para conseguir implementar que las medidas descritas funcionen, se requiere un mejor marco regulatorio, así como sensibilizar a la población, incentivando la inversión privada en la realización de nuevos proyectos que incluyan sistemas de gestión de aguas en sus proyectos.
Es posible incluir medidas como las descritas en los proyectos de edificación habitacional, bajo dos condiciones: la primera es entendiendo que debemos tratar el agua antes de reutilizarla, y, la segunda es que el volumen de agua a tratar en la mayoría de los casos es superior al agua a usar; por ejemplo, en riego de áreas verdes del mismo edificio, por tanto no hay un incentivo económico para ejecutar este tipo de obras, teniendo en cuenta que debo tratar mucha agua para utilizar menos del 50% de ella.
Sería posible manejar o reducir el impacto de estas condiciones si, por ejemplo, existieran mayores incentivos del tipo tributario o un tercero pudiera comprar el agua residual tratada, para regar o mantener las áreas verdes de su entorno. De este modo, se generaría un incentivo a la incorporación de sistemas y la creación de áreas verdes con el menor impacto posible, método que a su vez no está regulado.
Lo anterior permitiría una mayor integración social, así como también aumentar la plusvalía de las zonas en las que se implementara un sistema similar, ya que el valor del suelo aumenta en casi un 10% adicional, a medida que está más cerca de áreas verdes.
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