Con una sequía que se ha prolongado por más de diez años, el país enfrenta una verdadera emergencia climática. La falta de agua afecta a las diversas actividades económicas, incluyendo a la construcción y es responsabilidad de todos gestionar de mejor forma su uso y consumo.

Alfredo Saavedra L.
Periodista BiT

Por más de una década, Chile ha sufrido una fuerte sequía, extendida principalmente en la zona central del país y que los expertos ya han denominado como “mega sequía”, debido a su amplitud geográfica (desde la región de Coquimbo hasta la región de Los Ríos), permanencia en el tiempo (desde 2010 aproximadamente) e intensidad en el déficit de precipitaciones. Respecto a este último punto, el déficit acumulado entre la región de Coquimbo y el Maule supera el 60% de acuerdo a la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) y a la Dirección General de Aguas (DGA). Entre Ñuble y Los Lagos, en tanto, el déficit es en torno al 40 y 50% y aumenta en algunos sectores de la región de Aysén.

Para los expertos hay diversos factores que explicarían esta disminución en las precipitaciones y que se relacionan con condiciones climáticas globales atmosféricas y oceánicas. Y es que el llamado “cambio climático”, debido al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, ha generado un aumento en las temperaturas del planeta. De acuerdo a información del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), el cambio climático, “es una variación que se está registrando en el clima del planeta, atribuido directa o indirectamente a la actividad humana y que altera la composición de la atmósfera. Se manifiesta en un aumento de las temperaturas medias y una alteración del clima a escala mundial, haciendo más comunes los eventos climáticos extremos. El aumento de combustibles fósiles y otros procesos industriales a partir del siglo XIX, ha generado un aumento en la concentración de dióxido y gases de efecto invernadero en la atmósfera, lo cual ha producido un aumento en la temperatura global del planeta y cambios en el clima mundial”. Y es que la atmósfera terrestre está compuesta por diferentes gases que tienen como función mantener una temperatura apropiada para la vida (efecto invernadero), pero debe haber equilibrio en la emisión de estos para conservar su adecuada proporción, lo que con las actividades humanas no se ha logrado, provocando el denominado calentamiento global, principal causa del cambio climático.

De acuerdo a datos del informe “Fundamenta 45: el sector de la construcción ante el desafío global”, publicado por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) en 2019, a nivel internacional, el sector de la construcción genera cerca de un 30% del total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). “En Chile, debido a la ausencia de un reporte de datos, no existen cifras que entreguen información certera sobre el nivel de contaminación del rubro. No obstante, a partir del Tercer Informe Bienal de actualización sobre Cambio Climático (2018), es posible obtener una estimación de las emisiones. Considerando el ciclo de vida completo de los proyectos de construcción, se proyecta que el sector podría potencialmente participar en cerca de un 23% del total de emisiones de GEI del país”, se explica en el documento.

Situación nacional

Como se mencionó anteriormente, la situación en Chile es alarmante, ya que el país se enfrenta a la peor sequía en más de medio siglo. Según mencionó el Presidente de la República, Gabriel Boric, en su última cuenta pública el pasado 1 de junio, son 263 las comunas (entre Atacama y Aysén) en estado de emergencia agrícola por déficit hídrico.

El problema se vuelve aún mayor si consideramos que todas las actividades económicas y productivas requieren del valioso recurso para funcionar. De acuerdo a datos del Primer informe de la Mesa Nacional del Agua (2020), el sector agrícola es el mayor usuario de agua consuntiva en Chile con un 72%, seguido por el agua potable, consumo industrial y uso minero, con el 12%, 7% y 4%, respectivamente, mientras que el 5% restante está asociado al sector pecuario y al uso consuntivo en generación eléctrica (el uso consuntivo se refiere a aquel en el que el agua, una vez usada, no se devuelve al medio donde se ha captado, ni de la misma manera que se ha extraído).

En cuanto al sector construcción y según se comentó el pasado mes de abril en el Webinar: “Reutilización de aguas grises en construcción”, organizado por Recylink hay una falta de datos sobre el impacto de la industria en el consumo de este recurso vital a lo largo de toda la cadena de valor. “Es necesario que los actores involucrados tomen acciones concretas en pos de mejorar la eficiencia frente al consumo de dicho elemento. No solo es importante saber cuánta agua consumimos, sino que también en qué la utilizamos”, comentaba en la oportunidad, Claudia Rojo, constructora civil y directora de la Escuela de Ingeniería en Construcción de la Universidad Mayor, agregando que en el caso del sector, el agua se consume en distintas actividades como por ejemplo: el movimiento de tierra (que incluye la compactación del terreno), limpieza de vehículos, equipos, herramientas, elementos y accesorios (en este grupo se encuentra también el lavado de la bomba de hormigón y sus accesorios), el control de la polución y el uso por parte de los trabajadores o personas. “Es altamente probable que este último ítem haya tenido un aumento en el consumo dada las condiciones sanitarias que han imperado los últimos años debido a la pandemia”, comentó. Adicionalmente, Rojo incluía dentro de las actividades a los materiales y procesos (materiales a los cuales hay que adicionar agua en obra y procesos como por ejemplo, el curado del hormigón), las diferentes pruebas de artefactos, instalaciones domiciliarias, de agua potable y alcantarillado, estanquidad del agua, entre otras.

Iniciativas en la industria

El Informe Fundamenta 45 hace hincapié en la actual sequía y postula el desarrollo de diversos tipos de proyectos “con el objetivo de mejorar la oferta hídrica acorde con las características que posean las zonas del país acorde con su grado de vulnerabilidad a la amenaza”. Dentro de los proyectos mencionados se encuentran: embalses superficiales, infiltración artificial de acuíferos, desalación de agua de mar, aumento en la eficiencia del recurso y otras fuentes de agua no convencionales como: transvase de aguas y bombardeo de nubes.

A nivel gremial, en tanto, existe la misma inquietud en optimizar la gestión y uso del elemento y es así como desde la CChC sede Valparaíso se creó un grupo de trabajo especial de Gestión del Agua. “Inicialmente nace como una iniciativa del Comité Inmobiliario donde se plantea para realizar gestión gremial que genere valor y una contribución desde el gremio a los esfuerzos por enfrentar el problema, contando con participación de socios de distintas especialidades y comités de nuestra Cámara regional”, cuenta Andrea Ceruti, presidenta del Grupo de Trabajo. La arquitecta agrega que la iniciativa fue pensada como transversal e interregional y por eso se sumaron con la Cámara regional de Rancagua y la Gerencia de Vivienda, para gestionar en conjunto un proyecto de alto impacto. “Elaboramos un proyecto que busca identificar cuál es la situación actual del uso del recurso en el sector y proponer y promover medidas concretas para ser adoptadas por empresas en sus proyectos y, desde nuestro sector, responder con responsabilidad social a la emergencia”, cuenta Ceruti.

En el marco del trabajo se propusieron desarrollar un proyecto que, en una primera etapa diagnóstica, permita generar estado del arte sobre el uso del agua en el ciclo de vida de proyectos de construcción (datos, tecnologías, materiales, etcétera), identificar partidas críticas, generar propuestas para cada etapa del ciclo, promover la gestión eficiente en el ámbito público y privado y desarrollar pilotos para promover la adopción de buenas prácticas tendientes al uso eficiente del agua en proyectos. En una segunda etapa, a través de procesos y metodologías innovadoras, se planificarán y generarán acciones e instancias para que empresas del sector adopten medidas concretas tendientes a lograr ese uso eficiente del agua en proyectos. “Nuestro objetivo es ambicioso. Es una visión: queremos lograr que nuestra industria gestione de modo eficiente el uso del agua en el ciclo de vida de los proyectos de construcción.Y hacer, de esta manera, como gremio, una contribución concreta para superar la crisis hídrica”, detalla Ceruti, agregando que el proyecto ya fue seleccionado por la CChC en un concurso abierto y se adjudicó un financiamiento, por lo que ya está en marcha. “Debemos adoptar y promover conductas responsables y el uso eficiente del agua en todo el proceso constructivo y el ciclo de vida de los proyectos de edificación, ya sea inmobiliario, de infraestructura o de espacio urbano”, señala la arquitecta.

En la misma línea, Rubén Zenteno, gerente de Estudios y BIM de DRS Ingeniería y gestión, explicó a CDT.cl, la Plataforma de gestión del conocimiento del sector construcción, que el déficit hídrico es algo innegable y va a seguir con nosotros por mucho tiempo. “La única forma de minimizar este déficit es que gestionemos mejor nuestra agua y esto es: el tratamiento de las cuencas, encausar mejor las aguas lluvias, mejorar los procesos de captación y también tiene que ver con la capacidad que tenemos de aprovechar el agua que no ocupamos, el agua que dejamos correr, aprovechar y tener sistemas de calderas mucho más eficientes, donde la temperatura del agua llega más rápido al momento de encender una ducha, así como incorporar la captación de aguas grises para riego”, indicó.

Algunas de estas ideas de mejoras ya se observan en el sector, como es el caso de la iniciativa de reutilización de aguas grises provenientes de las duchas y lavamanos de los trabajadores para darles nueva utilidad en los procesos de faena y ejecución, en un proyecto de Inmobiliaria Sienna, en la comuna de La Florida, cerca de Metro Quillayes. La iniciativa surgió a raíz de un proyecto de innovación presentado por el departamento de Seguridad, Salud Ocupacional y Medio Ambiente de la empresa el año 2021, que espera valorizar, en un comienzo, 5 m³ de agua para ampliarse, luego, a 10 m³ diarios.

En el sector construcción el agua se consume en distintas actividades como por ejemplo: el movimiento de tierra, limpieza de vehículos, equipos, herramientas, elementos y accesorios, el control de la polución y el uso por parte de los trabajadores o personas, entre otros.

El principal valor de esta planta de tratamiento es que su instalación y habilitación demora en total una semana y necesita un mínimo consumo energético para funcionar (3 kW mensuales), lo que llevado a un valor monetario corresponde a $2.400 al mes. Según explicó Daniel Flores, jefe de Seguridad, Salud Ocupacional y Medioambiente de Grupo Siena, en el Webinar sobre Reutilización de aguas grises en la construcción de Recylink, esta planta es un sistema “Pack and play”. “Se busca aprovechar el proyecto principalmente en el proceso de hormigonado, que exige un alto porcentaje de agua. Durante los próximos 18 meses, la tarea es medir y trazar los rendimientos del prototipo, para comprobar en terreno la reducción de los consumos y validar su utilización en el resto de las obras que ejecuta la empresa”, señaló.

Adicionalmente a este proyecto, Flores, también comentó sobre otras iniciativas que desarrollan en los proyectos de Sienna, enfocadas tanto en el cuidado preventivo como en el cuidado del uso posterior. “En el cuidado preventivo, llevamos la tecnología del riego automático a la matriz de agua del edificio”, comentó, agregando que es algo sencillo y cuya implementación no es costosa (2 UF). “Pusimos una válvula de corte (una válvula solenoide con un programador para cuidado de agua en IF) y establecimos un horario para tener agua de las 6 de la mañana a las 8 de la tarde, de esta manera se abastecía el edificio con agua solo en ese horario. Esto permitía que no quedara el agua corriendo y no se mal gastara el recurso”, indicó.

En el Webinar, Flores también contó sobre la experiencia que tuvieron en un proyecto de edificación en extensión con el uso de un supresor de polvo (marca bioway), que se aplica cada seis meses y permitiría un ahorro (proyectado) de unas  450 UF. “Quizás no es muy conocido, pero tenemos un ahorro de 240 m³ de agua mes que es lo que estamos proyectando en ahorro, lo que a su vez, es un ahorro monetario proyectado de 450 UF (proyecto 21 meses). Esto porque se deja de usar camión aljibe, mantenimiento del mismo y el agua que utiliza el camión”, señaló.

Asimismo, la constructora Gespania también compartió en la actividad online algunas de las medidas que han tomado y han ido replicando en sus proyectos. Una de ellas tiene que ver con el lavado de la bomba de hormigón. “Este lavado requiere alrededor de 1.200 litros de agua disponibles en un recipiente, por lo que el desafío era poder reutilizar esa agua”, contó en el Webinar, Alejandro Aguilera, prevencionista de riesgo, encargado de medioambiente de la constructora. Para esto, tomaron el agua que obtenían después del lavado y la trataron. “Hicimos pruebas de decantación y nos dimos cuenta que tras 24 horas efectivamente se decantaba. Hicimos una pequeña planta de tratamiento, con un par de bins de 1.000 litros y empezamos a generar esa decantación, obteniendo agua limpia que podía volver a ser reutilizada en el lavado”, explicó Aguilera, agregando que al día ahorraban 1.200 litros aproximadamente y al mes tenían alrededor de 20.000 litros que reutilizaban, logrando hacer un ciclo cerrado. “Esta experiencia la fuimos replicando y mejorando en otros proyectos. Ocupa poco espacio, por lo que es una solución modular y la podamos reutilizar y mover”, detalló el prevencionista.

Otra iniciativa fue la humectación en movimientos de tierra con aguas de duchas. “Para esto tomamos esta agua, pusimos una bomba, le hicimos un pequeño filtro mecánico con una malla mosquetera y pusimos unos regadores. Entonces programábamos el riego cada cierto tiempo, sobre todo en los lugares donde sabíamos que iba a haber un tránsito de camión y teníamos movimiento de tierra”, explicó Aguilera, agregando que también había ahorro de HH del trabajador que debía estar todo el día regando. “Con un acto sencillo, de bajo costo, estamos ahorrando unos 20.000 litros al mes, al reutilizar alrededor de 1.000 litros diarios”, contó el prevencionista. Finalmente, también mencionó el uso del riego por goteo como una iniciativa de ahorro. “Esta experiencia es muy simple pero es importante destacarla. Consiste en la eliminación de los pastos en los jardines y empezar a hacer riegos tecnificados: riego por goteo o con microaspersores que generen una eficiencia y también de jardines con plantas mucho más resistentes”, detalló.

Los anteriores son solo algunos ejemplos de una mejor gestión del recurso, pero que replicables a nivel sector y sumado a nuevas iniciativas y esfuerzos en conjunto pueden ayudar a marcar una diferencia. El uso del agua en los procesos constructivos se encuentra de manera transversal y desde el sector se puede aportar para disminuir y/o hacer más eficiente el consumo. Y es que los riesgos de la desertificación y la sequía se mantendrán en el tiempo, sin embargo, con prácticas sostenibles, coordinadas y en conjunto, es posible aportar con un grano de arena, o mejor dicho, con una gota de agua.

Conclusiones:

  • Hace más de una década, Chile ha sufrido una fuerte mega sequía, de gran amplitud geográfica (desde la región de Coquimbo hasta la región de Los Ríos), permanencia en el tiempo (desde 2010 aproximadamente) e intensidad en el déficit de precipitaciones.
  • De acuerdo a datos del Primer informe de la Mesa Nacional del Agua (2020), el sector agrícola utiliza un 72% de agua consuntiva, seguido por el agua potable, consumo industrial y uso minero, con el 12%, 7% y 4%, respectivamente, mientras que el 5% restante está asociado al sector pecuario y al uso consuntivo en generación eléctrica. El sector construcción no cuenta con datos específicos sobre su consumo.
  • Diversas iniciativas se han desarrollado en el sector para aportar en un mejor uso y gestión del recurso hídrico. Reutilización de aguas grises, mejoras en técnicas de riegos y uso de supresores de polvo, son algunas de ellas.

Recuadro 1:
Reforma al Código de Aguas

El pasado mes de marzo, el presidente Boric, firmó el nuevo Código de Aguas, normativa que regula el uso de los recursos hídricos del país y cuya reforma priorizará el acceso para el consumo humano y permitiría avanzar “hacia una transición hídrica justa y un uso sustentable”. La Ley 21.435 fue publicada en el diario oficial el 6 de abril y reforma el Código de Aguas, “reconociendo el acceso al agua y saneamiento como un derecho humano esencial e irrenunciable, que debe ser amparado por el estado; y que se trata de un bien nacional de uso público, cuyo dominio y uso pertenecen a todos los habitantes de la nación. Consagra que siempre prevalecerá el uso para el consumo humano, el uso doméstico de subsistencia y el saneamiento, tanto en el otorgamiento como en la limitación al ejercicio de los derechos de aprovechamiento de aguas”.
Revisa la ley en: https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=11744433   

Recuadro 2:
Ley sobre aguas grises

La Ley 21.075, promulgada en 2018, tiene por objeto regular la recolección y disposición de las aguas servidas domésticas, en las áreas urbanas y rurales, con el propósito de ahorrar y reutilizar el vital elemento. En este sentido, establece la recolección  y tratamiento de aguas grises, en las áreas urbanas y rurales, para fines de interés público en el riego de áreas verdes, parques o centros deportivos públicos. Para efectos de esta ley, y según se explica en su texto, el artículo 2°, entrega una serie de definiciones, donde detallan que las Aguas grises son “las aguas servidas domésticas residuales provenientes de las tinas de baño, duchas, lavaderos, lavatorios y otros, excluyendo las aguas negras”. Las aguas grises tratadas, son definidas como “aquellas que se han sometido a los procesos de tratamiento requeridos para el uso previsto”.

En el Artículo 8 de la Ley se indica que el reglamento establecerá el destino que podrá darse a las aguas grises tratadas, los que podrán ser: Urbanos (incluyen el riego de jardines o descarga de aparatos sanitarios), Recreativos (incluye el riego de áreas verdes públicas, campos deportivos u otros con libre acceso al público), Ornamentales (incluyen las áreas verdes y jardines ornamentales sin acceso al público), Industriales (incluye el uso en todo tipo de procesos industriales no destinados a productos alimenticios y fines de refrigeración no evaporativos) y Ambientales (incluye el riego de especies reforestadas, la mantención de humedales y todo otro uso que contribuya a la conservación y sustentabilidad ambiental).

El Reglamento específico que fija los requisitos técnicos para el reúso de aguas grises, se encuentra pendiente de aprobación.

Recuadro 3:
Documento técnico sobre aguas grises

La Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), desarrolló un documento técnico sobre este tema orientado a entregar conceptos generales de la recolección, tratamiento, usos de las aguas grises y mantención de equipos. Las aguas grises son aguas domésticas residuales provenientes de: tinas de baño, duchas, lavaderos, lavatorios, lavaplatos, lavadoras y otros, que pueden ser recicladas para un nuevo uso. Se excluyen las aguas negras que son aguas residuales que contienen excretas.

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