Fuente: Ekos Negocios

El Bio-Block se produce mediante un proceso llamado biocementación fotosintética, donde las microalgas marinas absorben dióxido de carbono y generan carbonato cálcico, un compuesto similar al que se encuentra en los arrecifes de coral. Este proceso da como resultado un ladrillo con características estructurales comparables al hormigón pero con un impacto ambiental significativamente menor.

Una de las grandes ventajas de este ladrillo es su capacidad para disminuir hasta en un 8% las emisiones globales de CO2 si se adopta a gran escala. Además, es un material más ligero, lo que facilita su transporte y manejo en obra, y mejora la calidad del aire en los espacios interiores debido a su mayor transpirabilidad.

Este proyecto innovador es obra de un equipo de arquitectos de la firma estadounidense Skidmore, Owings & Merrill (SOM), quienes presentaron el Bio-Block en la Bienal de Arquitectura de Chicago como un avance prometedor hacia construcciones más sostenibles y responsables con el medio ambiente.

Aunque todavía está en etapas iniciales y su uso se limita por ahora a exposiciones y demostraciones, sus creadores confían en que pronto podrá incorporarse en obras reales, marcando un importante paso hacia la reducción del impacto ambiental del sector construcción.

El proceso de fabricación comienza con el cultivo de microalgas en un medio líquido, que producen carbonato cálcico mediante fotosíntesis. Este material luego se combina con áridos para moldear los ladrillos, que ofrecen una resistencia y durabilidad similares o superiores al hormigón tradicional.

En resumen, el Bio-Block representa un avance tecnológico que abre el camino hacia una construcción circular y baja en carbono, promoviendo un futuro más sostenible para la industria y el planeta, gracias al poder renovable de las algas marinas.